El apagón

806 49 36
                                    


Abrí el grifo de la ducha y me dejé relajar por el suave tacto del agua caliente en mi piel. Hay veces que pequeños momentos como estos son los que te transmiten una increíble tranquilidad y satisfacción. Lo más probable es que me quede dentro del agua un buen rato. Jaja, Kenma va a tener que esperarse. A ver si así se le enfrían los ánimos.

Me estaba empezando a quedar dormida en el agua cuando se oyó un tremendo ruido y la luz de la casa se apagó. Yo solté un pequeño grito ahogado. ¡No puede ser que un rayo haya acabado con el suministro eléctrico de toda la calle! Además, creo que este es un buen momento para recalcar que le tengo cierto pánico a la oscuridad, es decir, no es algo tan infantil como que los niños piensen que hay monstruos debajo de sus camas. Más bien es que no se que hay en esa oscuridad, ¿quién me dice a mi que a un asesino serial no le ha dado por entrar a la casa? Eso y el darme un golpe en el dedo del pie por no ver, son los principales motivos por los que odio la oscuridad.

Palpando todo alrededor encontré una toalla. Salí de la bañera y me la envolvía en el cuerpo. Tenía frío, pero me era imposible encontrar algo de ropa si ni siquiera sabía dónde estaba la puerta del baño.

Seguí avanzando hasta que me dí un golpe en la nariz con lo que era la puerta. La abrí y creí ver algo en la habitación de mi novio. Me quedé paralizada, estática en mi sitio hasta que esa sombra comenzó a avanzar hacia mi. Entonces cerré los ojos y grité, pero unas manos rodearon mi cintura y taparon mi boca.

- ¡¿Pero qué te pasa (T/N)?! - Gritó una voz conocida.

- ¿Kenma? - Pregunté.

- Claro idiota, ¿quién si no? - Dijo soltando su agarre.

Tomé aire y solté todo lo que llevaba dentro.

- ¡Me cago en tu puta madre! Casi se me sale el corazón del pecho. ¿Tanto te costaba decir algo o hablarme antes de venir hacia mi? Pensaba que eras un loco o un ladrón. - Me enfadé bastante.

- Vale, lo siento. No pensé que le fueras a tener miedo a la oscuridad. Te estaba esperando para que no te matases escaleras abajo por no ver. - Como por arte de magia la luz volvió. - Vaya... - No dijo nada más.

- ¿Qué? - Dije extrañada.

El me tomó de la cintura y poco a poco fue acercándome a la pared de su habitación. Lo miré extrañada y el soltó una risa nasal. Apoyó sus antebrazos en la pared y acercó su rostro al mío. Sus preciosos ojos no se apartaban de los míos. Mi respiración se aceleraba cada vez que acortaba distancia y cuando casi podía rozar sus labios, desvío su boca a mi cuello. Luego subió hasta mi oído.

- ¿Sabes (T/N)? - Hizo una pequeña pausa mientras bajaba una de sus manos sus mi cadera. - Si no quieres que me cobre todas las veces que me has dejado con las ganas, no deberías aparecer frente a mi con un simple toalla.

- Bueno, no es culpa mía que aquí el señorito no haya provado bocado por meses y ahora esté necesitado. - Estaba nerviosa, pero me gusta picarlo un poco.

- Técnicamente si es tu culpa. Así que, ¿cómo lo vas a solucionar? - Bajó su otra mano hasta uno de mis pechos dónde había enrollado la toalla para que no se cállese. Estaba intentando ponerme aún más nerviosa. - Si no se te ocurren ideas, yo tengo unas cuantas. - Sacó la esquina que había enrollado en la toalla. Ahora él podía decidir si dejarme tapada o por el contrario jugar con mi pobre corazoncito.

- Bueno, supongo que te tendré que hacer una tarta de manzana. ¿No es tu favorita? - Solté lo primero que me vino a la mente y él se río. Acercó su oído hasta mi pecho y reposó su cabeza ahí.

- Pretendes parecer tranquila. Pero es obvio que estás nerviosa. Es más, me juego lo que sea a que ya estás mojada, y no por el agua. - ¿Dónde coño aprendió este tío a ser tan seguro de sí mismo? Si literalmente es un bebesito todo el día. - ¿Te ayudo a bajar tus nervios?

Próximo Nivel (Kozume Kenma x Lectora)Where stories live. Discover now