〈 La Habitación Blanca 〉

29.- Un pajarito me lo contó (y parece que me lo contó mal).

Por TaeMin yo soy capaz de todo. Absolutamente todo. Mataría por TaeMin si fuese necesario y creo que eso ya ha quedado más o menos claro a estas alturas, porque ya maté por él. Lo amo tanto, tanto, que incluso soy capaz de aceptar que esté viendo a ese energúmeno de Choi MinHo. No sé si TaeMin en verdad lo quiera. Tiendo a pensar que todo esto es por un capricho de infancia tanto de Tae como de Choi, y por lo mismo me veo en la necesidad de madre leona de mantenerles un ojo encima, sólo por si acaso.

Reconozco que TaeMin es capaz de defenderse solo a estas alturas, pero al menos quiero estar ahí para reconfortarlo en caso de que el imbécil le haga daño. Le prometí a JongHyun que no voy a sabotear esa pseudo-relación que tienen, y que apoyaría a TaeMin sin importar qué. Y claro que cumpliré mi palabra. No me cuesta prometer y cumplir cosas por él, y es precisamente por lo mismo que ahora estoy acá, fuera de su casa, esperando a que alguien venga a abrirme la puerta.

Sé que los amigos ingleses de TaeMin llegaron hace un par de días, pero la presencia de ellos no me molesta en lo absoluto. O bueno, quizá no tanto. Me deja tranquilo saber que TaeMin me prefiere a mí, por supuesto. Pero no puedo mantenerme peleado con él si ellos están aquí. Luego podrían meterle ideas erróneas en la cabeza a TaeMin y yo no voy a dejar que alejen a mi mejor amigo de mí.

Lo bueno es que los conozco de antemano y no me parecen precisamente desagradables. Al menos Castiel y Haydn saben cómo divertirse. El otro muchacho no. Ese chico es un aburrido de mierda y no lo soporto. No sé si tendrá algún problema psicológico o qué, pero me resulta enervante cómo siempre está en un rincón, solo, mirando lo que el resto hace sin decir ni hacer nada. Habla cuando le hablan y el resto del tiempo pasa en el jardín interactuando con pájaros, porque al parecer las aves son los únicos seres vivos que lo soportan.

Toco el timbre por segunda vez y...

Puta madre, es el hombre-paloma.

Me observa serio con esos ojos claros que parecen esconderse entre sus pestañas largas y los mechones de cabello que se le vienen sobre la frente. Está más pálido que un muerto, y tiene los labios levemente resecos. Hay muchachas que lo encuentran atractivo. Sinceramente, a mí me parece insípido. Es como una hoja de papel en blanco sobre la cual nadie se ha tomado la molestia de dibujar.

O bueno, casi. TaeMin le ha hecho un par de tatuajes, pero no en la cara, así que no cuenta.

—Hey there —le digo, enarcando una ceja y mirándolo de pies a cabeza. Debe medir como un metro noventa. Resultaría intimidante si no fuera por la ausencia momentánea de emoción en su rostro.

—Morning —me dice tranquilamente—. I knew you were coming.

—TaeMin told you, didn't he?

—Not really. —Una pequeña sonrisita se le escapa de los labios al mismo tiempo en que tres aves salen volando casi disparadas de un árbol cercano—. A little bird told me so.