CAPITULO 22 JÜRGEN

53 33 2
                                    

Anastasia se para frente a mí y me besa, no me da tiempo de reaccionar. Diablos, Giselle me mira y se va, pero lo peor de todo no es eso, ¡sino que no la detengo!. No sé por qué diablos dejé que se fuera. De pronto, tengo miedo de lo que estoy sintiendo. Lo sé porque jamás me había importado besar a nadie o que me besaran, aún en compañía de alguien más. Pero cuando Anastasia me besó solo pude pensar en lo mal que se sintió Giselle.
Anastasia es una cliente de hace muchos años, luego que Katherine me engañó conocí a Anastasia y comenzamos a tener encuentros ocasionales, a George jamás le ha gustado dice que es una mujer despreciable, pero yo nunca quise algo más que sexo con ella es una mujer exitosa es una ingeniera industrial y bueno más allá del sexo solo hablábamos cuestiones de trabajo, siempre de lo dejé muy claro y lo aceptó.

¡Demonios!. Anastasia no ha parado de hablar, no la he escuchado en ningún momento, no me interesa nada de lo que diga, no dejo de pensar en Giselle. ¿Dónde estará?, pero no puedo moverme, mis pies están anclados al suelo, no quiero involucrarme mi corazón está enterrado junto con mi familia. No puedo sentir, los sentimientos sólo te hacen débil. ¡Y no puedo permitirme debilidades!.
—¡Jürgen!, me interrumpe George. –sí, respondo saliendo de mi ensimismamiento, Anastasia espeta. —George, no esperé verte aquí, ella sonríe añadiendo —hola George, qué agradable verte —No puedo decir lo mismo replica él. George detesta a Anastasia, dice que es una bruja malvada. —¿Qué querías decirme? Interrumpo. -¿Dónde está Giselle? pregunta él —creo que en el baño, miento.
Enseguida llega Isabella, mirándome con mala cara al ver a Anastasia sujeta a mi brazo, Diablos no me había dado cuenta me zafo enseguida, le gruño a Anastasia un “marchate”,
—¡pero Jürgen! responde ella. —¡Qué te largues! rujo, ella se levanta rápidamente y se va. George me dice; —¿dime qué demonios estás haciendo? ¿Por qué dejaste que Giselle se fuera?
Suspiro y respondo. —Anastasia me besó frente a Giselle.
—¿Qué? exclama él ¿Y tú qué hiciste? –Nada, respondo.
—¿Cómo qué nada? Refunfuña George. —¡Demonios George, no te pases! Mascullo entre dientes —¿Qué no me pase? Me responde ¡Si tú eres el imbécil que trae aquí a una buena chica, y la deja ir por una maldita bruja como Anastasia! Dime, ¿qué te pasa Jürgen? Pregunta George.  —No lo sé, gruño ¡no sé qué diablos me pasa, no pude moverme para detenerla. Suspiro, no quiero involucrarme sentimentalmente tú sabes que no puedo amar a nadie. ¡Mi corazón está muerto!
—Yo comprendo lo que dices amigo, responde George comprensivo, pero creo que ya es hora que dejes que alguien le devuelva la vida. —¡No puedo! susurro. —Si no lo haces te vas a arrepentir, replica George. —Porque te la van a quitar.
—¿Por qué dices eso? 'pregunto. —Porque ví a un tipo bailando con ella, y la apretaba hacía él, responde George.
—¿Quéeee? Me levanto furioso y me dirijo a la pista, ella no está por ningún lado ¡Demonios! Bramo, me dirijo a los baños y entro sin importarme sí son de mujeres, pero tampoco está.
Maldita sea. ¿En donde te metiste Giselle?. Me dirijo a la bar, y cuándo llego no puedo creer lo que veo, el abogaducho ese de pacotilla está besando a Giselle. Mi vista se nubla de ira, una sensación de rabia pura que me produce el ver a Giselle en brazos de otro me acerco a pasos agigantados.
—¡Suéltala! Rujo, aparto a Giselle y golpeo la cara del imbécil ese. “Está vez lo dejaré sin dientes” pienso.
Giselle grita —¡Jürgen ya basta, pero no la escucho, estoy demasiado enojado para detenerme. El me devuelve el golpe y se lanza contra mí es casi de mi tamaño, la diferencia entre ambos es mínima ambos nos golpeamos con furia, pero yo sé taekwondo y lo golpeo en el abdomen.
—¡Jürgen por favor!  grita Giselle. Me detengo en ese instante, ella corre hacía él, mi furia es aún más fuerte. ¿Por qué demonios siempre lo defiende?. Pero está vez él no se irá con ella. George llega rápidamente a mi lado –Jürgen por favor, ¡cálmate! Vamos amigo necesitas calmarte. —¡Suéltame George! Respondo. —No hasta que te calmes replica George respiro hondo mientras me voy hacía nuestra mesa.
Giselle se queda al lado del bastardo ese por favor Jürgen, dice George ¿qué has hecho?,
—¿Qué querías  que hiciera? Cuándo llegue él la estaba besando.
—¿Qué?, responde George con cara de asombro. Bueno amigo, reflexiona él, eso mismo hiciste con Anastasia y no la detuviste, completa George. –Rayos tienes razón, pero yo no la besé respondo. —¡Ella me besó a mí!.
—¿Y cómo sabes que él no la besó a ella? Pregunta George. —¡No lo sé! Rujo.
—¿Por qué sí según tú, no quieres involucrarte sentimentalmente con nadie, actúas así? pregunta George. —no lo sé, respondo alzando la voz hasta casi gritar, me agarro el cabello de pura desesperación, me sirvo un whisky y lo vacío de un trago. —Maldita sea George, ¡no sé qué me sucede, no quiero involucrarme con Giselle, pero a la vez no puedo evitar enloquecer sí alguien más que no sea yo la toca.
—Déjame informarte mi querido amigo, responde George con voz paternal qué ya es tarde.
—¿Tarde? Pregunto con extrañeza ¿Tarde para qué?. —Tarde para no involucrarte, responde George, ¡porque ya lo estás!.

DAME TUS CARICIAS  (De La BilogíaHazme Sentir)Where stories live. Discover now