CAPITULO 23 GISELLE

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Invité a Jürgen a quedarse conmigo. Las niñas están dormidas, nos duchamos juntos, él se me acerca y me besa, mordisqueando mis labios, luego baja a mi cuello, dejando reguera de besos por todos lados, -¡Jürgen!, no me marqués el cuello. -No quiero que murmuren de mí en la oficina, me justifico.
Pequeña, tú eres mía, lo que los demás digan o piensen me tiene sin cuidado. -Soy un hombre libre, o bueno,… lo era. -Ahora estás conmigo, contesta.
-¿Y eso?, ¿desde cuándo lo decidiste?, pregunto desde el día que te vi, responde con aire soñador. –Jürgen, refunfuño, te dije que no quiero involucrarme sentimentalmente, Sólo quiero sexo recalco así como estamos es perfecto! –Ósea… ¿cuándo te canses del placer que te doy, me desechas?, responde con aire dolido.
-No, no, así no, es sólo que no sé nada de ti replico, Jürgen, desde que te conozco jamás me has hablado de ti, ni de tu familia, no sé si tienes una ¡Demonios! Eres demasiado cerrado conmigo y así es imposible saber sí nos quedamos en el ámbito del sexo o avanzamos.
—¿Qué quieres saber? Pregunta, quiero saber dónde está tu mamá, o tu papá… -¿Tienes algún hermano o hermana?, ¿algo que me enseñe quién eres tú?, le digo. El suspira, diciendo suavemente; —Mi mamá, papá y mi hermanita que estaba por nacer, murieron en un accidente de auto cuando yo tenía quince años.
Me tapo la boca, titubeo, —Lo siento mucho, mi corazón late desbocado, mis lágrimas caen sin poder evitarlo discúlpame, no quería presionarte. Lo abrazo, pero él se aleja! en silencio.
Luego, dice: —No tengo más familia, mi única familia son Alicia y George. —Íbamos a la consulta para ver a mi hermanita, le faltaba poco para nacer le estaban realizando el último chequeo para corroborar que todo estuviera bien. —Ella estaba perfecta, mamá también, papá y yo estábamos felices porque por fin mamá iba a darme una hermana después que nací pasaron muchos años intentando que mamá quedara embarazada, pero nunca se dio, y cuándo por fin lo logra, mamá estabas dichosa porque decía que ahora sí, su familia estaba completa, pero la alegría duró poco continúa Jürgen.
Cuándo veníamos de regreso de la consulta, un auto que venía en el canal contrario se salió de él, brincando la isla que separaba los dos canales, dando vueltas en el aire cayendo encima de nuestro auto. Yo venía en la parte de atrás me tiré al suelo. Cuándo desperté, después de varios días, los doctores me informaron que mis padres habían fallecido en el accidente junto con mi hermanita que estaba por nacer, sigue explicando Jürgen, —yo sólo tuve heridas menores, y aúnque desperté días después del accidente no sufrí mayor daño, pero no pude verlos, ni pude despedirme de ellos, no pude conocer a mi hermanita.
Su rostro está ensombrecido, sus lágrimas caen. —Jürgen de verdad lo siento mucho!, respondo abrumada por la revelación el me mira y dice: el hombre que mató a mi familia, murió también en el accidente, venía ebrio y se quedó dormido, este venía a exceso de velocidad, por eso se salió del canal.
Yo sólo lloro, no sé cómo consolarlo, no sé qué decirle, diablos; la vida de Jürgen ha sido más difícil de lo que jamás imaginé. Me acerco a él beso sus lágrimas y susurro; —gracias por compartir tu vida conmigo y perdóname, no quería que recordaras esa parte tan dolorosa de tu vida.
Lo beso con pasión, tratando de hacerle olvidar todo su dolor con mis besos y caricias, él se entrega a mí en busca de más, yo me monto encima de él y le devoro los labios con locura.
Siento un nudo en la garganta no sé qué me sucede, pero siento que quiero sanar sus heridas, borrar su dolor, darle mi amor aúnque pensé que nunca iba a sentir este deseo irrefrenable de hacerlo sentir amado. Creí que mi corazón estaba seco pero, Jürgen ha logrado despertar sentimientos en mí que no sentía desde que me enamoré, cuando sólo era una niña de mi amor platónico. Beso cada parte de su rostro bañado de tristeza, lamo su pecho, mordisqueando y besando al mismo tiempo.
—Déjame curar tus heridas, déjame calmar tu dolor, susurro en su oído. El gruñe de placer le quito la toalla de su cintura y empiezo a lamer su pene él me mira con esos hermosos ojos azules, llenos de lujuria, lo introduzco en mi boca, besando y chupando toda su longitud, tratando de darle el mayor placer posible, así como él me lo da siempre a mí.
Aumento la velocidad, él me toma por el cabello, imponiendo el ritmo y literalmente empieza a follarme la boca con desespero, mis instintos nauseabundos se activan debido a su tamaño, pero lo contengo. Mis lágrimas corren por mis mejillas debido a la forma en que me folla la boca, sólo quiero complacerlo aliviar su dolor, aúnque sea por unos instantes, que sólo me vea a mí.
El se corre en mi boca y gime de placer, tomo toda su semilla y la trago, sin dejar que se pierda ni una gota, él me levanta, me besa, recostándome en la cama chupa mis pezones adoloridos de la excitación.
Me marca los senos como le gusta, dejando chupones en todo mi cuerpo yo gimo suavemente, no quiero despertar a las niñas, el besa mi vientre. –Diablos, este hombre me enloquece con sus besos, luego se levanta y dice “espera aquí pequeña”. Se coloca la toalla, sale de la habitación, cuándo entra, trae unos hielos en una taza. —¿Que harás? Pregunto.

—Tu tranquila, responde ¡ya lo verás!. Agarra un hielo lo pasa por mi vientre, luego por las caras internas de mis muslos, chupando a su vez, luego pone el hielo en mi entrada y chupa con maestría, yo clavo las uñas en la cama. Luego, lo introduce dentro de mí. Yo salto por la sensación, el no deja de chupar y lamer cada parte de mi abertura.
Tomo una almohada y la muerdo para callar mis gemidos, clavo las uñas en Jürgen. -No puedo más Jürgen, ¡por favor!.
—Lo siento pequeña, pero aprenderás a ser paciente, contesta. —¡No quiero! Le reclamo, te quiero dentro de mí. El ríe y dice —calma, yo también te deseo, cuándo el hielo se derrite, mete dos dedos dentro de mí, con la otra mano masajea uno de mis senos. Luego, se levanta, sacando de su bolso el lubricante- ¿Qué haces con eso ahí? Le pregunto curiosa, te dije que siempre iba a tenerlos, no pienso desaprovechar ninguna oportunidad contigo, responde socarrón, me unta lubricante en el ano, luego me coloca de espaldas y me dice: —¡inclínate preciosa!.
Se coloca un preservativo y me penetra con cuidado, jamás me gustó el sexo anal, pero con Jürgen todo es diferente, el cuida de mí, se preocupa en complacerme primero, incluso la mayoría de las veces recibo más placer de lo que le doy. Me embiste con más fuerza, con una mano me toma de las caderas y con la otra mano estimula mí clítoris; haciendo que mis gemidos sean más fuertes, -¡Jürgen!, ¡Jürgen! Gimo. -¡Así pequeña!, ¡grita mi nombre!. En pocos segundos me corro con fuerza y el también.
Mis piernas, ceden y poco a poco se retira de mí, se quita el preservativo y me invita a la ducha, me lava como siempre, y yo a él. Luego salimos, me susurra —yo estoy listo para más sonrío.
—Eres un pervertido! -¡Y a ti te encanta!, espeta, lo beso y digo espera un momento. Saco una pluma que había comprado una vez que fui a una tienda con Isabella, él me mira y sonríe –Ahora, ¿quién es la pervertida?, pregunta. -Yo también compré una para tí me dice, no he tenido tiempo de usarla… ¡pero ya lo haremos!, añade.
Paso la pluma por sus enormes brazos musculosos, por sus pectorales bien tonificados y suspiro, él sonríe y muerde su labio inferior. -¡Qué bueno que te guste lo que ves!. Yo río arrogante, paso la pluma por su abdomen,  a la vez beso cada parte de su abdomen plano, -¡Eres hermoso! exclamo. El ríe, -¡Jamás me habían dicho eso, pero gracias dice.
Ahora, soy yo la que coloca lubricante de acción térmica en su piel, masajeando sus pectorales y su abdomen, a la vez que lamo su piel, luego unto lubricante en su glande, comenzando a trazar suaves círculos con mis dedos, luego soplo su parte íntima con mi aliento, chupo su longitud, bajando hasta sus testículos. Me encanta que Jürgen esté completamente rasurado lamo y chupo sus testículos con delicadeza. El gime, intentando quitarme para tomar el control.

Yo lo detengo, —Mi turno! le digo autoritaria. Luego, voy chupando otra vez su longitud con pasión, me monto encima de él, abriendo mis piernas para dejarlo entrar en mí, lo cabalgo el me toma de las caderas, acelerando el ritmo. Gimo y muerdo fuertemente sus hombros clavando mis uñas en su espalda tatuada. El gruñe, me corro fuertemente, muerdo sus labios hasta hacerlos sangrar, el aprieta mis glúteos con fuerza entre sus manos, mientras se corre dentro de mí.
Nos duchamos, me acuesto a su lado, -¿Quieres ver TV? Le pregunto. –Si, claro, dice, veamos un rato de TV. Pero al poco tiempo Jürgen está metiendo sus dedos, en mi vagina. Yo no aguanto más, me retuerzo en busca de más placer, lo beso y muerdo.
-¡Hazme el amor Jürgen! Susurro. Jamás en mi vida había tenido tanto sexo como ahora, y lo mejor es que ninguno de los dos se cansa, siempre queremos más. Es como si fuese imposible saciarnos el uno del otro.
-Jürgen, susurro. -¿Por qué no usas preservativo conmigo?, pregunto. Él levanta una ceja y exclama: -Porque sé que no es necesario. -¿Cómo que sabes que no es necesario? Le pregunto con un dejo de sorpresa en la voz. –Pequeña,. yo lo sé todo de ti, dice ufano. –Ah, ¿sí? Le digo. –Sí, responde él. -Sé que estás esterilizada, y no puedes tener más hijos, responde triunfal.
-¿Cómo sabes eso?, -Eso no importa pequeña. Yo lo sé todo de ti, responde de nuevo.

DAME TUS CARICIAS  (De La BilogíaHazme Sentir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora