Capítulo 15: Miseria

2.8K 425 107
                                    

|Miseria|

Cogí el móvil y abrí su chat.

Damián: ¿Dónde estás?

Ni siquiera le llegó el mensaje, pero seguía apareciéndome su fotografía, así que no me bloqueó.

Intenté pensar un poco más... no era tan terrible lo que le había dicho ¿no?

«Si no vas a respetar que no quiero que te metas en mi vida... quizá no sea tan buena idea que te sigas quedando aquí.»

Si. Me había pasado un poco... no fue la culpa de Violet no saber cómo actuar ante la visita de Cayden, no debí culparla por algo así.

Observé a Rayo que se encontraba de pie en la puerta sin entender lo que estaba pasando, miré a mi alrededor y me percaté de que las llaves de Violet estaban justo en su mesa de noche... realmente ella pensaba no regresar.

¿Pero a dónde iría? ¿Dónde pasaría la noche con esa maleta extravagante y sin un puto euro? Bueno... de seguro tenía un poco de dinero para conseguir una habitación por la noche, pero... ¿y los demás días? ¿Y si sólo había decidido largarse a su ciudad sin cumplir su sueño de entrar a estudiar teatro? ¿Y si realmente lo había jodido todo?

Me puse de pie intentando no darle tantas vueltas al asunto, pero cuando salí al balcón y encendí un cigarrillo noté que estaba acostumbrado a verla sentada en el sofá viendo alguna serie romántica o a esos vendedores de mansiones. Estaba acostumbrado a que estuviera a mi lado en el balcón, aunque no fumara y sólo hablara sin parar de cualquier cosa con o sin sentido.

Pero no nos conocíamos hace mucho... no debería importarme tanto las decisiones que tomara, pues era una chica adulta y no en toda su estadía en Paris estuvo junto a mí. Pero ya era de noche y ella aun no daba señales de vida.

Miré el móvil una vez más, ningún mensaje.

Respiré hondo, relajándome. Luego me senté en el sofá del balcón y sentí mis hombros tensos. Había recibido mucha información en un solo día y todavía no me detenía a pensar en lo que estaba ocurriendo... Cayden estaba en París no por haberme venido a ver o algo por el estilo, estaba en París porque es el lugar en donde vive su hijo y sólo se acercó a mí para pedirme ayuda. Ayuda que, por cierto, no tenía idea cómo entregarle. Cayden estaba en la ciudad y yo sabía que de alguna u otra forma iba a afectarme tenerlo cerca, pero ¿cómo podía ignorarlo sabiendo que su hijo corría el riesgo de entrar a un centro de menores sin haber cometido ningún crimen?

Mi móvil comenzó a sonar unos minutos después de que me acabé el cigarrillo, de inmediato lo cogí pensando en la platinada, pero no, era Evan. Respiré hondo y contesté.

—Evan.

—Hola Damián... ¿cómo estás?

—Supiste que Cayden estuvo aquí —comenté. Odiaba que las personas se dieran tantas vueltas al hablar, prefería ser directo pasara lo que pasara a continuación.

—Sí. He hablado con él hace un rato.

—Veré si mi jefe tiene algún puesto libre.

—Gracias, hijo, de verdad.

«Hijo»

Algo se encendió en mi cuerpo, sus palabras habían sonado extrañas en mi cabeza.

—Lo ayudaré y que luego me dejan en paz.

—Bueno... Cayden no es exactamente el tipo de persona que te dejará en paz tan fácilmente.

Rodé los ojos.

Cuando tus ojos me mirenWhere stories live. Discover now