CAPÍTULO 9: "Caer en sus pecados"

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Capítulo 9:

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Con el corazón en la garganta caminaba hacia la sala de rezo donde la madre superiora se encontraba esperándome. Quería salir corriendo, pero debía mantenerme fuerte. Era imposible que me hubiera visto el rostro aquella noche ¿O sí? La inseguridad me estaba comiendo por dentro, pero no podía demostrarlo, debía mantenerme firme, para que no notara mis nervios.

Al llegar a la gran puerta mis pies se detuvieron viéndola de espalda a mí, arrodillada frente a la estatua que había sido quemada y ya remplazada de Jesús crucificado, rezando con el rosario en sus manos.

¿Qué le pedía?

¿Sería tan baja como para pedirle al hijo de nuestro señor que la perdonara después de lo que hizo?

Apreté mis puños perdiendo cada gota de miedo, luego de ver tal cosa no debía sentir miedo de una persona tan repulsiva. Me acerque en silencio y me pare detrás de ella mientras miraba a la estatua relajando los músculos de mi cuerpo.

Sentí su mirada por un momento antes de que terminara de rezar haciendo la señal de la cruz en su frente y hombros para luego besar su rosario y levantarse mientras miraba el rostro de Jesús ensangrentado por la corona de espinas.

—Es impresionante como él perdona hasta el más oscuro pecado, si así se lo pides —Dije mientras seguía su mirada.

—Pero debes pagar un precio muy grande, si así es el pecado —Mencionó antes de voltearme a ver — ¿Sabes tú acaso el pecado que cometió uno de los reyes de este catillo hace muchos años?

— ¿Uno de los reyes nobles cometió pecado? —Pregunte —No es así como nos han contado la historia desde que llegamos, Madre.

—Es cierto, pero hay muchas cosas que es preferible no contarlas por el bien de los demás.

¿A qué se refería con eso? Pensé mientras me quede callada escuchándola.

— ¿Sabes el porque te llame? —Preguntó y yo solo me limite a negar mirándola a los ojos —Bueno ya faltan pocos años para que puedas convertirte en una de las agradecidas esposas de Dios, cariño —Se acercó con intención de tocar mis mejillas cuando mi instinto me dijo que me alejara y eso hice — ¿Pasa algo?

—No...—Negué, no tenía que haber hecho eso, pero el tan solo recordar que con esas manos había matado a alguien ya me ponía los pelos de punta —Es solo que... aún no sé qué es lo que hare con mi vida, quiero convertirme en esposa de Dios, madre, pero muchas cosas pueden pasar de aquí a tres años...

—Entiendo —Dijo y bajo sus manos dándome una leve sonrisa — ¿Me dejas abrazarte?

—Claro madre —Dije para luego sentir sus manos llenas de una vida que no le pertenecía abrazándome cariñosamente.

Yo correspondí poniendo mis manos en su espalda y escondiéndome en su cuello, tomando la decisión de no cerrar mis ojos, cosa que hizo que viera algo que atraparía mi atención. Se separó de mí y yo le regale una sonrisa de simpatía.

—Que dios te bendiga hija mía.

—Igualmente, madre.

Ella se fue de ahí dejándome sola en aquel lugar y yo la observe hasta que la vi desaparecer por los pasillos, para luego voltearme hacia la estatua y caminar hacia ella. Me había relajado el hecho de no haber sido descubierta, pero aún habían cosas que me atormentaban.

No sabía cómo no lo había visto antes, pero había algo debajo de la estructura de madera que aguantaba la estatua y no dejaba de brillar. Me agache de rodillas y me incline metiendo mi mano debajo de ese pequeño espacio entre el suelo y la estructura, cuando de repente...

ALMA "Un Secreto Nocturno" (Completada en Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora