XXI

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Solté un bostezo y me quedé dormido profundamente hasta caer en un sueño.

En el sueño.

Me encontraba con algo de ropa en un lugar muy extraño, era...

— ¿El campo de juncos? —Pregunté en voz alta.

A la sombra de un enorme árbol estaba sentada una figura femenina, pero la luz del amanecer me impedía verla por completo.

—¿Lobito?, ¿Cómo estás? —Preguntó la voz de Jessica.

— ¡Mi amor! —Lloré como un niño pequeño al escuchar su voz, me quité los zapatos y corrí para abrazarla.

Nos fundimos en un abrazo como lo hacíamos en vida.

—¿Cómo es la otra vida? —Le pregunté envuelto en lágrimas.

—Sin duda es un hermoso regalo estar de nuevo con mi madre, veo que ibas muy bien sin mi presencia, hasta hace poco...—Me comentó.

—Lo he cumplido Jessi, es solo que ahora tengo algo en mi interior, que no me deja avanzar, me sume en la depresión de no tenerte...

Me sonrió.

—Al pelear contra tu demonio interior, recuérdale que tu mandas sobre él, tienes tanta vida delante, solo aprovéchala —Nos fundimos en un abrazo.

—Es un gusto verte de nuevo, aunque sea un rato, por cierto...

La sombra del árbol proyectaba un corazón.

—Si, ese es nuestro árbol, en este mundo tengo poderes, y lo coloqué aquí, porque sabía que vendrías, estás en el reino de los sueños, pero esto no está tan lejos de donde estoy. —Me explicó dulcemente.

—Te amo tanto, y gracias, por aparecer un momento, me hiciste el sueño más bello...—Nos despedimos con un beso.

Vida real.

Desperté súbitamente luego de haber dormido un buen rato.

—¿Cuánto llevo dormido? —Le pregunté a Eve.

—Lo normal, dormiste como un lindo bebé. —Se burlaron ambas chicas.

Me reí con ellas.

—Tienen razón, hace mucho que no duermo, la verdad es que me ha sido complicado con todo lo que ha pasado...—Les confesé.

—Fue muy lindo verte dormido...—Decía Eve con una voz dulce.

Salimos del camarote y nos dispusimos a partir, sin embargo, escuché el llanto de una sirena, era...

—¿Molly? —Preguntó Lilyan mientras miraba al agua.

Salté al agua y me transformé en tritón.

—¿Qué sucede? —Le pregunté con seriedad.

— ¡Después de que mataste a mi familia!, ¿Cómo me voy a sentir!, ¡te odio, Brian! —Exclamó Molly.

—Espera, ¿Qué? —le pregunté algo confundido.

Me miró con una expresión de enfado en el rostro.

—¡La explosión de tu brulote mató a toda mi familia, no dio tiempo para que escaparan y todo esto es tu culpa!

De pronto, en mis garras sentía la punzada misteriosa y una mirada que me seguía de forma constante.

— ¡Esto es su culpa, no mía, yo solo estoy destruyendo a las malditas Serpientes de Plata...! —Le respondí con frialdad.

Una gran historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora