I.

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— ¡Melanie!, ¡Sé que me escuchas! —Exclamé.

Aquella loba comenzó a gruñir con fuerza, mientras sus colmillos y garras estaban listas para asestarme un golpe mortal. Soltó un aullido y se alzó en el aire, dándome un zarpazo el cual me tiró al suelo.

Grité del dolor, mientras sus colmillos se clavaban en mi cuello.

Al verla a los ojos, reaccionó con temor mientras escapaba aullando de la escena...

Un año atrás.

Finalmente, luego de tanto tiempo en casa, las clases dieron su inicio en Raven's Hill, un pueblo en Veracruz a 4 horas de la Ciudad de México. Sin duda, era una pena completa dejar atrás la casa de verano, ahora sería un aburrido lugar para hacer tarea.

Desperté temprano, me coloqué las gafas y mi traje. Luego de un pequeño desayuno, llegué a la escuela temprano. Sin embargo, al llegar a mi salón, se plantó frente a mí, tan estúpida y creyéndose la más bella de todas las chicas, Lilyan.

Era una chica que detestaba, siempre me perseguía en los pasillos de la secundaria, buscando que le diera un sí a su retorcido plan de relación.

"Aquí vamos otra vez", pensé.

—Hola, Briansito, ¿Cómo estás? —Me preguntó mientras colocaba su brazo en mi hombro y me daba un beso en la mejilla—Estoy esperando que me quites las ganas de besarte...

Susurró a mi oído mientras se pegaba a mi pecho y levantaba mis gafas un poco

—Mi día estará mejor cuando te hayas largado de aquí, además, no perteneces al grupo...—Me tomó del brazo y me llevó a un asiento en el fondo.

Se despidió de mi besando a la fuerza mis labios. Todo el grupo comenzó a actuar como niños pequeños mientras Lilyan salía del salón dando saltitos.

Nuestro profesor llegó al salón.

—Buenos días a todos, soy el profesor Charles Williams, me tocará impartir la clase de Historia universal, empezaremos con las culturas antiguas...

Nos explicaba el profesor mientras llegaba una chica con sus libros en la mano.

Al cruzar la puerta, se tropezó, haciendo que se cayeran sus libros.

Corrí a ayudarla, levanté sus libros y acomodé su pelo suavemente.

—Gracias por ayudarme...—La chica se sonrojó.

—Siéntese, por favor. —Pronunció el profesor con una voz pesada.

Había un lugar libre a mi lado. Nos sentamos juntos.

Éramos tal para cual, silenciosos en toda la clase.

Al terminar algunas clases, tuvimos hora libre, así que salí solo al jardín.

Me senté en una banca y me quedé pensando en la chica nueva que había entrado al salón, mientras iba acercándose lentamente.

De pronto, frente a mis ojos, apareció ella, medio alta, pelirroja de cabello largo, lentes de sol elegantes. Vestía una blusa más blanca que mis camisas y una falda roja.

—¿Puedo sentarme? —Me preguntó con una sonrisa.

—Adelante...—Le respondí, devolviéndole el gesto.

La chica se sonrojó mientras se recogía el cabello y se sentaba a mi lado.

—¿Cuál es tu nombre? —Preguntó dulcemente mientras me echaba una mirada sobre sus lentes.

—Brian Taylor, un placer conocerte...—Me sonrojé al ver sus ojos azules.

—Un nombre muy hermoso para un chico tan hermoso...—Respondió con una sonrisa.

Una gran historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora