Capitulo 22

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Unos días habían pasado de la primera prueba del torneo, Sirius entrenaba todo el día para evitar ir y golpear a aquel anciano que había permitido que su cachorro participara en ese circo; en un intento de distraerse aún más, le vino a la mente una pregunta, ¿cómo dejó esa vieja bruja que su hermano y Severus se casaran?.

Se soltó de la barra y se dispuso a buscar a su hermano, Regulus estaba leyendo algunos pergaminos sobre quien sabe que, cuando el animago irrumpió en su despacho; –¿Necesitas algo?– preguntó.

–¿Cómo engañaron a esa vieja para que se pudieran casar?– preguntó sin rodeos.

–Le dijimos que Sev era un sangre pura huérfano– respondió sin mucho interés.

–No te creo, esa mujer siempre estaba dos pasos adelante, ni a ti te habría creído tan fácil– mencionó, mientras tomaba asiento en la silla frente al menor.

–Supongo que confió en que Lucius y Narcissa no la engañarían, ellos estuvieron cuando se lo contamos a madre– relató.

–Aún así, parece muy fácil, con ella las cosas nunca fueron así–

–Quizás fue porque estaba ya vieja–

–¿Recuerdas cuando intentó comprometernos?, ella investigó todo el linaje familiar de las candidatas, incluso las interrogó como a criminales–

–Es verdad, ella nunca investigó sobre Verus– Regulus frunció el ceño, su madre le habría dicho algo si así hubiera sido.

–¿O si?– indagó Sirius.

Se miraron unos segundos y salieron corriendo hacia la oficina de Walburga, seguramente habría algún documento que les sacara las dudas; al llegar a la puerta, ambos se quedaron quietos de golpe, ese lugar había estado prohibido durante los años de vida de su madre.

El animago sacando a relucir esa valentía que tanto caracterizaba a los Gryffindor, tomó el pomo y la abrió de golpe, haciendo que el aroma de su madre y el de pergaminos viejos, inundaba sus fosas nasales.

–La última vez que me acerqué a la puerta, fue para anunciarle que Alexia había nacido sana– Regulus dijo con un tono leve.

–No se porque pero esperaba que tuviera la cabeza colgada de algún elfo como adorno– admitió Sirius.

El lugar era de un tamaño medio, tenía una librería hasta el fondo repleta de libros y pergaminos enrollados, había pergaminos regados por el escritorio, los muebles acumulaban polvo y había varios recipientes de tinta que seguramente ya estaban secos.

El mayor fue el primero en poner un pie dentro, al instante sintió como empezaba a temblar, le venían recuerdos de esa vieja gritandole sobre jamás volver a intentar desafiarla al querer abrir la puerta; ignorando su deseo de cerrar la puerta y volver a sus ejercicios, se dirigió con dificultad hacia el escritorio de madera, bajo la mirada de su hermano. Al llegar pudo ver claramente una carta que jamás fue enviada; tomó el papel y lo leyó en silencio.

Queridos señor y señora Nott:

Como es bien sabido, mi hijo menor acaba de tener una hermosa y saludable heredera; en búsqueda de querer guiar a mi nieta por el buen camino, he de decir que sería un placer que consideraran comprometer a el pequeño Theodore con nuestra dulce Alexia, les sugiero que piensen bien sobre los beneficios que podrían traer su matrimonio más adelante.

Saludos cordiales, Walburga Black, matriarca de la casa Black.

El animago se quedó en blanco, ahora era seguro que esa vieja sabía algo, sino, ¿porqué comprometer a su nieta tan rápido y con una familia tan poco influyente?. –¿Sirius, que dice?– preguntó Regulus, quien seguía fuera de la habitación, sin el valor de romper aquella regla tan sagrada.

–Ven aquí y léelo tú mismo– no tenía el estómago para ir y regresar a la puerta.

El menor lo vio con algo de desagrado y con dificultad se acercó al escritorio, para tomar el pedazo de pergamino y leerlo rápidamente, al terminar de hacerlo, arrugó el papel, ¿su madre si sabía algo?.

El miedo lo invadió y empezó a buscar entre los papeles de su escritorio, no sabía que estaba buscando pero seguro lo sabría cuando lo viera, y ahí estaba, el acta de nacimiento de Severus, una acta muggle; la mágica la habían falsificado Lucius y el antes de la boda, para evitar sospechas.

Un nudo se hizo en su garganta, su respiración se entrecortaba y su hermano solo lo veía algo preocupado ¿todo el tiempo había sabido que Severus era mestizo?, en ese momento agradecía un poco que la mujer hubiera muerto antes de poder adoctrinar a su hija como lo intentaba con ellos.

–¡Kreacher!– llamó Regulus.

El sonido de su aparición sonó, –¿Si, amo?– preguntó mientras veía con disgusto a Sirius.

–Quema esto y no quiero que nadie tenga acceso a esta habitación más que yo y próximamente Alexia– ordenó, dándole todos los pergaminos que demostraban prueba de que su esposo y su hija eran mestizos.

–Si, amo– el elfo tomó los papeles y encantó la habitación, haciendo que el Sirius saliera expulsado hasta el pasillo, para que después este le viera con enojo.

El menor suspiró y se dirigió a la puerta, no quería decirle a Verus, pero tenía que, no solo porque lo involucra, sino porque no tenían secreto alguno, era una regla que había impuesto el pocionista durante su embarazo, odiaba la idea de ocultar información a su recién esposo.

El resto del día Sirius se dedicó a seguir entrenando, mientras que Regulus intentaba distraerse con algo de lectura ligera.

Llegada la noche, la chimenea sonó, era Severus, quien llegaba después de recibir una carta donde el Black menor le pedía volver a casa, al parecer, algo le inquietaba a su esposo; sin esperar una recibida, subió hacia el despacho del hermano menor y ahí lo encontró, mirando hacia un punto fijo, sin percatarse de su presencia.

–¿Sucedió algo con Sirius?– preguntó desde el marco de la puerta, sacando al otro de su burbuja, quien al verlo, se paró y fue directamente a abrazarlo, esos detalles hacían que el pocionista recordara su embarazo, donde era aún más incómodo el contacto físico.

El más alto, se enderezó y lo miró a los ojos durante unos segundos, habría preferido que Alexia heredara sus ojos, así no tendría ese efecto Black, los ojos de Verus realmente le gustaba como hacían lucir al contrario como alguien indescifrable, a comparación del frío e intimidarte del plateado de sus ojos.

–Quizás podrías mostrármelo en vez de decírmelo– ofreció Severus al ver que el menor solo se le quedaba viendo.

El oji-plateado volvió a abrazarlo, pero esta vez hundiendo su cabeza en su cuello, –No puedo, le dije a Kreacher que quemara la evidencia y clausuré la oficina de mi madre– respondió con un sonido amortiguado.

–¿Entonces es por tu madre?–

–Si, al parecer ella descubrió que eres mestizo y quiso comprometer a Alexia– confesó, mientras abrazaba aún más fuerte el cuerpo del contrario, aún seguía algo enojado por eso.

Severus se tensó, ¡gracias a Merlín que estaba muerta!, aunque al parecer a Regulus le había afectado un poco, así que ese día se quedaría a dormir y por la mañana regresaría a Hogwarts, tenía que informar a los alumnos de su casa sobre las reglas del baile de diciembre.


🍵✨: Las escenas en pareja me inspiran xd 

Papá, padre y ¿dadfoot?Where stories live. Discover now