Capitulo 5

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La caza de mortifagos había iniciado en cuanto el Señor Tenebroso había caído, habían iniciado con los de más bajo rango, al ser los más fáciles de capturar y enjuiciar o directamente encarcelar gracias a sus pocos o nulos contactos.

Casi 4 meses es lo que habían tardado en escalar hasta los miembros del rango en el que estaba Severus, uno intermedio, algo un poco molesto para el ex-Prince, él había subido hasta ahí con su propio esfuerzo, pero le molestaba aún más que otros miembros hubieran llegado a un puesto tan alto con tanta facilidad, como era el caso de Pettigrew, había subido de puesto al traicionar a sus mejores amigos al contarle la profecía a el mismísimo Lord y al haber sido un espía dentro de la Orden del Fénix.

Severus tenía algo de la protección Black, al casarse con el heredero de la casa pero, el apellido no solo tenía influencia, sino una mala fama y prejuicios que eran verdaderos a puerta cerrada; los miembros de la casa Black eran reconocidos por su gusto hacia las Artes Oscuras y la crueldad contra cualquier otro ser vivo.

Sabía que Regulus no iba a dejar que lo llevaran a Azkaban, sin embargo quería asegurarse de que nada iba a fallar y eso es lo que lo llevó a visitar a su antiguo director, Albus Dumbledore.

Y ahí estaban, ambos porque el Black menor no lo dejaba salir solo, esperaron a que la puerta de la oficina del directo se abriera y cuando así fue, pudieron ver que el anciano estaba parado en la entrada, alerta por si a cualquiera de los dos se le ocurría hacer alguna estupidez.

Dumbledore tomó asiento, invitándolos a sentarse también –Y díganme, ¿qué se les ofrece?–.

–Protección, la casa Black tiene muchos recursos si es que intentan detenernos a cualquiera de los dos, pero no queremos que absolutamente nada falle– empezó Regulus en un tono neutral.

–¿Y qué es lo que yo ganaría por proteger a un par de mortifagos?– preguntó Dumbledore.

–Estamos dispuestos a entregar a un número considerable de mortifagos con pruebas y recuerdos si es necesario– continuó Severus.

–Okay, ¿entonces se moverán al lado de la luz o simplemente quieren evitar ir a Azkaban? porque me sería más fácil brindarles ayuda si son de nuestro bando, en especial si alguno de los dos deciden unirse a la Orden del Fénix si Voldemort regresara– dijo Dumbledore, dirigiendo lo último a Regulus.

Ninguno estaba totalmente cómodo con las condiciones, pero no podían darse el lujo de rechazar la propuesta, en especial ahora que el viejo podría mandarlos a Azkaban con solo tronar los dedos; se miraron mutuamente y aceptaron.

El resto de la tarde habían arreglado los detalles para que Regulus entrara a la Orden y la pareja diera nombres y pruebas, junto con algunos recuerdos, claro, omitiendo la presencia de sus amigos en el grupo de mortifagos.

Papá, padre y ¿dadfoot?Where stories live. Discover now