Capítulo 5.

296 21 3
                                    

- Que tía más gilipollas de verdad, no entiendo como se puede ser así - dijo Mar ofuscada entrando en casa.

Aquel momento tan incómodo que había vivido en la puerta con Loreto le había sentado muy mal. El día que se conocieron le pareció una chica muy simpática, pero sin embargo en las dos siguientes ocasiones en la que se la había encontrado no había hecho ni siquiera el intento de ser amable.

Del mismo enfado se le cayó hasta en 2 ocasiones el móvil de las manos, luego el comedero de Romeo, y por último un vaso que se hizo añicos. 

- JODER -gritó mientras se aseguraba que Romeo no se acercara y se clavara algún cristal.

Cogió el cepillo y el recogedor y lo quitó lo antes posible, pero necesitaba hablar con su hermana para desahogarse así que una vez todo recogido la llamó. Paula era esa parte de Mar en la que depositaba todo lo que sentía porque sabía que no la iba a juzgar. Paula era de ese tipo de hermana que te apoya hasta la muerte, y que si hacía falta moría contigo. Era su salvación.

- Hola Pauli ¿Estás haciendo algo? - dijo nada más descolgar su hermana el teléfono.

- ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás enfadada? - La sincronización de estas dos, daba miedo, solo por el tono de voz Paula sabía que el motivo de la llamada de Mar era por un enfado.

- Cada día me sorprendes más, pero sí estoy enfadada - empezó diciendo -  ¿Te acuerdas de la chica que vino ayer a casa? ¿la que te confundió conmigo?

- Si, la vecina que es la profesora del insti ¿no? - preguntó Paula.

- Si esa misma, pues es gilipollas - dijo tajante.

- ¿Cómo? - preguntó Paula que no entendía que le pasaba a su hermana.

- Pues que es gilipollas hermana - respondió enfadada - el otro día cuando la conocí en el parque nuevo  fue super amable. La chica me contó que estaba aquí sola, hablamos de nuestros perros, no sé tía, una chica muy enrollada que yo misma dije, que se la veía muy buena gente. Pues después de ese día me la he encontrado un par de veces más, una ayer cuando vino a por la sal y en cuanto vio que fui yo, se puso en tensión y ahora, antes de entrar en casa.

- A ver Mar, me estoy perdiendo un poco con todo esto - dijo Paula un poco desconcertada.

- ¿Con qué te estas perdiendo? Si es que no tiene perdida alguna - respondió enfadada.

- Escúchame, baja los humos eh - volvió a contestar Paula pero esta vez más seria - No entiendo porque te enfada tanto que esa chica sea menos simpática de lo que tú te esperabas que fuera, sobre todo porque no la conoces, no sabes como es, y porque un día en el parque te pareciera simpática, no tiene porque serlo siempre. 

Mar se quedó callada, su hermana tenía razón y a decir verdad ni ella misma entendía porque le molestaba tanto que aquella chica no quisiera tener una conversación con ella. En su cabeza se había imaginado que podrían ser amigas, o al menos que podrían hablar y compartir algunos ratos, pero al final era  su imaginación.

- Ya - logró decir - No sé porque me molesta tanto que no sea amable, tienes razón al final no la conozco de nada.

- Pues por eso hermana, dale tiempo, lo mismo es que es demasiado tímida y por eso actúa así, o no, quizás es que es un cardo borriquero, pero bueno tampoco podemos pretender que todos nos traten como nosotros lo haríamos - añadió Paula con mucha razón.

- Pues tienes razón Pau - dijo más calmada la veterinaria - Ves, necesitaba hablar contigo para que me bajaras de la nube en la que me había montado. Así que ya que me he bajado voy a darme una ducha y a hacerme algo de cena que hoy quiero acostarme temprano para que no me pase lo de esta mañana. Gracias por todo hermanita, te adoro.

Chica nueva en el puebloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora