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Por el camino, mi hermano no dejaba de mirar el coche asombrado. No lo culpaba, yo había reaccionado de la misma manera cuando me llevaron a la mansión de los Vittori por primera vez. Y probablemente sus pensamientos eran iguales que los míos al ver tantas cosas caras juntas.

—¿Cuántos caballos tiene esto? —preguntó toqueteando el cuero del automóvil.

—300 CV. —Respondió Giovanni.

—Yo he estado en el coche de Austin Clayton, pero esto es superior...

—¿Qué hacías en el coche de ese tío?

Austin Clayton era un chico rico del instituto, su padre estaba forrado hasta arriba de dinero. Pero Austin era conocido por ser un completo patán con todo el mundo, sobre todo con las chicas.

—Las chicas guapas se suben a su auto.

—Me da igual que las chicas guapas se suban a su coche, Andrea.

—Tú lo hubieras hecho.

—Luego vamos a hablar seriamente.

—¿Volviste a hacer de madre? —y aquí vamos de nuevo.

A Andrea le encantaba ser un idiota, un arrogante, un hipócrita y un mujeriego. Un completo patán, pero eso iba a terminar ahí, no iba permitir que se convirtiera en la versión pequeña de mi padre.

Al llegar a la pizzería, pedí nuestra orden favorita y saqué a mi hermano a la calle para hablar con él.

—Me vas a explicar varias cosas. —Dije sin rodeos.

—Primero quiero saber de dónde sacaste a ese pibón.

Le solté una cachetada y se acarició la mejilla mirándome mal.

—A ella la respetas, ¿me oyes?

—¿Cuál es tu problema, Cameron?

—¿Cuál es el tuyo?

—Lo siento, ¿vale? Relájate. La cárcel te sentó mal. —Tocó mi frente y señaló mi cicatriz.

—No me la hice en la cárcel y no voy a hablar de ello contigo.

—¿Cómo te la hiciste? ¿Por qué tienes el ojo blanco? —de su bolsillo sacó un mechero y una cajetilla de cigarros y me ofreció uno.

—¿Desde cuándo fumas? —le arrebaté la caja y la tiré a una papelera.

—Un tiempo.

—No vas a fumar más. Ahora explícame a qué te refieres con eso de que papá es un ladrón.

—Roba en el metro. Ya no tiene trabajo.

Los rumores que había escuchado eran ciertos, y la verdad tampoco me sorprendía, no es como si mi padre no hubiera robado antes. Según Giovanni y Carlo, mi padre le robó a mi abuelo una cantidad considerable de dinero y se fue a Estados Unidos para huir de él.

—¿Hace cuánto no coméis?

—¿Qué pretendes con eso? ¿Restregarme que tienes dinero? Sé que estás metida en algo extraño. ¿De dónde sacas tanto dinero? Porque te aseguro que esto, —levantó la manga de mi americana— no es para nada barato.

—No estoy metida en cosas raras. Se llama trabajar, Andrea.

—¿Trabajar en qué? Mamá habla mal de ese tipo con el que andas. Ese anillo que llevas, el anillo que lleva la chica guapa.

—¿Qué dice mamá de ese hombre?

—Que es un estafador, un mafioso y un asesino.

—Mamá no sabe lo que dice.

the girl in black; sapphic [COMPLETA]Where stories live. Discover now