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POV Cameron

Dormí horrible. La casa me trajo muchos recuerdos. Como las veces que lloraba hasta dormirme en esa misma cama, o las veces que dormí ahí con Liz, que no fueron pocas.

No había querido quedarme en mi piso, el que había comprado Giovanni. Porque ahí había pasado demasiado con Liz y dormir ahí de nuevo sólo me recordaría a ella, y era algo que no necesitaba.

Echaba tanto de menos a mi exnovia... Hubiera sido mi prometida si nada hubiera pasado. Pero yo estaba en el ejército y apenas pasaba tiempo en casa.

No hablé demasiado en todo el día, pero me sentía mal por Skyler. No la había tratado del todo bien y pude haberla lastimado con mis palabras.

Estaba segura de que ella sentía algo por mí, y aunque yo también sintiera atracción hacia ella, no estaba del todo bien besarla. ¿Qué pasaría cuando nuestros sentimientos crecieran? Mi trabajo es cuidarla, no ser su novia.

—¿Quieres más pasta?— me preguntó Jenn.

—No, estoy bien.

—Bueno, si quieres más, me avisas.

Mi plato ya estaba vacío, porque tenía hambre y la comida estaba muy buena.

Después de la cena, cuando David se fue, Jenn me agarró de un brazo y me arrastró hacia el salón de la casa mientras Skyler iba al sótano.

—¿Qué es lo que te pasa? ¿Y qué es lo que tienes con Skyler?

—No sé a qué te refieres.

—Pues a que estás muy nerviosa por algo y casi no estás durmiendo. Tu cara lo dice todo.

—Tú sabes todo lo que he pasado aquí.

—Lo sé y lo entiendo. Pero necesitas relajarte y descansar. Y sobre Skyler, no estás realmente con ella— afirmó, no era una pregunta, era una afirmación.

—Es mi novia, Jenn. Sí que estoy con ella.

—No mientas.

—No es mentira, Jennifer. Estoy con ella, es mi novia desde hace unos meses.

—Hace casi cuatro meses saliste de prisión. ¿Estás con ella o no?

—Siento algo por ella y aparentemente ella también siente algo por mí.

—Me alegro de que estés de feliz, pero siento algo raro en todo esto. Y ahora, a dormir. No descansaste casi nada.

Me despedí de mi amiga y bajé al sótano.

Revisé mi teléfono, tenía un correo electrónico de Leonardo Vittori.

—Tu padre nos da permiso de quedarnos unos días más.

—Bien.

La chica se sentó en la cama y comenzó a escribir en un cuaderno negro.

—¿Qué escribes?

—Mi día— me dijo.

Ahora parecía ella la que estaba enfadada conmigo. Se había vuelto distante de un momento para otro, y yo no la culpaba porque yo había sido idiota también.

the girl in black; sapphic [COMPLETA]Where stories live. Discover now