Capítulo 8.

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Los ladridos de Cristal despertaron a Loreto del sueño profundo en el que estaba sumergida. Los pasos de su amiga, y los ladridos  la alertaban de que algo pasaba.

Se levantó de la cama casi con los ojos pegados y salió al pasillo, allí estaba su compañera nerviosa.

-  ¿Qué pasa chica? - dijo Loreto poniéndose de cuclillas para acariciar a su perra.

Cristal se dirigía a la puerta haciendo aspavientos para que su dueña la siguiera.

Loreto no entendía que quería Cristal, pero la siguió y abrió la puerta, donde para su sorpresa había una sorpresa.

- Jooooder, menos mal que has abierto chica, 15 minutos llevamos aquí - dijo Rocio molesta con su amiga.

- Pero ¿A qué hora habéis llegado? ¿Por qué no me habéis llamado? - dijo Loreto acercándose a su mejor amiga y a su hermano para darles un abrazo.

- 20 llamadas perdidas, 15 whatsapp y 50 millones de veces hemos tocado el timbre ¿Qué estabas haciendo payasa? - Dijo Jaime dándole un abrazo a su hermana.

- Lo siento chicos, estaba totalmente dormida y no he oído nada. Ha sido Cristal la que me despertado con sus ladridos, y menos mal - contestó mientras los ayudaba con las maletas - Pasad, venga. 

Los tres entraron en la casa, donde Loreto se encargó de enseñarle a sus invitados su hogar en el que pasaría aquel año. Jaime quedó fascinado por las vistas, eso de asomarse a la ventana y ver verde por todos lados, le parecía una fantasía. Por el contrario Rocío vivía enamorada de la piscina que tenía el jardín trasero. Su sueño había sido siempre vivir en una casa con piscina, y como hasta ahora no había sido posible se conformaba con la de su amiga. 

Loreto era feliz teniéndolos ahí, al principio pensaba que tener a su hermano allí le iba a cortar las alas, pero viendo de la manera en la que Jaime venía, la tranquilizó y la hizo feliz. 

- Entonces ¿Cuándo empiezan las fiestas? - dijo Rocío cogiendo una cerveza de la nevera.

- Por lo visto mañana por la mañana, por lo que me han contado en el Instituto todo el pueblo sale a las calles, mientras beben, comen y bailan, por lo visto es una pasada - respondió Loreto sentada en el borde la piscina. 

Jaime por su lado aprovechó para ponerse el bañador y tirarse a la piscina. 

- Sabes, lo que me extraña es que tú te hayas venido a pasar unos días conmigo - dijo Loreto mirando a su hermano.

- ¿No podía tener ganas de ver a mi hermana favorita? - dijo Jaime apoyándose en el filo de la piscina.

- Si claro - dijo Loreto - Pero no es lo común, teniendo en cuenta que cuando vivíamos en el mismo pueblo podíamos llevarnos semanas sin vernos, ni hablar.

Rocío que estaba notando como el ambiente se ponía tenso, intervino.

- No es lo mismo tener a tu hermana a 10 min, que a 3 horas, así que es normal que tuviera ganas de verte, amiga - añadió guiñándole un ojo a Jaime. 

Jaime aprovechó para salir de la piscina, cogió una toalla y se la envolvió en la cintura. Cogió una cerveza y se puso al lado de su hermana mientras le pasaba su brazo por el hombro.

- Soy consciente que nunca te he dicho lo mucho que te quiero lo suficiente, y aunque no lo creas eres la persona más valiente y que más quiero del mundo - añadió Jaime emocionado. 

Loreto que no creía lo que estaba escuchando se giró y miro a su hermano con los ojos desencajado. La rivalidad que su madre había creado entre ellos había hecho mella en su relación, algo que a Loreto le había partido en dos. Su hermano mayor para ella siempre había sido su héroe, pero competir para parecerse a él fue muy duro.

Chica nueva en el puebloWhere stories live. Discover now