CAPITULO 3 GISELLE

119 62 8
                                    

Sé qué suena terrible, pero soy más feliz de lo qué nunca lo fui mientras estuve con él.
—¿Te encuentras bien? me dice Jürgen sacándome de mis pensamientos, —¡Sí! contesto rápidamente.  —¿Qué tal tú semana? le pregunto, —bien me dice —¿qué te gustaría comer?
A lo qué yo respondo con una sonrisa, —me encantaría comer pizza  —¿y a ti? pregunto con temor. —¡Excelente elección! responde él con esa voz qué sólo escucharla me eriza la piel, nos dirigimos a una famosa pizzería, pedimos una pizza con jamón, queso, aceitunas negras, maíz, salchichón, pimentón, y salami, mmmmm no puedo evitarlo, qué olor tan delicioso.
Él sonríe y dice:  —espero qué tengas hambre,  —¡Sí!, ¡mucha! sonrío.
Espero qué no salga corriendo, pienso para mí misma aúnque no soy de comer en exceso, cuándo algo me gusta lo devoro. Él come con esa paciencia y con ese estilo qué yo pensé qué sólo tendrían los hombres qué leo en mis libros favoritos y suspiro casi sin querer.
¡No puede ser Giselle! , deja de ser tan evidente qué va a creer qué eres una estúpida, y qué te tiene a sus pies; trato de pensar en otra cosa, me concentró en comer en silencio
—¿Qué piensas?  Dice terminando el silencio entre ambos,  yo tartamudeo en ese instante.
¿Por qué diablos estoy tartamudeando? ¡si jamás lo he hecho! ¿qué me pasa?, parezco idiota. —¡Nada! respondo —¿y tú qué piensas? él me dice sin más —en tenerte desnuda para mí. Casi me ahogó, se me sale él refresco por la nariz y me ahogo, comienzo a toser sin poderlo evitar.
Ruborizada y avergonzada me calmo, respiro, —¿estás bien? —yo sólo asiento entonces podemos irnos a un sitio más cómodo agrega confiado, —no sabía qué decir nuevamente cómo idiota solo asiento, estúpida me digo por dentro habla, pero no logro qué me salgan las palabras.
Él paga y salimos rumbo ¿a dónde? ¡no lo sé!. Cuándo veo qué entramos a un urbanismo, súper hermoso; supe qué me llevaba a su casa o a su picadero, bueno en realidad no importa ya no había escapatoria.
Bajamos del vehículo en silencio, me señaló sutilmente la entrada, una increíble casa de tres plantas hermosísima con un jardín para morirse, una entrada espectacular unos pisos en mármol bellísimos, yo solo miraba sorprendida con la boca abierta, a lo qué el rie con dulzura
—Me encanta pude decir finalmente.
—Me alegra que te guste, pronuncia con esa voz sexy qué me cautiva, -¿deseas algo de tomar?- ¡sí claro! acepto de inmediato, —¿qué tal un vino o deseas algo más fuerte? me ruborizo por su expresión al decirlo, —con un vino está bien, me siento en un enorme mueble negro, qué parece más bien una cama de lo grande qué es.
Observo todo a mi alrededor él sonríe, —espero qué no te sientas incómoda —¡no, claro qué no! respondo enseguida. Es muy hermosa tú casa —¡gracias! añade, hablamos de nuestras vidas. Le cuento sobre mí, él a su vez me dice un poco de la suya luego me quedo callada, a lo qué él me sorprende besándome.
Primero me muerde el labio fuertemente para qué yo abra la boca, lo hago sin más me encanta su intromisión en mi boca, su lengua se mueve con desesperación, un beso apasionado nada suave, cosa qué agradezco ya qué realmente estoy cansada de besos tontos.
Aúnque confieso qué ya ni recordaba cómo hacerlo, me besa con tanta pasión, qué en segundos mis pantys estan húmedas, mi núcleo late con fuerza. Dios no lo puedo creer estoy qué me le lanzo encima, me encanta su olor amaderado y fuerte, una loción tan varonil qué causa estragos en mí. No hay nada más delicioso qué el olor de un hombre.
Nos besamos y sin más me arrastró de un brazo hasta su dormitorio; un sitio imponente, tal como él con un estilo moderno qué me encanta, todo muy limpio y prolijo, me fascina ver aquella sobriedad y buen gusto en aquella habitación. Se vé qué es un hombre con exquisitos gustos, eso me hace sentirme un poco incómoda ya qué aparecieron nuevamente mis complejos, mi mente me repetía qué no le iba a gustar cuándo me viera desnuda aúnque mi cuerpo es atlético siempre he tenido inseguridades.
El baja la luz, sin dejar la habitación oscura, sino algo más bien perfecto porque aúnque estaba claro la luz no te molesta para nada, me dejo llevar por sus besos embriagadores y sus manos expertas en caricias.
Mi mente repite, por esta razón es qué prefieres a los hombres maduros porque sí saben cómo hacer vibrar a una mujer, estoy encendida de lujuria me besa con absoluta maestría, me desnuda con delicadeza y a la vez con premura.
Yo me siento en el cielo, comienza a besar mis pequeños senos y a mordelos con tanta pasión qué no pude evitar gemir, este hombre me esta enloqueciendo, nunca me había gustado qué me tocaran los senos, ya qué los tengo muy pequeños y después de tener a mis dos hijas más pequeños eran, pero este hombre me hace sentir cosas, qué jamás había imaginado.
Cosas qué sólo las había leído en mis libros favoritos, por eso pensé que eran fantasiosas, pero con Jürgen puedo comprobar que no!. Baja su boca hasta mi vientre plano dándome besos qué me enloquecen, me muerde y me besa al mismo tiempo, luego sopla aire caliente junto a mi vientre lo que ocasiona una serie de sensaciones increíbles que no imaginé probar en mi vida.
Baja, hasta mi pubis que esta completamente depilado, y sin contemplación introduce su lengua salvajemente en mí haciendo, que me retuerza de placer sin poderlo evitar, luego introduce suavemente un dedo dentro de mí, a lo que no puedo evitar gemir nuevamente.
Luego otro dedo más, con su boca me muerde  y besa con absoluta pasión mis  senos, y baja nuevamente a mi núcleo intercambiando sensaciones en mí, qué me hacen estallar rápidamente en un extraordinario y delicioso orgasmo.
No puedo creer qué esto haya pasado, jamás había tenido un orgasmo con sexo oral, no puedo creer qué haya desperdiciado mi vida así, luego de mi orgasmo yo intento tomar las riendas, pero él no me deja, dice: 
—pequeña aquí mando yo,  tú estás aquí sólo para disfrutar.
El idiota con él qué me había casado, sólo le importaba complacerse. Siempre me dejaba con ganas de más y aunque me llevo a un orgasmo, nunca se asemejaba a lo qué este hombre con sólo su boca y dos dedos me estaba haciendo sentir, Jürgen siguió acariciándome está vez fue con una rosa, —¿de dónde diablos había sacado una rosa?.
¡No lo sé! solo sé que me encantaba, luego se quitó la corbata qué llevaba y me ató las manos a la cama, no lo podía creer esto iba a ser tipo 50 sombras de Grey.
—Rio para mis adentros, ¿dónde estaba este hombre antes de casarme con el imbécil de mi marido? me ata y comienza a besar cada parte de mi cuerpo los antebrazos, las piernas, el abdomen, el vientre.
No hay un sitio de mi cuerpo qué este hombre no contemple y bese con pasión, ya no aguanto  más a pesar de haber tenido un orgasmo, estoy más que lista para otro, a lo que le suplico,
—¡por favor! él se acerca a mi oído y me muerde el lóbulo de la oreja y dice —¿Por favor qué?
A lo que susurro —¡por favor házmelo, el nuevamente me besa, muerde mis labios y dice —quiero oírte decir mi nombre  extasiada suplique —¡por favor Jürgen poseeme. 
El responde:  —a tus órdenes pequeña  eso me hace temblar y sin más, se adentró en mi como un salvaje lo qué yo agradecí. Realmente lo necesitaba, cada embestida suya era brutal, apasionada, me hace vibrar mientras masculla entre dientes qué cerrada estás, me encantas.
¿Cómo no voy a estarlo? si tenía  tres años de celibato, además soy estrecha de pelvis, por esa razón mis dos partos fueron cesáreas.
Jürgen me embiste con tanta fuerza y pasión que él otro orgasmo llega con una fuerza qué me flaquean las piernas, el llega después de mi, me besa y susurra —no creas qué he terminado contigo esto es sólo el comienzo pequeña.
—¿qué esta diciendo este hombre? no lo puedo creer, ya qué tiene unos 48 años más o menos y mi ex con 35, nunca le llegaría ni a los talones esto, tiene qué ser un sueño y si lo es qué no me despertaran jamás.
Nos duchamos juntos, a lo que terminamos nuevamente teniendo sexo, esta noche lo hacemos dos veces más en la cama de él, lo que fue realmente increíble, y cómo no me ató pude hacer lo qué tanto deseaba clavar mis uñas en su espalda, a lo que él no pareció importarle, lo mordí él me mordió y me dejó marcas de chupones en todo el cuerpo, me encantó todo lo qué me hizo, no puedo creer que hubiese encontrado a un maestro o cómo le digo al  amor de mi prima un prodigio del sexo.

DAME TUS CARICIAS  (De La BilogíaHazme Sentir)Where stories live. Discover now