Capítulo 3.

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El despertador había sonado hasta en 3 contadas ocasiones, pero Mar estaba tan sumida en el sueño que no le había prestado atención. Fue Romeo el que con lametazos en la cara la despertó.

- Ey chico, buenos días - dijo con los ojos casi cerrados aún mientras acariciaba a su fiel compañero - Ya quieres salir a pasear ¿No?

Romeo no dejaba de insistir, algo que hizo que Mar se extrañara. Conocía muy bien a su perro y sabía que aquello quería decirle algo. Cogió su móvil y miró la hora.

- JODER - gritó levantándose de un salto - Llego tarde, coño. 

Hizo un pis a toda prisa y se puso lo primero que encontró en la silla. No había tiempo de pensar en indumentaria, ni siquiera le iba a dar tiempo de pasear a Romeo, así que se lo llevaría a la clínica y le pediría el favor a María para que ella lo llevase mientras estaba en consulta.

Una vez vestida, con la cara lavada y casi sin peinar cogió la correa de Romeo y salieron disparados. Menos mal que la clínica estaba a penas a 5 minutos. 

- Buenos días - dijo entrando por la puerta - Lo siento se me ha ido el santo al cielo.

- No te preocupes - respondió María sonriente - Los clientes que tenían cita a las 9.30 la han cancelado, así que por eso no te he llamado.

- Menos mal - respiró tranquila - No sé que me ha pasado, no suelo quedarme dormida nunca, pero supongo que el día de ayer me dejó muerta. Por cierto María, ¿Te importa ir a darle un paseo a Romeo? Es que con esto de que me he levantado tarde no me ha dado tiempo y el pobre mío echa de menos su paseo y su pis mañanero. 

- Si claro, no te preocupes - respondió la recepcionista mientras se levantaba de su silla - ¿Tú te haces cargo mientras de todo ésto?

- Si claro, no te preocupes - contestó Mar sonriendo - De verdad, muchas gracias. 

Maria cogió a Romeo y se lo llevo a pasear, mientras tanto Mar aprovechó que en la clínica no había nadie para prepararse un café y tomarlo con tranquilidad. Sonrió acordándose de la tarde que habían pasado el día anterior en su casa. Aquellos sacaban lo mejor de ella, y aunque era una persona que le encantaba pasar tiempo sola, también disfrutaba de la compañía de los suyos. 

El sensor inalámbrico que tenía en la puerta la avisó que alguien había entrado. 

- Hola Buenos días - dijo saliendo mientras se limpiaba la boca - Ay, hola mamá eres tú 

Mar salió detrás del mostrador y abrazó a su madre.

- ¿Qué tal hija? - preguntó Eugenia mientras la besaba - He pasado por aquí para ir a comprar unas cosas y he visto que estabas abierta ya.

- Si mami, un pelín tarde de lo normal, pero bueno - respondió sonriendo - ¿Qué tal estas? ¿Y papá?

- Papá bien cariño, preparándose lo he dejado que iba a hacer un "chapú" a casa de un amigote, por lo visto va a hacer un cuarto de baño. Ya sabes que él ni estando jubilado se está quieto - dijo Eugenia volviendo los ojos - Y Paula dormida, para no variar, de verdad que yo no sé cuando esa niña va a cambiar la mentalidad. Ahora solo quiero videos y grabarse, se cree influencer de esas que hay ahora.

Mar se echó un par de risas escuchando la indignación de su madre. Eugenia era una mujer tradicional, donde a las nuevas tecnologías y a las nuevas profesiones no les venía ningún futuro, así que eso de que su hija lo grabara todo no le hacía ni pizca de gracia.

- Bueno mami, déjala, tampoco hace nada malo - respondió Mar intentando tranquilizar a su madre - además así se saca unas perrillas para sus caprichos.

Chica nueva en el puebloWhere stories live. Discover now