CAPITULO 10 JÜRGEN

85 44 2
                                    

Han pasado tres días desde qué fui a la farmacia dónde trabajaba Giselle, pensé qué me llamaría enseguida, pero no ha sucedido nada. Ese día pase por un lado de Giselle, pero ni la saludé, no quería qué pensara qué la estaba acosando.
Aunque lo que hice, puede qué lo haga quedar entre dicho, no sé qué me pasa esa mujer me tiene completamente enloquecido, no sé cómo llamar su atención esto jamás me había pasado y ella sólo huye de mi como sí fuera un maldito espanto.
-¡Esa mujer me exaspera! - ¿por qué reacciona así? -¿qué demonios le ocurre? quisiera saber qué pasa por esa cabecita de ella. Suspiro ya no sé qué puedo hacer para atraerla hacía mí, sin que huya, no soy un hombre dado a las relaciones amorosas, soy más bien dado al sexo libre, pero esta mujer ha causado un efecto distinto en mí, debido a qué no me persigue cómo todas, ni me llama incansablemente.
Todo lo contrario, huye de mí cada vez qué puede, me ignora por completo. No es por alardear, pero a pesar de ser mayor qué ella soy un hombre atractivo me mantengo en forma, no fumo, bebo ocasionalmente y tengo suficiente dinero para vivir esta y tres vidas más, sin necesidad de volver a levantar un dedo.
Y esos aspectos hacen a un hombre irresistible para cualquier mujer, pero por lo visto para cualquiera menos para Giselle.
Suena el teléfono, -sí Laura dime -señor responde ella, una señorita lo está buscando dice qué lo conoce. -¿Te dijo su nombre? -Sí señor dice llamarse Giselle Serven
-¿Giselle?- Replico -Sí señor añade ella.
-Déjala pasar y qué no nos interrumpan Laura, -pero señor ahorita tiene una reunión pendiente con el señor Eliseo Carvallo. -¡Aplazala! Le digo algo molesto, -¿Aplazarla?, Pero señor, el señor Carvallo viene desde lejos gruño -sólo haz lo qué te digo.
-¡Sí, señor! responde -otra cosa Laura, llama a George qué se comunique cuánto antes conmigo. -¡Entendido señor!
Cuelgo el teléfono y sin tocar aparece ella por su expresión sé qué está furiosa. Vino vestida con un jeans negro, camisa blanca ceñida a su cintura, sandalias negras de corcho, qué le proporcionan algo de altura, ya qué es muy pequeña y un maquillaje ahumado perfecto qué la hace más hermosa de lo qué es.
Aúnque suele vestir casual, me encanta cómo le queda todo, pero prefiero tenerla atada y desnuda para mí. -Salgo de mis pensamientos y solo puedo ver su rostro enrojecido debido a la ira reflejada en sus hermosos ojos marrones, cosa qué la hace más apetecible para mí.
Se reclina hacia mi escritorio y gruñe -¿se puede saber qué demonios te sucede? grita histérica. Yo sólo la contemplo con una media sonrisa en mi rostro, -¡hola a ti también! añado. -No estoy para tus estúpidos juegos Jürgen ruge ; - ¿mis juegos? Replico ofendido
-¿A qué te refieres? Digo haciéndome el desentendido. -Sabes muy bien a qué me refiero fuiste a mi trabajo e hiciste qué me echaran ¿qué demonios estabas pensando?.
-¡No era para ti! respondo. -¿Qué diablos quieres decir con qué no era para mí? gruñe. -¡Siéntate! digo tratando de calmarla; -No me da la maldita gana! me dice mas fuerte.
-¡Cuida esa boquita o tendré qué castigarte! -¿Castigarme? Grita furiosa, ¡eres un maldito psicópata! Ruge; no sé qué demonios te propones, pero sea lo qué sea es mejor qué te detengas, ¡no pienso caer en tu juego!.
-¿Mi juego? respondo, -¡tú eres la que juega Giselle! -¿Yo? Estás chiflado responde
-¡No me ofendas Giselle o lo pagarás caro -¿Pagarlo caro? Sí serás cínico, tú hiciste qué me despidieran no sé por qué razón o qué es lo qué pretendes, pero sí piensas qué te vas a salir con la tuya ¡estás muy equivocado!.
-¡Yo nunca me equivoco! Replico -Sí serás imbécil gruñe; me levanto de la silla de mi escritorio y ella retrocede. Soy más alto qué ella unos 30 cm y por más qué lleve sandalias altas, la diferencia todavía es enorme entre ambos.
Aúnque siente temor es muy orgullosa y terca para demostrarlo, cosa qué me encanta me enciende el hecho de qué me rete, qué me desafíe, de qué sea todo lo opuesto a lo qué he conocido anteriormente.
¿Dónde demonios estaba esta magnífica mujer? Qué no la conocí antes, qué el tarado de su marido jamás la hubiese dejado escapar. Pensándolo bien debo agradecer qué sea un completo idiota o si no jamás la hubiese conocido.
-Quiero qué trabajes para mí digo sin más, ella se sorprende y me mira cómo si estuviese desquiciado. -¿No piensas decir nada? -No tengo nada qué decirte masculla entre dientes. -Jamás trabajaría para un psicópata como tú.
-Deberías considerarlo añado con calma sin dejar de contemplar su bonito rostro enrojecido debido a la ira.
-¡Eres, eres! -¿Un Ángel? digo de forma irónica. - ¿Un Ángel? replica, serás un demonio dice sin ningún reparo, -¿por qué lo dices?. ¡Sí aún no te he llevado a mi infierno y cuándo lo haga suplicarás qué no te saque de ahí digo sonriendo con malicia.

Sólo quiero darte la oportunidad de qué pongas en uso tu talento e inteligencia, naciste con un don de mando y no es sólo mandar, haces qué te sigan por voluntad, eres una líder y no pienso dejar qué desperdicies tu vida trabajando en una farmacia yo puedo ofrecerte un mejor empleo, algo dónde no sólo ganes mejor sino que aproveches tu potencial.
-¡No necesito tu caridad! dice orgullosa , no es eso pequeña -sí hay algo qué tú no me inspiras es lástima, sé reconocer el talento de las personas, y tú cariño lo tienes.
Sí hay alguien qué no sabe de caridad soy yo, me gusta qué las personas me demuestren lo qué valen, qué se esfuercen y qué no se detengan ante las vicisitudes de la vida.
-No necesito nada tuyo espeta. -¡Claro qué sí! Giselle -necesitas un mejor sueldo, no por tí sino por tus dos hijas. -¿Estás tratando de manipularme? -¡Jamás lo haría! replico -sólo sé qué mereces darte una oportunidad y darle una oportunidad a tus hijas.
-¿Y en qué puedo trabajar aquí? Pregunta ya considerando la propuesta. -Bueno quiero qué seas la Gerente de recursos humanos, quiero que me ayudes en la selección del personal para cada área de la empresa, -quiero personas capaces no sólo capacitadas intelectualmente, quiero gente comprometida con su trabajo.
Qué tenga vocación en lo qué hace, no qué sólo venga a cumplir horario, quiero que los incentives a trabajar con dedicación y compañerismo, qué puedan ayudarse en cada proyecto qué tenemos. -Cómo te comenté somos una empresa inmobiliaria y necesitamos audacia para satisfacer las necesidades de nuestros clientes, brindándoles las mejores opciones para sus empresas o negocios.
Y quiero qué te especialices en sistemas de seguridad, quiero cámaras en todas las áreas de la empresa, quiero saber cómo se desenvuelve el personal en su área, cómo cumple con sus obligaciones, para evaluarlos y darle un incentivo al mejor trabajador del mes.
Ella no reacciona de ninguna forma, su expresión está totalmente en blanco. -Carraspeó ¿y qué respondes? pregunto, -no lo sé tengo qué pensarlo dice. -¡No tienes nada qué pensar Giselle!, -te pagaré muy bien. -Sí tengo qué pensar no quiero tenerte como jefe después de haber tenido sexo contigo.
-No quiero qué eso se mezcle con mi trabajo. -No tiene porqué hacerlo añado.
Nunca te obligaría a nada, agrego además tú oficina quedaría retirada de la mía y yo no te mandaría a llamar a menos qué fuese necesario. -cabe destacar qué por razones estrictamente laborales.

Aúnque eso no es del todo cierto pienso para mí, pero me lo reservo no quiero qué huya otra vez de mí, no pienso dejarla escapar -¡esta vez no!. Así tenga qué voltear su mundo al revés sólo para tenerla conmigo.
Quiero qué vayamos a cenar- añado sin más. -Dijiste qué no ibas a mezclar el trabajo con él placer. -Bueno aún no aceptas sonrío y aúnque lo hicieras prefiero tenerte para mí hoy y qué empieces mañana a trabajar.
Está bien suspira ella esta vez ganaste, pero no te acostumbres no permito qué nadie diga qué debo y qué no debo hacer. -Sonrío y pienso para mis adentros, -eres mía y nada ni nadie cambiará qué estés bajo mi dominio, no sólo en la cama sino en todos los aspectos de tu vida eres jodidamente mía aúnque te lleve un tiempo aceptarlo, pero eso no necesita saberlo todavía.
-¿Entonces nos vamos? Pregunto con malicia. -¡Claro qué no! responde ella -¿Cómo que no? Pensé qué estábamos de acuerdo; -acepté el empleo, no tu oferta de cenar replica.
-¿Y por qué no? Pregunto con un tono no muy amable.
-Porque ya tengo planes dice ella. Mí sangre comienza a hervir ¿qué se ha creído esta mujer? Cree qué puede seguir rechazándome y qué sólo se lo voy a permitir.
-A mí nadie me rechaza. -¿Sé puede saber quién diablos es tan importante? ¿cómo para que lo prefieras antes qué a mí? !digo furioso!
-Primero qué nada, deja de ser tan arrogante, yo puedo salir con quién me de la gana soy una mujer libre y en segundo lugar, no tengo porque darte explicaciones añade.
Pequeña, estás jugando con fuego no te conviene enojarme, porque si lo haces tendrás qué afrontar las consecuencias y prometo qué no te va a gustar.Te voy a castigar por tu impertinencia, no oses en desafiarme porque no te va a gustar digo con calma.
Su expresión es de confusión y a la vez de temor. No debes temerme añado, yo jamás te haría daño no soy un bastardo, mis métodos de castigo juro qué te van a fascinar. Tanto cómo el día qué tu vagina me perteneció y no dejaste de gritar mi nombre mientras te daba placer, el placer qué al parecer ningún idiota te supo dar.
La cara de Giselle, se tornó completamente roja de vergüenza, se ve adorable y eso despierta en mí ese instinto salvaje de enseñarle qué eso sólo fue un abre bocas, que aún no se imagina todo lo qué puedo hacer con su pequeño cuerpo.
Pequeña a parte de ser más joven qué yo, también has desperdiciado tú vida con imbéciles, qué sólo te daban disgustos yo sólo quiero darte todo aquello de lo que se te ha privado, y qué tu cuerpo desea.Así qué ¿por qué ir a perder el tiempo? cenando con un imbécil que seguro no sabe cómo tratarte cuándo yo puedo hacerte temblar las piernas de placer.

DAME TUS CARICIAS  (De La BilogíaHazme Sentir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora