Capítulo 24: Olvidé vivir

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El regreso al departamento se sintió vacío, miré a Rayo que estaba sentado en la entrada de la habitación de Violet, caminé lentamente hacia él y miré la habitación pulcra, ordenada y... vacía. Regresé mi mirada hasta Rayo y lo cogí en mis brazos, él se acomodó y caminé con él hasta la sala, me senté en el sofá y me quedé mirando la televisión apagada.

Mi cabeza automáticamente viajó a la mañana en que Violet traía la caja para hacerme la prueba de drogas y unas horas más tarde me dijo que me parecía mucho más divertido beber y traer una chica a casa... ya entendía a Violet, no era un idiota. Violet no necesitaba sentarse frente a mí y decirme todo lo que estaba sintiendo porque probablemente yo sentía lo mismo por ella... pero era incapaz de admitirlo.

Me gusta Violet.

Me gusta su forma de reír, sus expresiones al hablar y también la forma en cómo funciona su corazón y su cerebro. Me gusta su manera de hablar, de explicarme las cosas, de mirar la vida y también las ganas de alcanzar sus sueños.

Me da esperanza tenerla cerca de mí... porque ella es la imagen viva de una persona que ha salido completamente destrozada de una relación y fue capaz de aceptar sus frustraciones y hacer de ellas un camino para vivir, si... vivir. No sólo lo que hago yo... sobrevivir.

Quiero a Violet, la quiero porque ha sabido ver en mí lo mismo que Bianca descubrió alguna vez. La quiero porque me entiende, no me cuestiona e intenta arreglar las cosas de una manera sensata e inteligente. La quiero porque le da estabilidad a mi temblorosa vida. La quiero porque sí y ya.

Pero es demasiado para mí. Violet no merece a un chico quebrado, no merece a un chico que todavía no puede superar al amor de su vida, que no puede priorizarla... y que no puede demostrarle cariño porque siente que se asfixia.

Violet es todo lo que está bien justo ahora, pero yo no soy todo lo que está bien para ella, de hecho, soy todo lo que está mal... ella es muy inteligente y sé que lo sabe.

No estamos destinados... al menos no en este momento ni en esta vida.

Y sí, me molesta. Me molesta porque sé que ella podría convertirse en eso que los viejos dicen... el amor para tu vida. Ese segundo amor que es sano, que te devuelve la vida, que respiras mejor, con el que eres feliz y capaz de todo. Pero todavía no soy capaz de aceptarlo.

Y voy un día a la vez. Lo lamento.


VIOLET

Observé mi casa en la distancia con el sonido de las ruedas de la maleta arrastrándose en el asfalto húmedo, mi hogar seguía envuelto en césped y árboles ahora con hojas cafés. Respiré hondo cuando me detuve en la entrada, di un paso adelante y golpeteé la puerta un par de veces, ellos no tenían idea de que iba a ir, por lo que cuando la puerta se abrió y los ojos de mamá se quedaron en los míos, casi se va de espalda.

—¡Violet! —chilló, me hizo soltar la maleta por el gran abrazo con el que me recibió. —¿Qué haces aquí? ¿Cuándo llegaste? —comenzó a preguntarme con rapidez, me hizo pasar dándome un leve empujón y eso fue lo que hice unos segundos después.

El ambiente cálido de casa me recibió de brazos abiertos, la chimenea estaba encendida y al parecer estaban preparando galletas, pues el aroma a chocolate y azúcar se metió por mis fosas nasales. Solté el aire de mis pulmones y sonreí cuando desde la cocina apareció Morgan con expresión sorprendida. Por un momento pensé que estaría enfadada, pero me equivoqué cuando me abrazó mientras daba pequeños saltitos.

—Por Dios ¡¿Cómo se te ocurre aparecer sin avisar?!

—Quería venir a verlos —les conté —, sin presión.

Cuando tus ojos me mirenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora