Six Stars. «Camren»

Capitulo 8.

Capitulo 8.

*POV Lauren.*

Cuatro días desde la fogata.
16 días en total.

Me siento en el sofá y marco al número de Alejandro, esperando que contestase lo más pronto posible.

Camila y Taylor ya estaban durmiendo, pero yo no podía hacerlo.

Alejandro: ¿Hola?.

-Buenas noches, Alejandro.

Alejandro: ¡Lauren!. -gritó muy fuerte.- Quiero a Camila de vuelta. Ahora.

-Cuando tú te entregues la devolveré.

Alejandro: No me entregaré, Lauren.

-Alejandro, me quitaste todo lo que tenía, es lo mínimo que mereces.

Alejandro: Y eso a mi no me interesa. -rió, enojándome.- Y agradece que dejé viva a esa bebé. -suspiró.- Que suerte tienes al no tener rastreador en tu celular, porque si fuera de lo contrario ya estarías muerta junto con ella.

Cortó.
Dejé el celular a un lado y mordí mi labio, intentando que las lagrimas no salieran de mis ojos, pero no pude evitarlo y comenzaron a caer con fuerza.

Me levanté del sofá y fui a la cocina.
Busqué una botella de whisky, un vaso y muchos hielos.
Solo quería olvidar todo por unas horas.

Me recosté en el sofá y coloqué tres hielos en el vaso, llenándolo del fuerte alcohol.

Di un gran sorbo y gemí al sentir como se quemaba desde mi garganta a mi estomago.

Hace mucho que no bebía. Lo hacía usualmente cuando salía con mis amigos a fiestas y cosas, pero nunca me había excedido.

Llené nuevamente el vaso y tragué el líquido de una sola vez. Repitiéndolo un par de veces.

Me levanté del sofá rápidamente, lo que fue un gran error porque me mareé y por un instante no pude sentir mis piernas.

Cuando pude enfocar mi mirada caminé hacia las escaleras y las subí lentamente para no caer.

Me reí cuando llegué a la segunda planta, sorprendiéndome porque no había caído.
También intenté no hacer ruido, pero me fue imposible.

Con cuidado entré a la habitación de Camila, maldiciendo cada vez que me tropezaba con mis estúpidos pies.
Agradecí que la luz de la luna alumbrara un poco la habitación, porque sino ya estaría en el suelo.

Cogí el portarretratos con la imagen de la que fue mi familia, y me volví a la puerta, pero la voz adormilada de Camila me detuvo.

Camila: ¿Lauren?. -preguntó refregando sus ojos.- ¿Qué haces?.

-Shh.. na.. nada. -sonreí.- Vu.. vuelve a do.. dor.. dormir.

Camila: Apestas a alcohol..

-Es.. es mi nuevo per.. perfume.

Reí y salí de la habitación, tropezándome un par de veces.
Bajé las escaleras, ahora sin importarme si me caía o no, lo cual no pasó, y volví al cómodo sofá.

Llené el vaso y como si de agua se tratase bebí el whisky rápidamente.
Miré la preciosa imagen que sujetaba y con mi dedo toqué los rostro de mi familia. Nos veíamos tan felices, tan... bien.
Estábamos juntos.

Me di cuenta que unas lagrimas ya bajaban por mis mejillas, haciéndome sentir débil y poca cosa.

Apreté fuertemente el portarretratos con mi mano izquierda y quebré el vidrio que cubría la imagen. Sentí como los pedazos de vidrio entraba por mi piel, pero no sentí el dolor que debí haber sentido.

Dejé el portarretratos a un lado y miré mi mano.
La sangre comenzó a salir y a recorrer toda mi mano hasta mi muñeca y antebrazo, pintando lineas rojas por toda la zona.

Los pasos de Camila llegaron tras de mi, y volteé para mirarla. Tenía sus ojos bien abiertos observando mi mano.

Camila: Por Dios, Lauren...

Corrió a la cocina, y en esa oportunidad pude llenar mi vaso otra vez y beber un poco más.
Camila volvió con un trapo mojado.

Camila: ¿Tienes alcohol?.

Sonreí cuando se arrodilló frente a mi para tomar mi mano con delicadeza.
Asentí y le entregué la botella de whisky, la que ella recibió para dejarla a un lado.

Camila: Para curarte la maldita herida, estúpida.

Fruncí el ceño y me levanté enojada. Estuve a punto de caerme, pero me sujeté del posa brazos del sofá.

-Déjame so.. sola.

Camila: Necesitas ayuda. -me alzó la voz.- Y esas heridas se pueden infectar.

Se levantó y me miró fijamente. Sus mejillas estaban algo sonrojadas por recién haber despertado.

-Ve a do.. dormir.

Camila: No voy a dejarte aquí cuando estás de esta forma.

-Tú me odias, Camila. -reí.- No te.. te importo.

Camila: ¡Me gustas, Lauren!.

Me gritó y yo solo la miré.
Su ceño fruncido y su quijada apretada la hacía ver realmente hermosa.

-Te.. te ves muy bonita.

Ella rodó los ojos y me hizo sentarme nuevamente.

Camila: ¿Estás segura de que no tienes alcohol para curarte?.

Alcé mis hombros y le sonreí. Ella me sonrió de vuelta y mi corazón se aceleró drásticamente.
Camila tomó mi mano y con concentración comenzó a sacar los trozos de vidrio de mi mano, reuniéndolos en su mano.

Estuvo haciéndolo por al menos unos cinco minutos, y yo en ningún momento desvié mi mirada de su rostro.

Camila se levantó para ir a tirar los vidrios a la basura, volvió segundos después.

Tomó mi botella de whisky y cuando estaba a punto de poner un poco en mi mano me besó.
Mi coordinación no era del todo buena, pero le continué el beso con ansiedad.

Gruñí cuando se alejó de mi.

Camila: Listo.

Me guiñó y se levantó para ir a la cocina. Sonreí cuando me di cuenta que ya había curado mi mano y las manchas de sangre ya no estaban.

-Camila..

La llamé desde el sofá, pero al no recibir respuesta alguna me levanté y fui a la cocina.
Ella lavaba sus manos y tenía una coleta, la que la hacía más que atractiva.

-Camila...

Me acerqué a ella, pero me tropecé y caí al suelo.
Camila se arrodilló a mi lado con un rostro preocupado, pero yo solo reía.

Me senté en el suelo y acaricié su mejilla con mi pulgar. Era tan suave y cálida.

-Te ves.. ves muy bonita con.. con coleta.

Acaricié su cabello con cuidado de no tirarlo y la acerqué a mi rostro para besarla lentamente.
Ella me besó de la misma manera, pero yo tuve que arruinarlo.

-Te quiero..

Ella se alejó con brusquedad y me miró con sus ojos muy grandes.
Se levantó y se fue alejando de mi lentamente, para luego correr a la segunda planta y desaparecer de mi vista.

Las lagrimas comenzaron a salir rápidamente, mojando mi rostro con agua salada.
Yo era la única estúpida que sentía algo.