Capítulo 41 - Dolor y perdón

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Nikolay

—¡Nikolay, por favor, estoy embarazada! —En ese momento me giro y mi mundo se derrumba. Hace más de un mes que no estamos juntos. Así que ese bebé debe ser de ese infeliz. Cuando voy a hablar lo hace ella.

—Antes de seguir pensando lo peor de mí llévame al hospital, jamás te he engañado porque te amo, y si ya no es tarde, comprobarás que es tuyo. —No termina de decir las palabras cuando la veo trastabillar, cogerse de su bajo vientre y desmayarse. La sangre comienza a salir y mi mundo se rompe en mil pedazos.

Estoy desesperado, caminando de un lado a otro en la clínica, hace dos horas que se han llevado a Ailín y aún no sale el médico a decirme nada. Tanto Aleksei como Viktor intentan calmarme, pero el pensar en que me haya equivocado no me deja en paz. Se abren las puertas de emergencias y sale un doctor.

—Familiares de Ailín Dmitriev —dice con cara de póker.

—Soy su esposo —digo mientras me acerco con prisas.

—El estado de la señora es delicado. Parece que ha estado sometida a mucho estrés. Tiene un poco de anemia y deshidratación. Logramos estabilizarla pero eso no es lo que más me preocupa, sino el golpe en su costado y abdomen. ¿Sabía que su esposa tiene un mes de embarazo? —me dice y el aire no llega a mis pulmones. No puedo hablar, mi cabeza quiere estallar mientras emite imágenes de todo lo que pasó anoche.

—Sí, lo sabía, doctor —habla Viktor y lo agradezco.

—¿El bebé está bien? —digo cuando logro vocalizar. La cara del médico hace que entre en pánico.

—Le seré totalmente sincero. —Hace una pausa y continúa—, no creo que sobreviva. El golpe ha provocado un desprendimiento en la placenta y un hematoma. Por mi experiencia diría que en las próximas horas tendrá un aborto espontáneo. —Doy dos pasos hacia atrás y niego con la cabeza.

—Por favor, doctor, salve a mi hijo —digo comenzando a llorar.

—Ya hemos hecho todo lo que podíamos, ahora todo depende de las ganas de luchar que tenga su hijo, además de la fuerza de voluntad y tranquilidad de su madre. No debe alterarse por nada o el 5% de probabilidades será cero. —Caigo al suelo, lo golpeo y dejo que todo el dolor fluya hacia afuera. Ya no me importa quien me vea llorar.

—Lo siento mucho —me dice el médico palmeando mi espalda.

—Tranquilo, hermano, verás que todo sale bien. —Intenta calmarme Aleksei.

—¿No escuchaste lo que dijo el doctor? Las probabilidades son casi nulas y todo por mi culpa. —Ahora sí la perdí y todo por mi temperamento. Si no fuera tan celoso y posesivo esto no habría ocurrido.

—Tú no tienes la culpa, Nikolay—dice Viktor.

—Sí la tengo. Cuando comencé a pegarle a Gian ella quiso detenerme. Estaba tan enceguecido de que ella lo siguiera prefiriendo, que quise sacármela de encima y sin medir mi fuerza la aparté. Sentí un golpe, miré hacia atrás y la vi caída con el aparador al costado de su cuerpo, mientras ella se cogía el vientre y costillas. De haber sabido que estaba embarazada... —Mis lágrimas siguen cayendo sin consuelo.

—No lo sabías, no puedes torturarle con eso. —Aunque lo intenten, nada me calma. Viktor está haciendo su mayor esfuerzo pero tengo el alma desgarrada.

—Gracias por su apoyo, pero no me van a convencer de nada. Si pierde el bebé me va a odiar. No solo maté a nuestro hijo, sino que no le di nunca el beneficio de la duda. Nos salvó a todos y la traté de lo peor. Tenía tanta rabia, celos y envidia de que ella fuera tan perfecta para otros, que dejé que mi orgullo me venciera.

Los secretos de mi esposaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang