Capitulo 16

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–¡NUNCA VUELVAS A PREGUNTAR POR ESE TRAIDOR! ¿ME ENTENDISTE?– gritaba una anciana voz con enojo, para luego caer al suelo y empezar a toser.

Alexia sabía quien era pero no podía ver su rostro a pesar de saber como lucía, aunque podía admirar con detalle ese elegante vestido color vino con detalles plateados y negros, pero no podía ver las facciones de la anciana. Sabía que tenía que advertirle a su padre pero no se podía mover, sentía como se le iba el aire, sentía como su respiración se aceleraba a cada segundo que pasaba y cuando iba a intentar decir algo, una fuerte mano la tomó y la pegó a su pecho.

Y despertó, todo había sido una pesadilla o más bien un recuerdo; para cualquiera podría ser ligeramente desconcertante que su abuela le gritara, pero, para una niña de 4 años que solo tenía curiosidad, fue horrible; desde ese día, que alguien le gritara directamente a ella, hacía que se hiperventilara o directamente que empezara a llorar.

Sentía el cabello pegado a la nuca por el sudor, su boca estaba seca y su corazón parecía querer salirse de su pecho; se levantó y se dirigió rápidamente a la puerta, necesitaba llegar al baño y verse al espejo para asegurarse de que tenía 11 años y no 4.

Harry iba saliendo de su habitación dispuesto a darle una ducha para despertarse, cuando vio cómo la joven salía de golpe de su cuarto y entraba al baño como si fuera la cosa más vital; eso definitivamente terminó de despertar al joven y sin saber que hacer precisamente, decidió buscar a algún adulto.

Caminó rápidamente hasta llegar a la habitación de Sirius y tocó la puerta insistentemente, la puerta de enfrente se abrió, dejando ver a un Severus un poco molesto. –No va a despertar al menos hasta dentro de una hora ¿que necesita?– preguntó.

–Emmm yo... no, Alexia, Alexia se veía agitada cuando salió de su habitación, yo, creí que sería buena idea que le avisara a alguien– respondió el de ojos verdes.

El mayor algo confundido le preguntó –¿Dónde está?–

–En el baño que está enfrente de nuestros cuartos– respondió, viendo como su profesor se dirigía hacia el lugar y el sin saber qué hacer, entró a la habitación de su padrino, a fin de cuentas, era su hija.

Con Alexia, las cosas no estaban tan mal, solo estaba llorando dentro de la ducha, se había visto en el espejo pero ahora no solo estaba pensando en su recuerdo, sino en su abuela en general; su abuela representaba la mayoría de problemas que había tenido durante su infancia.

Si bien la anciana creía que era una sangre pura, eso no la había salvado de gritos y regaños de la mujer; en su mayoría eran para reprocharle que estaba haciendo algo mal; no solo a ella le habían tocado reproches, sino también a su papá, aún recordaba como la mujer le exigía que dejara de "ser tan ridículo" por no estar cómodo con que Alexia le dijera mamá.

Y como si lo invocara, ahí estaba su papá, tocando la puerta para preguntarle a su retoño si todo estaba bien; –Alexia ¿pasó algo? Potter mencionó que te ves mal– se escuchó una voz algo monótona.

–Si papá, solo fue un mal sueño– intentó que no se le quebrara la voz.

–¿Estás segura? puedes venir a dormir con nosotros si quieres– a fin de cuentas, eran las 7:30 de la mañana en plenas vacaciones.

Antes de que la joven pudiera responder, llegó Sirius, apartando al pocionista para pegar sus manos a la puerta y preguntar –Alexia ¿estas bien?– se escuchaba algo agitado, quizás por correr.

–Si, vuelvan a la cama– sonó quebrada su voz, no era un buen momento para que el animago apareciera.

Severus no sabía si se equivocaba o no pero decidió preguntar –¿Soñaste con la abuela?– de verdad, deseaba que no fuera así, esa mujer ya había atormentado lo suficiente a su hija por años.

Papá, padre y ¿dadfoot?Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora