XV

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—Es un buen sitio, ¿no crees? —Le pregunté tímidamente.

—Tienes razón, es un hermoso lugar, pero si estás a mi lado. —Me tomó del brazo.

—Ven, vamos a hacer esto juntos. —Saqué dos semillas de nuestras frutas favoritas.

Sus ojos brillaron con intensidad mientras observaba la semilla de naranja.

— ¡Naranja, es mi favorita! —Exclamó de alegría Jessica.

—¡Y yo traje mi fruta favorita, las manzanas! —Sonreí mientras apartábamos la tierra y colocábamos las semillas.

—Que este sea un símbolo de nuestro amor eterno y también para que las generaciones futuras sepan de la paz entre licántropos y humanos...—Nuestros labios se fundieron en un tierno beso.

Nos levantamos y llamamos a todos los ciudadanos.

— ¡Amigos, hoy les pido que esta semilla plantada en Raven's Hill signifique para todos la unión fraternal, cuídenla con mucho amor, no sabemos si volveremos de la guerra, pero si nos pasa algo, queremos que sea nuestro monumento, nadie más va a tener miedo, hombre lobo, vampiro o humano! —Me pronuncié frente a todo el pueblo.

— ¡Larga vida, Brian y Jessica! —Gritaron al unísono.

Todas las personas volvieron a casa mientras regaba con agua el lugar donde crecerían los árboles.

Luego de plantar el árbol, fuimos a la playa y nos quedamos como en nuestro sueño.

—¿Te digo algo? —Le pregunté tímidamente.

—Si, ¿dime? —Respondió mientras tomábamos nuestras manos.

—Anoche soñé algo...—Le confesé entre lágrimas.

—Lo sé, tranquilo, lobito, puedes decirme lo que sea...—Me respondió mientras me abrazaba con más fuerza.

—Soñé que morirías...—No pude contener mi llanto y me derribé en sus brazos.

Su mirada era tan comprensiva.

—Escúchame, todos tenemos un ciclo, a veces, acaba más pronto que otro, pero eso no significa la muerte, si aún me tienes aquí—puso su mano en mi pecho, indicando el corazón—, es doloroso, lo sé, pero siempre te voy a cuidar desde mi cielo...

—Te amo, Jessica, como no tienes idea, ahora, vamos a disfrutar esta puesta de sol, y con ella te daré una sorpresa muy especial...

—Yo también tengo algo que regalarte...—Me confesó con una sonrisa.

Saqué de la cesta el precioso colgante, dos mitades haciendo un solo corazón.

—Con este colgante te entrego mi corazón y prometo amarte siempre...—Se lo coloqué en su cuello y sonrió dulcemente.

Sacó del bolsillo dos brazaletes hechos a mano, uno con el nombre del otro.

—Esto es para ti, por si algún día sientes que el camino se pone difícil, recuerdes quien estará a tu lado, pase lo que pase...—Me confesó mientras la besaba en los labios y ella correspondía con una sonrisa.

— ¡Woaw, me encanta! —Exclamé dulcemente.

— ¿Te gusta mucho?, se honesto...—Soltó una risita mientras colocaba la pulsera en mi brazo.

—Tienes un gran talento para hacerme llorar, pero me encanta estar contigo, nunca te dejaré de amar...—Le respondí mientras nos fundíamos en un cálido abrazo.

De pronto, comenzó a escarbar algo en la arena.

—¿Qué estas haciendo? —Le pregunté mientras observaba atentamente.

Una gran historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora