Capitulo 12.

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Capitulo 12.

Me desperté de golpe por culpa de la pesadilla que llevaba atormentándome por bastante tiempo.
Mi respiración estaba agitada y mi frente estaba empapada.

Vi a Taylor que continuaba durmiendo a mi lado sin siquiera moverse. Besé su cabeza y me levanté de la cama.

El sol comenzaba a iluminar la habitación, avisándome que estaba recién amaneciendo.
Caminé hacia el baño y me deshice de toda mi ropa, para darme una corta ducha caliente. Tuve que sacar las vendas de mi mano, y las lagrimas cayeron otra vez. Dolía mucho.

Cuando me cambié, tomé las vendas y salí de mi habitación. Por más que mi orgullo me lo impidiera necesitaba que Camila me pusiera las vendas otra vez para que el dolor no fuera tan intenso.
Toqué la puerta y al no recibir respuesta solo quité el seguro y entré.

Ella estaba sobre su cama, dándome la espalda, aún con su ropa de ayer puesta.
Cuando me acerqué a ella pude notar que estaba despierta mirando a un punto muerto. Sus ojos estaban rojos y sus mejillas húmedas, informándome que había estado llorando hace muy poco. Posiblemente no durmió en toda la noche.

-Hey..

Ella me miró un poco y mordió su labio que había comenzado a temblar.

-¿Po.. podrías ayudarme con esto?.

Le mostré las vendas, mientras me sentaba en la cama. Ella solo asintió sentándose a mi lado para tomar mi mano con mucho cuidado, pero de igual manera las lagrimas de dolor volvieron a aparecer.

Cerré mis ojos con fuerza cuando las vendas apretaron levemente mi mano.
Sentí las manos de Camila en mi rostro, secando las lagrimas que caían.
Abrí mis ojos, encontrándome con los suyos, se veían realmente cansados.

-Deberías dormir un poco. -miré hacia el suelo.- Ponte la pijama, te traeré el desayuno y luego dormirás, ¿Sí?.

Camila: ¿Podrías dejarme explicar las cosas?.

Me levanté de la cama y caminé lejos de ella.

-No.

Dije antes de salir de la habitación y bajar a la cocina para hacer un par de huevos para Camila, junto con unas tostadas y té de limón.
Me costó bastante hacer los huevos porque no podía manejar muy bien mi mano izquierda al ser la única que podía utilizar sin que doliera tanto.

Con cuidado subí a la segunda planta, yendo a la habitación de Camila para dejar la bandeja en la mesa de noche.
Ella estaba sentada en la esquina de la cama, ya con su pijama puesto.

Camila: Lauren, por favor...

-Que no, Camila. Ya basta.

Caminé hacia la puerta, pero Camila corrió y se puso frente a mi, colocando sus manos sobre mi pecho, deteniéndome.

Camila: Lauren..

-No fue nada para ti, Camila... -mi voz se rompió.- Cuando.. cuando para mi fue.. fue.. tan importante.

Bajé mi cabeza, sintiendo enormes ganas de llorar.

Camila: Claro que lo fue. -alzó la voz, situando sus manos con cuidado en mis mejillas para no pasar a llevar el moretón que tenía en mi mandíbula.- Me gustas como nunca me había gustado alguien. Me encantas, Lauren. Y no sabes como lo siento, cometí un error, lo sé, pero no me hagas esto.

Juntó nuestras frentes, respirando con dificultad. Las lagrimas caían por sus mejillas y yo no pude resistirme, así que las sequé con mi mano izquierda.

-Me hiciste tanto daño..

Camila: Lo siento.. -acarició mis labios con sus dedos.- Perdóname, Lauren.

Acercó sus labios a los míos, pero solo los rozó. Ahí supe que ya había caído en sus brazos, aferrándome a ellos con fuerza.
Me besó lentamente y yo solo le seguí el ritmo. Era un beso muy delicado, cuidadoso y sobre todo tierno. Ella me besaba como si quisiera demostrar el sentimiento más profundo.

Camila: Te quiero... -separó un poco los labios de los míos, pero no lo suficiente como para no sentirlos rozar con los míos.- Te quiero tanto.. pero.. pero..

-Pero..

Suspiré, sabiendo que venía algo que no me gustaría para nada.

Camila: Pero no puedo quedarme aquí sabiendo que mi padre está por ahí con mi madre y mi hermana. No puedo, Lauren.

Abrí mis ojos y miré hacia el suelo.
Camila hizo que la mirara, tocando barbilla.

Camila: Pase una noche preciosa contigo. -me dio un corto beso.- Que por cierto me gustaría repetir. -rió un poco, abrazándome y situando su cabeza sobre mi pecho.- Cuando desperté comencé a pensar en mil y una estupideces de lo que mi padre pudiera hacer. Vi la oportunidad de escapar, no lo pensé, solo lo hice y lo siento mucho.

Besé su cien y la abracé solo con mi brazo izquierdo.
Ella comenzó a caminar hacia la cama y con cuidado me recostó en ella, quedando sobre mi.
La miré fijamente, sus ojos estaban brillantes y rojos, haciéndome recordar que no había dormido nada.

Camila tomó mi camisa y la sacó lentamente, dejándome con mi sujetador.
Sin más, se acostó a mi lado y apoyó su cabeza sobre mi pecho, comenzando a acariciar mi abdomen, justo donde estaba el gran moretón y mi tatuaje de búho.

Supe que se había quedado dormida cuando dejó de acariciar mi abdomen y su respiración se hizo pesada.
La miré solo unos minutos, porque debía darle de comer a Taylor. Ella se veía preciosa durmiendo, con sus labios entreabiertos y su rostro relajado.
Le di un pequeño beso antes de quitar su brazo de mi cuerpo para poder levantarme, pero su adormilada voz me detuvo.

Camila: Lolo, no te vayas..

-Shh.. ya vuelvo. -besé su frente.- Le daré de comer a Taylor.

Camila: Prométeme que.. -suspiró, intentando abrir sus ojos.- que volverás, mi amor.

Me quedé en silencio unos momentos, reproduciendo una y otra vez lo que había dicho. "Mi amor." Sonaba tan lindo saliendo de sus labios.

-Te lo prometo.

Besé su frente otra vez y salí de la habitación, sin la necesidad de coger mi camisa.
Vi el moretón de mi abdomen, se veía horrible, y ahora que lo pienso, me dolía bastante.

Veinte minutos más tarde me encontraba secándole con cuidado el poco cabello que tenía a Taylor.
Le había dado un buen baño porque cuando llegué a la habitación esta apestaba como nunca. Y como siempre, Taylor solo se reía.

La senté sobre mi regazo y le comencé a dar la papilla. La que se comió con gusto, no sin haberse ensuciado toda la ropa, pero daba igual.
La cambié otra vez y jugué con ella unos momentos, porque Taylor resultó ser tan dormilona que no duró tanto jugando conmigo.

Volví a la habitación de Camila y me acosté otra vez a su lado, siendo recibida perfectamente por sus brazos.
Se acomodó contra mi cuerpo, situando una de sus piernas sobre las mías, uno de sus brazos rodeando mi abdomen y su cabeza encajando a la precisión contra mi cuello.
No bastaron ni dos minutos para quedarme dormida y rogué que esta vez no despertara sin ella a mi lado.

Six Stars. «Camren»Where stories live. Discover now