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—Claro que sí, eres un gran líder. —Me besó Melanie.

—Te amo tanto, como no tienes idea...—Le susurré al oído.

Sonrió al verme y caminamos de nuevo a casa.

Al llegar a casa todos nos instalamos.

—Gracias a todos por estar aquí, ahora vamos a disfrutar, aunque sea una noche, mañana buscaremos a la mujer que nos ha dañado a todos.

—Si hablas de Lilyan, yo debo ser quien la mate. —Bufaba el hermano Black.

—¿A qué te refieres? —Le pregunté a Sergio.

— ¡Ya esperé suficiente! —respondió iracundo— ¡14 años en una prisión pudriéndome en una celda por su culpa!

Me llevé las manos a la barbilla.

Alguien en la sala encendió la televisión:

Narrador: 14 de mayo del 2014. Aviso de ultima hora, en las últimas horas se han encontrado múltiples cadáveres en la república mexicana, los rastros empiezan en Raven's Hill y acaban en la Ciudad de México. Los testigos afirman haber visto a una mujer con alas y que mordía a sus víctimas. Se exhorta a la población de tener cuidado y no cruzarse en su camino.

—¡Maldita sea! —gruñí mientras apagaba la televisión—, esperemos a mañana, tengo un plan.

Les mencioné a todos.

—Está bien, ahora vamos a descansar. —Sonrió Jessica mientras tomaba mi brazo dulcemente.

—Vayan entonces, dulces sueños, Brian...—Melanie besó mis labios dulcemente.

Correspondí con una sonrisa mientras cerraba la puerta de la habitación.

—Ven, acuéstate conmigo...—Me invitó Jessica.

—¿Qué sucede? —Pregunté con una sonrisa.

—Me doy cuenta de que al estar contigo, soy alguien distinta, siento como a pesar de esta maldita guerra, mi corazón está contigo, y siempre lo estará, a pesar de que ames a Melanie...—suspiró con mucha seguridad—y quiero pasar contigo toda mi vida.

Nos fundimos en un tierno abrazo, sin embargo, del otro lado, escuchamos unos jadeos de placer.

—Bueno, al menos alguien se la está pasando bien...—Me reí.

—Silencio, es...—Aquel susurro de Jessica me hizo sospechar.

Apreté el puño.

—Antes de que hagamos algo, cualquier cosa, debemos usar nuestros poderes, para no ser detectados...

Nos transformamos en lobos y caminamos en silencio, intentando no despertar a nadie.

La puerta estaba entreabierta, Sergio empotraba a Melanie, ambos se fundían en el éxtasis mientras Jessica tenía una expresión de odio en su rostro.

Volvimos al cuarto. Unas lágrimas brotaban de mis ojos.

—Perdóname...—Me pidió la chica de ojos azules.

—No te preocupes, ¿tienes sueño? —Le pregunté con una sonrisa decaída.

Saltamos de la casa, y corrimos a la cueva donde hicimos el amor Melanie y yo aquel día.

—Entra, Jessi, te alcanzo en un momento.

Comencé a lamentarme con fuerza, pero no aullé, no quería despertar a nadie. Elaboré una pequeña fogata y me quedé observándola con tristeza.

Una gran historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora