(L) El sexto sentido Luthor

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Ya es domingo. Y realmente no puedo explicar cuánta falta me hace mi cama hasta que estoy lejos de ella por tanto tiempo. No quiero decirlo, pero mi relación más seria y formal a parte de mi relación con el trabajo (que no escuche porque se podrá celoso), es con mi cama. Dios.

Es una maravilla. Es cómoda, es...

—¡LENA LUTHOR! —sueltan con fuerza a mi lado.

—Joder, Andrea. ¿Qué demonios tengo que hacer para quitarte la maña de gritarme en la oreja cuando quieres atención?

—Uhm, no lo sé. ¿Poner atención tal vez? —rebate cruzándose de brazos.

—Jódete —respondo.

—Jódeme —bromea acercándose a mí para intentar besarme.

—Uigh, no, gracias. Eres como mi hermana —hago una mueca de desagrado.

—Sin embargo, fui tu primer beso —ella alza sus cejas sugestivamente y se aleja.

—Fue hace como mil años, no cuenta y tuve besos mejores —replico con desinterés.

—Eres una grosera —frunce el ceño.

—¿Y?

—Niñas —pide Sam con ese tono de voz que Andrea y yo conocemos a la perfección.

—Perdón, Sammy —soltamos las dos al mismo tiempo.

—¿Cómo te fue en tu viaje, Len? —pregunta Sam quitando la vista de su libro.

Las tres nos encontramos en mi habitación con una bandeja llena de comida chatarra comentando sobre los últimos rumores de interés. Andrea está sentada conmigo en la cama y Sam se encuentra en el mini sillón al lado de la ventana con un libro en sus manos.

Creo que esta vez el elegido es "Oliver Twist" de Charles Dickens. Y si amo a Sam, amo aún más su gusto por los libros. Es por eso por lo que somos buenas amigas.

—Samantha... —se comienza a quejar Andrea de no tener la atención de mi otra mejor amiga.

—Andrea... —repone Sam poniendo una pequeña sonrisa en sus labios, pero sin quitar su vista del libro.

—¿Ya vas a terminar? —pregunta levantándose de la cama.

Yo me quedo en mi lugar, pero me acomodo para ver la interacción de mis dos mejores amigas.

Andrea se acerca al sillón y se arrodilla frente a Sam. Después de unos minutos, recuesta su cabeza en las piernas de ojimarrón y la mano de Sam va a caer a su cabello automáticamente. Sin ser consciente, comienza a dejar pequeñas caricias en su cabeza.

La ojiazul hunde más su cabeza entre las piernas de Sam y casi podría jurar que parece gato ronroneando cuando le dan atención.

¿Estoy viendo bien, verdad? ¿No es porque estoy cansada ni nada? Ellas están actuando como un matrimonio que lleva como mil siglos juntos. No puedo estar imaginándome eso. ¿Cierto?

Andrea sube su mano y agarra la mano de Sam que está haciendo caricias en su cabeza. Luego, entrelazan los dedos como si fuera lo más natural del mundo.

—¿Ya vas a terminar? —pregunta la ojiazul con delicadeza. Y si no estuviera prestando atención, probablemente no hubiera escuchado. Fue algo tan suave, que estoy segura de que no tenía la intención de que yo escuchara.

Creo que nunca había visto a Andrea así, tan... dócil. Con nadie. En lo absoluto.

Bueno, quizá con Mercy, pero incluso con ella, Andrea siempre supo darse su lugar en todas las situaciones. No me malentiendan, Mercy fue... importante para Andrea. Más que importante, tal vez. Y no había nadie en el mundo que dudara del amor que se tenían, sin embargo, Andrea siempre se daba su lugar y a veces, incluso parecía que se cubría las espaldas, se cuidaba de la persona de la que se supone que no debía cuidarse porque sería su lugar seguro. Andrea era algo fría y calculadora con Mercy. Aún me parece extraño su comienzo y su relación en general.

ROMA SIN TI | SUPERCORPWhere stories live. Discover now