Capítulo 33: Una despedida

2.7K 383 141
                                    

Finalmente, Violet logró relajarse y disfrutar lo que estaba sucediendo a su alrededor. Ya no estaba apretándome tanto y reía cuando aceleraba la moto. Le mostré un poco de la ciudad, los lugares en los que hacíamos carreras clandestinas y también los sitios más lujosos en los que probablemente se codeaba Cayden. El tiempo se me pasó muy rápido con las preguntas de Violet acerca de todo lo que veíamos.

Hasta que, al atardecer, llegamos a un sitio.

Serendipia.

Inevitablemente mis músculos se tensaron cuando doblé por aquella esquina y me metí al callejón vacío. Todo seguía igual, parecía que nadie conocía muy bien ese lugar porque no se preocupaban de arreglar los agujeros de la calle o los faroles fúnebres que intentaban iluminar, pero que en realidad solo daban la sensación de película de suspenso.

Bajé la velocidad lentamente justo en el sitio en donde ella me esperaba todas las noches.

Se me apretó la garganta.

Apoyé mis pies en el cemento y Violet me imitó.

—¿Qué ocurre?

—Te presento... Serendipia.

El silencio que vino a continuación me lo esperé, la verdad.

Se bajó de la moto, se quitó el casco y se quedó mirando el largo callejón que había por delante. Observó el parque de atrás, la solera en la que nos sentábamos y respiró hondo.

—¿Estás bien? —me preguntó.

Me encogí de hombros, no sabía cómo darle una respuesta verdadera. Dejé la motocicleta estacionada, saqué un cigarro de mi bolsillo y lo encendí.

—No sabía que te referías a un callejón.

—"Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando una cosa distinta." —caminé lentamente hasta la solera y me senté.

Tuve que respirar hondo cuando vi las marcas de cigarro en el cemento.

Cuando pensé que Violet se quedaría quieta esperando que nos fuéramos, me equivoqué. Se giró hacia mí y me imitó sentándose a mi lado.

—Debe ser muy duro perder a alguien a quien amaste tanto —dijo luego de unos minutos en que nos habíamos mantenido en completo silencio.

No sabía cómo explicar en realidad cuán duro podía llegar a ser perder lo único que te mantenía cuerdo y con ganas de vivir.

No sabía cómo expresar el dolor irracional, ni como justo en ese momento los recuerdos estaban atacándome.

—No lo puedo comparar con nada todavía —confesé.

—Nunca podrás compararlo con nada. Y está bien así.

La observé en silencio y me sorprendió el contraste que Violet tenía en ese lugar. Me sorprendió su cabello platino, sus ojos verdes, su ropa colorida. Estaba seguro de que antes ya me había percatado del contraste que tenía Violet con todos los sitios que existían, pero ahora me apretó el pecho notarlo. No pude evitar sonreírle.

—¿Qué? —sonrió levemente al mirarme.

—Nada.

—Me estás mirando raro —continuó sonriente.

—Es que eres un bicho bonito.

—¿Por qué decidiste que ahora soy un bicho?

Me encogí de hombros.

—Supongo que es porque eres pequeña y de aspecto aterrador.

—¿Aterrador?

—Sí.

Cuando tus ojos me mirenWhere stories live. Discover now