Capítulo 16.

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Los minutos pasaban en aquella sala de espera como si fueran eternas horas. Loreto no paraba de preguntar, le parecía raro que aún Mar no hubiera salido para decirles nada. 

- ¿Es muy raro verdad? - preguntó Tomás en voz baja a su novia.

- La cosa no va bien, si no mi hermana ya hubiera salido - añadió Paula siendo consciente de cuál era aquella situación. 

Después de más de una larga hora, la puerta de aquella clínica se abrió saliendo Mar cabizbaja. Loreto saltó del asiento hacia donde estaba la veterinaria.

- ¿Qué tal? ¿Cómo está? ¿Qué le ha pasado? - preguntaba casi sin respiración la profesora.

Todos los demás conocían muy bien a Mar, sus ojos delataban que las noticias no iban a ser buenas, así que se acercaron a Loreto para hacer piña.

- A ver Loreto - dijo Mar quitándose la mascarilla quirúrgica-  Cristal ha tenido un paro multiorgánico  provocado por un envenenamiento.

- ¿Cómo? - dijo Loreto que no quería creer lo que estaba Mar diciéndole - ¿Pero está bien no? ¿La has podido curar como la otra vez no?

Los ojos de Mar delataban las peores de las noticias, agarró las manos de Loreto y agachó la cabeza sintiendo haberla decepcionado.

- Lo siento Loreto - dijo Mar casi sin voz.

- ¿Qué sientes el que Mar? Mírame por favor - dijo gritando - ¿Qué sientes? ¿Dónde está Cristal?

Valentina y Paula agarraron a la profesora por los hombros como muestra de cariño.

- ¿Qué donde esta Cristal? - gritó desesperada la profesora.

- Cristal nos ha dejado, Mar, no ha podido resistir el paro de todos sus órganos, cuando llegamos aquí poco hemos podido hacer por ella - consiguió decir Mar entre lágrimas.

Loreto al escuchar lo que Mar le había dicho empezó a gritar y a llorar como nunca antes. Estaba completamente rota de dolor, no podía creer lo que estaba viviendo. Se arrodilló en el suelo a llorar como si su propia vida hubiese acabado allí, Cristal era todo para Loreto, su compañera de viajes, su vida, su todo, y se le había ido. 

- ¿Quieres pasar a despedirte de ella? - le preguntó la veterinaria poniéndose de rodillas a su lado mientras le acariciaba el pelo.

Loreto que no podía pronunciar palabra,  dijo que si con la cabeza, y con la ayuda de Mar se levantó del suelo entre lágrimas para despedirse de la que había sido su compañera de vida. 

Mar agarró a Loreto que no podía parar de llorar, y echada sobre su hombro entraron a aquella sala fría donde todavía yacía el cuerpo sin vida de Cristal.

Mar quiso darle intimidad a la profesora así que se quedó detrás mientras que Loreto se despedía de su amiga.

- Cristal tú no, tú no debías irte ¿Ahora quién me va a cuidar? Lo siento mi niña lo siento, debí estar más pendiente, ha sido culpa mía. Por mi culpa tú ya no estas aquí - gritaba entre sollozos agarrada al cuerpo de Cristal- Nunca te voy a olvidar ¿Me oyes? Gracias por regalarme los momentos más bonitos de mi vida, te quiero con toda mi alma mi amor, y siempre siempre te voy a llevar conmigo.

Mar no podía dejar de llorar viendo aquella escena. Se imaginaba que en vez de Cristal era Romeo el que estuviera postrado sobre aquella camilla fría y se derrumbaba. Tampoco podía evitar romperse en dos al ver a Loreto completamente destrozada, solo quería abrazarla y decirle que ella estaba ahí, que se iba a encargar que no le rozara ni el aire, pero no podía hacer eso, no era el momento.

- Nos tenemos que ir, Loreto - dijo con un hilo de voz mientras se limpiaba las lágrimas.

Loreto se giró y estiró su mano para que Mar la cogiera y se acercara a ella. Ésta la agarró y se puso a su lado mientras la abrazaba.

- ¿Qué voy a hacer sin ella, Mar? Mi vida no va a tener sentido - dijo sin poder parar de llorar.

- No hay palabras para consolar este dolor, pero ella siempre va a estar contigo, donde quieras que estés ella  aunque no la veas va a estar a tu lado - respondió Mar sin soltarla.

- No puedo encargarme de nada de ella a partir de ahora, no tengo fuerzas para decidir, necesito que lo hagas tú por mi, por favor, yo solo quiero irme a casa y meterme en la cama y no salir de ahí.

- No te preocupes, tú no tendrás que hacerte cargo de nada - la tranquilizó dándole un beso en la frente - Pero ahora tenemos que irnos, despídete de ella.

Sin mucho más que decir, Loreto se abrazó de nuevo al cuerpo de Cristal jurándole que nunca se olvidaría de ella y que la quería con toda su alma. Loreto estaba completamente rota, Cristal había tenido la suerte de compartir su vida perruna al lado de alguien que la quiso como nadie. 


Chica nueva en el puebloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora