CAPÍTULO 5: "EL CEMENTERIO"

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''...El culpable de todo, de su muerte y de su hambre, por la gula''

Anónimo

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Capítulo 5:

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Una pared de ladrillos me daba la cara sin mostrarme alguna salida, pues la puerta que antes estaba ahí ahora no lo estaba. ¿Cómo carajos había desaparecido? Fue una pregunta de la cual nunca tendría respuestas.

Me volteé hacia el pasillo y un aterrador silencio me hacía preocuparme cada vez más.

Tomé un gran respiro de aire y empecé a caminar con ayuda de las muletas. La luz de las antorchas y velas se reflejaban en color rojo contra mi piel, pues a pesar del frío que empezaba a hacer ese fuego me hacía sentir cómoda.

Media hora después, caminaba con lentitud y precaución por el gran pasillo de ladrillos de piedras, el cual parecía que nunca se acabaría, pero debía buscar una manera de salir de ahí. Cuando pensé que nada podía ir peor, una gran ráfaga de viento golpeó mi rostro y mi cuerpo, apagando las antorchas que me iluminaban, haciéndome quedar en una larga y aterradora oscuridad.

—¡¿Qué!? —Chillé, aguantándome con fuerzas de mis muletas.

Todo mi cuerpo se erizó, sentí un leve nudo en mi garganta y mis dedos se helaron. Empecé a caminar nuevamente, aunque era todo un desastre entre tanta oscuridad.

—Joder, ¿por qué Santo Dios me metí aquí? —susurré para mí misma y sino fuera porque debía sujetar mis muletas para caminar, me hubiera abrazado a mí misma para cubrirme del frío tan grande que empecé a sentir.

Mis pasos se detuvieron al ver una pequeña luz provocada por el fuego de unas velas, caminé con cuidado y alerta a cualquier ruido, pero cuando llegué a donde estaba la pequeña luz casi me desmayo.

— ¡Oh Dios mío! —Grité asustada al ver una pared llena de retratos pintados.

Tapé mi boca sintiendo miedo, era mi rostro en diferentes fases: sonriendo, pensativa, llorando, aburrida, desinteresada y con miedo.

— ¿Qué psicópata pintó esto? —No podía verme, pero sabía que me había puesto pálida, como si mi sangre y mi alma se hubieran escapado de mi cuerpo.

Mi mirada recorrió el altar y me di cuenta que quedaba otro cuadro más, pero este estaba cubierto por una sábana roja, llamando mi atención, sin saber que vería algo realmente aterrador.

Con mi mano temblorosa agarré la tela que no me dejaba ver y de un halón mis muletas se cayeron y con ellas yo al suelo. Mis ojos se abrieron como si quisieran salirse de sus órbitas al igual que mi corazón. Lágrimas de miedo corrían por mis mejillas ante lo que mis ojos grises observaban con terror; Mi boca cosida y mis ojos sangrando, remplazados por dos hoyos negros infinitos era lo que estaba pintado en ese lienzo.

¿Qué cabeza retorcida podría haber pintado eso?

Pensé y la respuesta vino de una voz desconocida.

— ¿No es hermoso mi arte? —Soltó una risa psicópata y empecé a escuchar sus pasos llegar hacia mí.

Rápido agarré mis muletas y dispuesta a salir de ahí, me levanté y como pude empecé a correr por mi vida, aunque lo más rápido que podía avanzar era a pasos largos y seguidos.

— ¿A dónde vas Alma? —Volvió a soltar esa estúpida risa terrorífica que me hacía pensar que estaba en el infierno.

Yo solo andaba rápido, mientras que con pasos largos y el sonido de un hierro golpeando el suelo él se acercaba cada vez más a mí. De repente vi una puerta a la que me aproximaba.

ALMA "Un Secreto Nocturno" (Completada en Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora