Epílogo. 1er Final.

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Epílogo. 1er Final.

*POV Camila*.

Habían pasado seis meses ya, y aún era difícil para mí. Todo se había vuelto mas triste, o al menos de esa forma lo veía.
Mi mente siempre la recordaba y me torturaba por imaginar como sonreía o como sus ojos brillaban al reír. La extrañaba demasiado.

Me senté lentamente, solo con mi mirada en la pequeña bebé que tenía entre mis brazos. Ella jugaba con sus manos con una sonrisa plasmada en su rostro. Se veía tan feliz, pero a veces cuando yo mencionaba el nombre de su hermana mayor ella comenzaba a llorar, y tardaba mucho en detenerse.
Taylor a medida que crecía se iba pareciendo demasiado a Lauren, y esto me lastimaba cada vez que la miraba, porque la recordaba con más fuerzas. Sonreía de la misma manera, y sus ojos se comenzaban a aclarar.

Escuché a la jueza golpear el mazo, llamando mi atención porque ella ya había tomado una decisión.

Juez: Usted, señor Alejandro Cabello. -lo apuntó, quien estaba sentado a unos metros de mí con su mirada baja.- Estará en la cárcel por 47 años y un día. Por homicidio en serie de la señora Clara Morgado, señor Chris Jauregui y señorita Lauren Jauregui. No se discutirá una apelación ni existirán beneficios. Recuerde señor, que no recibió pena de muerte solo por tener dinero.

Suspiré con algo de alivio cuando esposaron al que alguna vez fue mi padre, y lo levantaron, empujándolo hacia la salida. No sin antes él haber mirado a Taylor y a mí, soltando una ligera risa que me enfureció.

Sinu: Vamos, Camila.

Me dijo con su voz rota, ayudando a levantarme mientras ella cargaba a Taylor, acariciándole sus sonrojadas mejillas y su suave cuello.
A pesar de que mi madre sabía que Taylor era hija de mi padre pero de otra mujer, le había cogido mucho cariño y había asumido el mismo cargo que yo de cuidar a la pequeña.
Porque yo no pensaba dejarla sola. No iba a defraudar a Lauren.

Caminamos en silencio hacia la salida del tribunal, subiendo al auto de mi madre, yo cargando a Taylor para irme con ella en el asiento trasero.
Al final ya todo se había acabado. Ya no me encontraba asustada de que mi padre apareciera, como lo estuve seis meses en los cuales él estuvo prófugo. Ya todo sería más tranquilo.
Acaricié los cabellos de Taylor y la cubrí mejor con la mantita que ella tanto amaba, y suspiré, dejando que se durmiera.

Apoyé mi cabeza sobre la ventana, desviando mi mirada de Taylor hacia mi muñeca derecha, donde se podía apreciar fácilmente la tinta negra que dibujaba una linda llave.
Me la había tatuado dos semanas después de su muerte, y al menos recordar que ella me había dicho que poseía la llave de su corazón me hacía feliz.

-Te amo..

Susurré mirando por la ventana, volviendo a mirar a Taylor porque la pequeña había tirado mi cabello, riendo con alegría. Recordándome a Lauren otra vez.

-Tay.. -la alcé un poco y le susurré al oído.- ¿Sabes que te pareces muchísimo a tu hermana mayor, verdad?. -reí por esperar que me contestara, lo que obviamente no iba a pasar, porque ella a penas decía unas cuantas palabras.- Bueno, si no lo sabías.. te pareces mucho a ella. Y espero te sientas orgullosa.. -le hice cosquillas, haciéndola reír otra vez.- porque tu hermana era muy hermosa. -besé su frente y suspiré.- Sé que ella te extraña mucho, y que tú también la extrañas a ella, pero te prometo que tu hermana Lauren siempre estará contigo. -sonreí ligeramente al ver como se formaba un mohín en su rostro, comenzando a caer las lagrimas por sus mejillas.- Justo aquí, ¿si?.

Apunté su pecho, justo sobre su corazón. Y con eso Taylor se rompió a llorar. A mí solo quedándome la opción de abrazarla con cuidado y acariciar su espalda para que no se ahogara.

Sinu: No deberías hablarle de ella. -dijo aparcando el auto fuera de nuestra casa.- Siempre llora cuando escucha su nombre.

-Le hablaré de ella siempre, mamá. -besé la cabeza de Taylor.- Le hablaré todas las veces que sea posible de su hermana. De cuanto la amaba, de cuan hermosa, inteligente, y protectora era. No voy a permitir que la olvide. No le haré eso a Lauren.

Bajé del auto, aún con Taylor llorando en mis brazos y entramos a la casa, yo subiendo a mi habitación para acostarme en mi cama con Taylor sobre mi pecho. Ella ya cesando su llanto.
Cuando se durmió nos cubrí a ambas con las mantas, esperando que entrara en aquel sueño profundo, donde comenzaba a babear.

-Espero estar cuidándola bien, mi amor. -susurré cerrando mis ojos.- Espero estés orgullosa de nosotras, y espero que.. que estés bien. -mordí mi labio para no sollozar.- Te extraño, Lauren. Te extraño mucho..

Miré a Taylor y besé su frente, ahora decidiendo dormir con ella para no sentirme demasiado sola.
El problema era que la pequeña se despertaba entre las 4 o 5 de la madrugada por tener hambre.

La acosté con cuidado a mi lado, coloqué almohadas a su alrededor para que no se cayera de ninguna forma, y me levanté de la cama, acercándome hacia la ventana para mirar las estrellas.
Lucían tan hermosas y cada vez que las veía me preguntaba cuáles eran las estrellas que ella había contado aquel día en que murió. Me preguntaba qué fue lo último que vio a parte de mi rostro cuando cerró sus ojos, qué fue lo último que pensó, qué fue lo último que deseó.
Tenía tantas preguntas y no podía hacer nada más que no fuera ver cada estrella que decoraba el cielo. No lo llamaría perder el tiempo, sino que simplemente.. quería recordarla lo mejor posible, y era una buena opción ver las mismas estrellas que ella miró.
Quizás ella nos miraba desde allí, quizás nos sonreía, quizás me estaba esperando, quizás.. solo quizás, porque no lo sabría nunca.

-Si solo no me hubieras protegido, mi amor. -sollocé cubriendo mi boca para no despertar a Taylor.- Todo sería mejor. Estarías conmigo, tal vez abrazándome y besando mi mejilla como solías hacerlo. Hubiéramos viajado por el mundo.. te vería como le enseñas cosas a Taylor, podría tomar tu mano.. -cerré mis ojos con fuerza.- Ven por mí, Lauren. Como me prometiste.. ven por mí, por favor. No me dejes aquí.

Me sentía tan culpable, a pesar de las vagas razones que tenía, como no haber sabido manejar para haberla llevado al hospital, o no haber impedido que me protegiera
También me sentía tan asustada, porque el tiempo pasa, y probablemente los recuerdos se volverán borrosos, hasta terminar no recordar. No quería olvidarla. No quería olvidar lo mejor de mi vida.

Miré mis paredes.
Estaban llenas de dibujos, y quizás era masoquismo, pero me gustaba ver aquellos dibujos.
Dibujos de todos sus tatuajes.

Me los había aprendido de memoria, y simplemente.. tampoco quería olvidarlos. Ella tuvo unos tatuajes realmente hermosos, al igual como lo era todo su cuerpo. Fue hermosa.

Mi madre me decía que estaba en negación, pero no era así. Yo había aceptado que ella había muerto.
Pero había dejado un gran agujero en mi corazón, que me obligaba a pensar que no podría volver a sentir lo que sentí con ella.
Me había enamorado de ella como nunca lo había hecho antes y deseaba que al menos ella se hubiera enamorada de la misma manera.

Me volví a acostar, cerrando mis ojos y de inmediato viendo su rostro lleno de dolor y miedo. La veía con su estómago sangrando y su rostro sudando. La veía apretar mi mano con fuerza mientras temblaba.
La veía.

Cada noche la veía y soñaba con ella, siempre lo mismo.
Al menos en mis sueños yo la salvaba, ella sobrevivía, y nuestro trato se llevaba a cabo. Lamentablemente.. solo eran sueños. Porque ya la había perdido.

Six Stars. «Camren»Where stories live. Discover now