26.- Como en Gossip Girl, pero con el chisme equivocado

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TaeMin lleva casi una semana empastillado

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TaeMin lleva casi una semana empastillado. Nos contó que el miércoles pasado comenzó a ir al psiquiatra y que eso lo tenía un poco 'fuera de onda'. No fue ese día a la universidad; tampoco el jueves ni el viernes, pero sí fue a ver a los niños y se apareció en la casa de KiBum el viernes en la noche. Habíamos quedado de juntarnos allí con JongHyun y Kai, y TaeMin rara vez rechaza ese tipo de reuniones.

Me atrevería a decir que todo iba más o menos bien. Estaba algo más callado que de costumbre, pero nada que pareciera preocupante. Seguía sarcástico, seguía desviando la mirada como de costumbre. Incluso tocó un poco de guitarra y hasta cantó, aunque desafinando —según él—, porque hace mucho que no cantaba. JongHyun lo acompañó en aquel pequeño espectáculo mientras bebíamos y les seguíamos el coro. Todo marchó bien hasta ahí. TaeMin decía que estaba bien y por poco le creímos.

Supongo que en su caso, la verdad sale a flote sólo bajo la influencia de ciertas sustancias.

Ignorando los regaños constantes de todos, TaeMin bebió a pesar de estar medicado. Le bastó una sola botella de soju para explayarse y decir de frente que en realidad no estaba tan bien, que en realidad estaba manoseando insistentemente la idea de matarse. Creo que nos tomó un poco por sorpresa a todos; KiBum, JongHyun, Kai y yo. KiBum quiso saber las razones, porque es metiche como él solo, pero TaeMin le dijo que él sabía perfectamente bien por qué.

KiBum se quedó callado.

Tras ello TaeMin bebió la mitad de otra botella y la mezcla con los fármacos le pegó. Se emborrachó. Vomitó.

Y fue ahí que dejó caer la bomba y nos dijo a los cuatro que había sido abusado.

Creo que un quiebre amoroso no duele ni un cuarto de lo que esto duele. No fui yo la víctima, pero sentí que el alma se me desgarró de tristeza, rabia y angustia. La impotencia me hizo temblar las manos como si estas quisieran soltarse de mi cuerpo en busca de un revólver, los ojos se me llenaron de lágrimas en segundos. Habría quemado el cielo, la tierra y el infierno por el asco y la rabia que tuve cuando TaeMin nos dio detalles que, al menos yo, jamás habría querido escuchar. No logré hacer más que abrazarlo y llorar con él. Él gimoteaba y yo le acariciaba y besaba el cabello. No sabía qué más hacer, no sabía qué decir. ¿Qué se le dice a alguien que pasó por esto? ¿No es tu culpa? ¿Estarás bien? ¿Ya te sentirás mejor? ¿La justicia hará lo suyo? Todas esas frases suenan tan, tan vacuas, ineficaces y engañosas que, por respeto a TaeMin, elegí sencillamente callarme.

No fui la única que optó por esa estrategia; KiBum y Kai se mantuvieron cabizbajos y llorando en silencio, a una corta distancia de TaeMin aunque sin invadir su espacio personal. JongHyun fue el único que se atrevió a decir algo una vez que los gimoteos de TaeMin fueron poco a poco desvaneciéndose en el aire.

—Estamos aquí —susurró—. Te creemos. No fue tu culpa.

TaeMin lo abrazó luego a él y se dio unos minutos hasta que encontró la templanza para sentarse por sí solo y ocultar la cabeza entre las manos. Se disculpó por el mal rato, pero rápidamente todos le dijimos que no se preocupara por ello, que agradecíamos la confianza que había tenido para decirnos algo así. Asumo que KiBum sabía, pero siguió también el juego. TaeMin, por su lado, nos dio las gracias por haberle escuchado. Nos dio las gracias por creerle.

〈 La Habitación Blanca 〉Where stories live. Discover now