Capítulo 20 - Marido y mujer

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Ailín

Nos levantamos temprano con una gran sonrisa. Me parece increíble que en un mes y poco mi vida haya cambiado tanto. Hoy me caso con el hombre que amaré por el resto de mi vida. Sé que es pronto para hablar de amor, pero no soy una nena y lo que tenemos no es un juego de niños. Esa química y física que hay entre nosotros, no se encuentra dos veces en la vida. No necesita tocarme ni besarme para que me pierda en él. Amé a Gian, Dios sabe cuánto lo hice, pero jamás sentí esa electricidad con solo rozarnos, tampoco que con pensar en él se me incendie el cuerpo y mucho menos llorar desconsolada al imaginar que sepa la verdad y me abandone.

No concibo mi vida sin Nikolay y sería capaz de destruir a quien sea con tal de protegerlo. A Gian lo amé, pero diferente, fue mi primer amor. En la vida nos encontramos con varias clases, pero solo unos pocos afortunados logran unirse a su media naranja, esa persona que te completa al 100%,que encaja como una pieza de puzle, que cuando te mira a los ojos te desnuda el alma y quedas al descubierto.

Hay muchas clases de amor, pero solo uno es el amor de tu vida, ese que a pesar de las vicisitudes, el tiempo y los desencuentros es tuyo. Que contra viento y marea acabará a tu lado y que te marcará a fuego convirtiéndote en una fiera por defenderlo. Eso, amigos míos, es Nikolay para mí. Así que, aunque sea rápido, siento que lo amo y lo haré hasta mi último suspiro.

Hoy nos casamos y aunque he preparado un ardid para hacerlo, no cambia lo que siento. Y como dicen: en la guerra y en el amor todo se vale.

—Cariño, ¿ya tienes todo listo? —me dice Nikolay.

—Sí, amor. Solo queda peinarme y vestirme. —Me tiembla el pulso.

—Salimos en una hora que el viaje es largo. —Creo que está más nervioso que yo.

Al cabo de cuarenta y cinco minutos ya estoy lista. Llevo un vestido en tono pastel de strapless, con un bordado debajo del pecho y caída vaporosa por debajo de la rodilla. El conjunto está acompañado de un clutch en tono dorado y sandalias a juego. El pelo lo llevo en medio recogido y unos pendientes largos que encajan con los adornos del cabello. El maquillaje es en tonos nude.

Bajo las escalinatas y ahí está Nikolay vestido con un traje azul eléctrico, camisa blanca sin corbata y zapatos negros. Su pelo está peinado de una manera que le da efecto mojado y lo hace ver todo un adonis.

Me mira y se le oscurece la mirada, creo que la mía está igual.

—¡Estás bellísima! —dice casi sin aliento.

—¡Y tú no te quedas atrás amor! —exclamo mordiéndome el labio.

—No hagas eso y mejor camina o llegaremos tarde, porque me estoy conteniendo de subirte a la habitación. —Muevo la cabeza sonriendo diciendo que no y salgo rápido esquivando su agarre.

Llegamos al juzgado y luego de preguntar por el despacho del juez, nos dirigimos en silencio y nerviosos a su encuentro. Golpeo la puerta y escuchamos:«Pueden pasar».

—Buenas tardes, Luigi, te presento a mi prometido, Nikolay Dmitriev. Ellos son nuestros testigos —le digo señalando a Viktor y Aleksei.Se ven felices de nuestro enlace, de ser quienes lo presencian y firman las actas.

—Mucho gusto, señores. Si les parece, procedamos. Necesito sus credenciales para verificar sus identidades, por favor. —Es todo un profesional mi amigo.

—Gracias por hacer esto tan rápido —le digo.

—Si no te quisiera como una hermana, sabes que jamás habría accedido, hubieras tenido que esperar un mes —me dice.

Los secretos de mi esposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora