Blanca navidad

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Narra (T/N):

- Navidaaad, Navidaaaad. Dulce Navidaaad. - Faltaban un día para empezar las vacaciones de Navidad y no había ser en el universo que me quitase este buen humor.

- (T/N). Cariño. Sabes que te quiero mucho, pero por favor para ya con esa cancionsita que me van a empezar a sangrar los oídos. Llevas dos semanas así, ya no puedo más. - Respondió Kenma cansado.

- No. - Sonreí y besé su mejilla mientras entraba a paso ligero a clases.

- Me tengo ganado un buen merecido trozo de tarta de manzana. Solo digo eso. ¿Me estás escuchando (T/N)? - Se acercó mi novio por detrás y empezó a hacerme cosquillas.

- Jajajajaja. Está bien, está bien, ya paro ya. - Dije girandome para quedar cara a cara entre sus brazos.

Le sonreí y este se puso rojito. Realmente me sentía feliz. Esto es lo que trae el ambiente navideño, amor y felicidad.

- ¿Qué pasa Kenma? ¿Y ese sonrojo? - Me burlé de él.

- Nada, es solo que tienes carita de ángel pero luego en la cama eres el mismísimo diablo. - Ahora era él quien me había conseguido poner nerviosa.

Me separé de él y le dí un golpe cariñoso en el pecho. Kenma se río y me dió un besito en la mejilla para luego entrar a clase.

El día transcurrió tranquilo, muy tranquilo. Demasiado para mi gusto, pero bueno, no voy a ser yo quien se queje.

Llegó la última clase del día. La última antes de las vacaciones. Mis compañeros estaban completamente desesperados porque la profesora de mates se callara de una vez con las malditas funciones y les dejara marcharse hacía la libertad. Reí en mi mente, porque conociéndola, esta señora dará clases hasta el último día de su vida. 5...4...3...2...1...¡RIIIIINNNGGGG! He ahí el maravilloso y molesto timbre que marca el inicio de las horas de Club. Que más que club va a ser fiesta. Porque ni Dios se va a molestar en hacer algo efectivo teniendo un pie en clases y el otro abriendo regalos.

Volví a la realidad cuando ví a Kenma mirándome raro mientras sostenía su consola.

- ¿Qué? - Pregunté frunciendo el ceño.

- Por lo menos si te vas a quedar pescando intenta que no se te caiga la baba. - Señaló mi barbilla.

- ¡Ehhh! - Con algo de vergüenza y prisa me limpié la cara. Kenma soltó una suave risa nasal.

- ¿Q-Qué? ¿De qué te ríes? - Dije algo nerviosa.

- De nada. - Besó mi frente y me tomó de la mano. ¿Vamos princesa?

Voy a proceder a hacer un grito interno. ¡AHHHHHHHH! ¿Cómo puede existir un ser tan perfecto? Kozume Kenma, estoy a tus pies.

- Kenma... - Hablé casí por inercia.

- ¿Qué? - Dijo mientras caminábamos de la mano al pabellón.

No respondí nada. Luce tan bien que ni las palabras son capaces de salir de mi boca. Yo ya me lo imagino. Casada, con tres hijos y dos gatos. Los niños se llamaran Usui, Senju y Ayato. Porque sí, van a ser niño, niña y niño. ¡Oh! Y los gatos se llamaran Copito y Azúcar. Viviremos en una linda casita en Tokyo cerca de nuestros amigos y...

- ¡(T/N)! ¡Qué me hagas caso! - Kenma estaba furioso, poco más y se le marca la vena de la frente.

- ¿Qué? ¿Por qué estás enfadado? - Dije yo algo cabreada.

- ¿Tal vez porque llevo cinco minutos preguntando que qué quieres y tu no contestas? - Respondió irónico.

- Perdón. Dibagué en mis pensamientos. - Reí un poco para relajar el ambiente.

Próximo Nivel (Kozume Kenma x Lectora)Where stories live. Discover now