XVI.

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Léela frente a todos, dame un lindo final, por favor, mi lobito...—Me pidió con una sonrisa el espíritu de Jessica.

—Yo, tengo tantas cosas que decirte...—Intentamos tomarnos de la mano, pero solo tomaba al aire.

—Se fuerte por mí, por todos. —Me pidió con su dulce sonrisa.

Volví con toda la manada y preparamos varias piras funerarias, incluyendo una para Jessica, la más hermosa que pudimos crear, decorada con flores.

Reuní a todas las manadas y me preparé para hablar.

—Saludos a todos, el día de hoy tuvimos una gran victoria, pero ¿a qué costo?, familia, amigos, un hermoso romance que terminó en la guerra, hoy quiero compartirles una carta que me dejó el amor de mi vida, quien murió al igual que muchos el día de hoy por la libertad...—No podía contener las lágrimas mientras pronunciaba mi discurso.

Abrí la carta y comencé a leer.

"Al enviar escuchar esta carta, significa que morí por la libertad y al mismo tiempo quiero decirles algo.

Sé bien que es el dolor de perder a un amigo, a un miembro de la manada. Mi madre fue asesinada por un cazador, y a pesar de que ella me había entrenado para cuando el momento llegase, no estaba preparada, mi lobito siempre trató de cuidarme, pero hay algo que el me enseñó, a disfrutar de las cosas que tenemos, porque no sabemos cuando se han de ir.

La vida es efímera, pero es de nosotros mirar el lado positivo de todo. Gracias a todos por haberse unido en esta lucha por la libertad, pero no significa que deban sentirse tristes, celebren juntos y vivan la vida como se debe."

— ¡Gracias a todos por estar aquí, esto significa mucho para la memoria de todos, ahora vamos a continuar con nuestros ritos y hagamos que ellos se sientan orgullosos! —Exclamé con lágrimas de alegría.

Tomé una antorcha y comencé a incendiar las piras, dejando al final la de Jessica.

Estaba sufriendo tanto mientras veía todos los cadáveres.

— ¡Quienes están aquí en las piras, se han embarcado en el viaje final, todos nuestros ancestros los esperan para poder hacer lo que más han deseado, por ahora, ellos están en nuestros corazones, un día...estaremos juntos otra vez! —Me pronuncié frente a todos sin parar de llorar.

Finalmente, encendí la pira de Jessica y comenzamos a preparar el gran festín.

Ebrio por la cerveza más deliciosa de Inglaterra, me levanté de mi asiento y corrí hacia el fuego como una polilla a una luz brillante.

—¡Volveremos a estar juntos! —Lloré de alegría solo de pensarlo mientras me consumían las llamas.

Sin embargo, la manada no me lo iba a poner fácil.

Lilyan tomó mi mano y me lanzó contra un lago cercano, apagando mis llamas.

—¿En qué demonios pensabas? —me preguntó severamente—Debía haberme quedado contigo, lo siento tanto.

—Ya no sé ni que pensar...—limpió el llanto de mis ojos—estaba a punto de cometer una locura, se acabó, Jessica se ha ido, no me queda ya nada por lo que pelear...

—No digas esas cosas, Lobito, estoy aquí para ayudarte...—Aquellas palabras me hirieron.

— ¿Quién eres tu para llamarme como ella lo hacía!, ¿Por qué lo dices? —Le pregunté alterado.

—Porque ella y yo éramos amigas, y me pidió que te entregara esta carta, dijo que si la leerías antes de su muerte, sería un gran impacto, pero también dijo que la leyeras cada vez que te sintieras solo...—Me pidió mientras acariciaba mi rostro.

Una gran historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora