Capítulo 23.

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Jaime era de ese tipo de hermanos que no se cansaba de estar al lado de su hermana el tiempo que hiciese falta hasta que ésta remontara. A decir verdad estaba costándole bastante trabajo, y es que la muerte de Cristal había marcado un antes y un después en la vida de Loreto. Julia, su madre, nunca la había visto tan mal y le preocupaba como su hija no sabía salir del hoyo en el que se había metido. Desconocía la existencia de Mar, al menos no de la forma en la que Loreto la había tratado, por lo que no sabía del dolor completo por el que estaba pasando aquella. Lo suyo no solo era un duelo, sino que eran 2. 

- Vístete que nos vamos - dijo Julia entrando en el dormitorio de su hija.

-  No voy a ir a ningún sitio mamá- respondió sin levantar la mirada del ordenador.

- Si vas a salir, y no voy a aceptar un no por respuesta, así que tienes 15 minutos para ducharte, vestirte y salir, en el salón te espero - contestó tajantemente Julia cerrando la puerta del dormitorio al salir.

Loreto enfadada se levantó de la silla y se tiró boca abajo en la cama, apretando su cara contra la almohada. Estaba cansada que todos quisieran hacer con ella lo que se les venía en ganas y a ella solo le apetecía estar allí sin ver ni hablar con nadie. Hacía unos meses que había pasado todo y ella no notaba mejoría, al contrario, todo lo veía peor, se le estaba haciendo muy cuesta arriba seguir. 

En una de estas miró el reloj y se dio cuenta que si no hacía lo que su madre le había dicho iba a tenerla con ella, y como no le quedaban ni fuerzas para discutir se dispuso a buscar la ropa para darse una ducha.

- No me voy a arreglar - se dijo a ella misma mientras se ponía unos vaqueros cualquiera que tenía y una sudadera de color beige con unas deportivas adidas del mismo color. 

Se dejó el pelo suelto mojado y una vez que estaba vestida salió de la habitación.

- Perfecto - contestó Julia - Te han sobrado 2 minutos de los 15 que te había dado, así que estoy orgullosa ¿No vas a coger abrigo?

- Pero ¿Dónde vamos a ir mamá? - preguntó Loreto desganada - De verdad que no me apetece hacer nada, no me lo pongas más difícil por favor.

Julia que era bastante escueta en palabras agarró la chaqueta que tenía colgada detrás de la puerta, miró a su hija y se acercó a ella.

- ¿Sabes quién lo está poniendo difícil?  Tú, Loreto - dijo muy seria - Llevas casi dos meses encerrada en una habitación a cal ni canto, te da igual absolutamente todo, no quieres comer, no quieres salir, te estas hundiendo en la miseria y da gracias que he aguantado todo este tiempo sin hacer nada, dándote tiempo para que pudieras llorar todo lo que necesitaras, pero se acabó. Esto no es una elección, vivir es una obligación y aunque el dolor por lo de tu perra no lo vas a olvidar nunca, tienes que seguir viviendo. Estoy cansada de ver como tu hermano llora porque no sabe como ayudarte, ver como Rocio viene día si y día no y se va con una mala contestación porque encima estás siendo desagradecida. Tienes ya una edad Loreto, y a los problemas hay que plantarles cara y hacerles frente, regodearnos en ellos no nos ayuda y a tú ya te has regodeado lo suficiente. Así que hazme el favor de coger la chaqueta que te vayas a poner en el caso que te quieras llevar alguna y sal hacia el coche. 

Loreto se quedó de piedra escuchando a su madre. No estaba acostumbrada a ese tipo de charlas, su madre intentaba mantenerse al margen pero visto lo visto le había superado aquella situación y aunque le jodiera reconocerlo, su madre tenía razón, no podía seguir así. Había perdido peso, y la ilusión por vivir la había perdido y pensó en Cristal, que seguro que no la querría ver así. 

- Vamos a pasar a por Jaime ¿Vale? - dijo Julia mientras se ponía el cinturón de seguridad.

Loreto no pronunció palabra solo asintió con la cabeza

El camino hacia casa de Jaime fue bastante tenso, Julia no habló nada y Loreto se limitó a mirar por la ventana. No tenía ni idea cual era la intención de su madre, pero a ella le estaba faltando el aire saliendo de casa, pero no iba a discutir no tenía fuerzas. Llegaron a casa de su hermano que estaba esperándolas en el portal.

- Hola preciosas mías - dijo montándose en el coche.

- Hola hijo ¿Te ha dicho algo Rocío? - preguntó Julia para sorpresa de Loreto.

- Sí, está al llegar mamá, me ha dicho que le quedaba 1 minutos - estaba diciendo Jaime cuando la mejor amiga de la profesora apareció.

- Perdón familia - dijo casi sin respiración - Me ha pillado el toro.

- Como siempre - añadió Jaime entre risas.

Loreto no pronunció palabra en todo el tiempo, se limitó a sonreír falsamente. No entendía que hacía allí su madre, con su hermano y con su mejor amiga, no sabía a donde la querían llevar, y no sabía cual era el interés que estaban teniendo pero no le estaba gustando nada, ella pensaba que tenían que respetar la forma que ella quería llevar su duelo. 

El camino fue bastante ameno. Jaime, Rocío y Julia lo pasaron charlando y riendo recordando momentos que habían vivido juntos desde que eran pequeños. Últimamente Jaime sentía que la relación con su madre había mejorado mucho y eso le hacía muy feliz, no era para nada rencoroso y aunque había sufrido bastante, entendía que todo el mundo tiene derecho a cambiar. 

- ¡Es aquí! - dijo Julia aparcando el coche. 

- Bien, pues a prepararse chicas bajándose del coche.

Loreto se bajó del coche y miró a su alrededor, no había nada, solo una nave bastante grande con un letrero en la puerta que se podía leer "Destrózame".

- ¿Me podéis explicar dónde estamos y qué coño hacemos aquí? - dijo Loreto de muy malas maneras, enfadada porque no entendía nada de lo que estaba pasando allí.

- Tranquila cariño, te va a gustar - dijo Rocio acercándose a su mejor amiga.

- No me va a gustar Rocio, joder, no entendéis nada - contestó muy enfadada Loreto.

Rocio agachó la cabeza, últimamente su mejor amiga la trataba como si la odiara y aunque estaba intentando entenderla y que eso no le afectara, ya le estaba pasando factura.

- No te lo voy a permitir más - dijo Jaime con un tono enfadado y serio dirigiéndose a su hermana- Estoy hasta los cojones de que trates mal a la única persona que día y noche se preocupa por ti sin ser de tu sangre. Que ha estado a tu lado desde que casi naciste, y la tratas como si fuera una mierda, y te lo voy a decir una vez nada más, si no nos quieres perder más vale que cambies porque te juro Loreto, que como no te esfuerces y empieces a tratarnos bien, nos vamos a cansar de estar aquí, así que tú verás. 


Chica nueva en el puebloWhere stories live. Discover now