Capitulo 1.

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Capitulo 1.

*POV Lauren.*

Tomo con mucho cuidado la imagen de mi madre que se encuentra sobre la mesa de noche y la toco con la yema de mis dedos, tratando de que su rostro, su sonrisa y su voz jamás se borre de mi memoria. No quería olvidarla.

Guardo la imagen en mi bolso negro. Me levanto de la cama de mi madre y decidida sujeto el revolver. Cargándolo.

Lo dejo sobre la cama y me dirijo hacia la otra habitación. Me acerco hasta la cuna y alzo a la bebé de cuatro meses.

La sitúo entre mis brazos y acaricio su rostro con mi dedo índice. Es tan pequeña que el terror de lastimarla aparece cuando la sujeto. Es como su estuviera hecha del cristal más delicado del mundo.

La pequeña me mira con curiosidad y yo sonrío. Su pequeña mano aprieta mi dedo.

-Todo va estar bien, pequeña. -besé su suave mejilla.- lo prometo.

Busco una cobija por la habitación con mi mirada, hasta que la encuentro y cubro a mi hermanita.

Camino con ella en mis brazos hasta la otra habitación y tomo el revolver con mi mano libre.

Me coloco mi bolso en la espalda y salgo de casa. Dejo a Taylor en la silla para bebés de la parte posterior de mi auto, me aseguro de que esté bien amarrada y subo al asiento del conductor. Respiro profundo y arranco el auto, yendo a mi destino.

Veo la enorme casa blanca asomarse. Miro al asiento trasero y veo que Taylor juega con sus pies con una sonrisa en su rostro.

Me detengo a una calle de la casa. Bajo del auto y corro hasta el otro lado para ver a Taylor. Le sonrío y ella ríe. Tomo el oso de peluche que está a su lado y lo coloco entre sus piernas, para que pueda tomarlo y jugar con él.

-Ya vuelvo, preciosa.

Beso su frente con cuidado, cierro la puerta del auto y le pongo seguro al auto.

Me coloco la gorra de la chaqueta negra que llevo y saco el revolver de entre mi cadera y el dobladillo de mis vaqueros negros. Mi mano temblaba, y era porque nunca había hecho esto antes, y estaba aterrada.

Aprieto mi mandíbula cuando veo la casa a unos pasos de mi.

Venganza, eso era lo que quería.

Toco la puerta de la enorme casa con la punta del revolver, mientras me aseguro que no se encuentren cámaras por ninguna parte.

Me abre la puerta la persona indicada para seguir con todo esto. Su hija.

-Hola, bonita. -sonrió.- Comienza a rezar.

Levanto el arma y la sitúo justo al medio de su frente. A ella se le corta la respiración de inmediato y sus ojos chocolates se llenan de lagrimas.

Camila Cabello, hija del imbécil de Alejandro Cabello. Siento asco de ese hombre, tan cobarde y poca cosa...

Camila: Por favor.. -solloza, levantando sus manos, mostrándome que no hará nada.- no.. no me hagas nada.

Puedo ver en sus ojos el miedo y mi mano comienza a temblar con mayor intensidad. La voz de su padre aparece tras de ella y de manera inmediata volteo a Camila y la acerco a mi cuerpo, ahora mi arma apuntando a su cien.

Alejandro: ¿Qué estás haciendo, Jauregui?.

-Mira imbécil, si no te entregas a la policía la que sufrirá las consecuencias será ella.

Camila: Papá.. -le habló. Ella temblaba en mis brazos.- ¿Qué está ocurriendo..?

Noté que lloraba, así que solté un poco el agarre, porque a pesar de que venía dispuesta a matarla.. ahora no quería hacerle daño.

-Tú decides, Alejandro.

Alejandro: No sé de lo que hablas..

Sentí como la sangre hervía por todo mi cuerpo, lo estaba negando. Comencé a caminar hacia atrás, sin soltar a Camila. Nuevo plan. Ella se iría conmigo.

-Estará conmigo hasta que tu estés en una maldita cárcel.

Camila: ¡¿Qué?! -gritó y comenzó a forcejear y pisotearme.- ¡Papá! ¡Papá, ayúdame!.

-No te muevas o te disparo.

Camila: ¡Papá!, ¡Ayúdame!.

-Él no te ayudará. -susurré a su oído.- porque solo piensa en si mismo.

Camila en ningún momento dejó de forcejear y me estaba hartando. Guardé el arma otra vez entre mi cadera y mis vaqueros cuando ya estuvimos algo lejos de la casa. Llegamos hasta mi auto, y antes de subirla busqué en la guantera algo para amarrarla y que no hablara. Encontré tres cintas comunes, una la coloqué en sus ojos, cubriéndolos, y luego en su boca, necesitaba callarla, y por último, con la otra até sus manos.

-No hagas algo estúpido, Camila.

Ella con sus manos sacó la cinta de su boca de un fuerte tirón y trató sacar la de sus ojos, pero no pudo.

Camila: ¿Quién eres?. -habló llorando.- ¿Por qué me haces esto?. -se volteó y comenzó a golpear mi pecho.- ¿Cómo sabes mi nombre?.

-Tranquilízate. -tomé sus manos. Ella trataba de mirarme por debajo de la cinta, pero no lo lograba.- Si cooperas conmigo, contestaré a todas tus preguntas.

Camila: Suéltame.. deja que me vaya.. por favor. Sea lo sea por lo que estás aquí.. por favor, déjame ir.

-Lo siento. -suspiré.- pero no puedo.

Abrí la puerta del auto y la metí con cuidado dentro de auto, cerrando la puerta de inmediato.

Fui hasta la puerta de atrás, asegurándome de que Taylor se encontrara bien.

Me subí al asiento del conductor y encendí el auto.

Camila: ¿A dónde me llevas?.

Habló exaltada y casi gritando. Me estiré un poco hacia ella y le coloqué el cinturón.

-Baja la voz.. -miré a Taylor.- y te dije que si cooperas conmigo contestaría cada pregunta que te ocurra. Ahora... no hables, ¿De acuerdo?. Yo no te haré daño, tranquila.

Camila: ¡Estabas a punto de matarme, maldita loca!. -me gritó, lo que me hizo reír un poco.- Eres una demente. ¿Y por qué rayos me cubres los ojos?.

Dijo ahora más calmada, pero aún podía ver como temblaba, quizás del miedo. Obviamente del miedo.

-Porque no confío en ti.

Camila: ¿Es para no decirle a nadie a dónde vamos?.

-Exacto.

Camila: ¿Por qué no confías en mi?.

-Porque posiblemente seas igual que tu padre.

Camila: ¿Cómo?.

-Cobarde, mentiroso, avaro y egoísta. Aparte, no te conozco.

Camila: Mi padre no es así...

-Se nota que realmente no conoces a tu padre. -tragué en seco.- Ahora por favor, cállate.

El silencio inundó el auto, pero los juguetes de Taylor comenzaron a sonar tras de nosotras.

Camila: ¿Qué es eso?.

-Nada.

Coloqué música para no escuchar los ruidos de Taylor y sus juguetes.

La música la calmó, y supe que había atinado con la música.

Camila: Te odio.

Dijo en voz baja, pero logré escucharla. Fijé mi mirada en ella.. abrazaba sus piernas y las lagrimas caían por sus mejillas.

-Yo odio a tu padre.

Six Stars. «Camren»Where stories live. Discover now