¿Saben que es estar al borde de quitarse la vida? ¿Ha presenciado tu propia muerte? ¿Han pensado en cómo sería su velorio si algún día deciden irse de esta tierra? Sabía que no tenía una salud mental sana, pero no dejaba de pensar en nada más que no...
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Créanme que me desmaye y no recuerdo en qué momento tampoco sé dónde, supongo qué tal vez en la ambulancia, y no lo creo.
Estaba en el hospital, no recuerdo en qué momento llegué aquí, ya me hubieran cocido la herida y mi madre estaba frente de mí esperando que me despierte, al verme me sonríe.
— ¡Gracias a Dios que has despertado! — exclama mi madre con alegría al verme con mis ojos abiertos.
— Ya no me duele la cabeza — minimizó — ¿Ya podemos irnos?
— Si, estábamos esperando que despertases — me sonríe — tu cara está hinchada, el doctor te recetó algunos medicamentos para el dolor de cabeza, me comentó que te seguirá doliendo con frecuencia durante unos cuantos días, fue un golpe muy fuerte — me enseña las pastillas son como cinco frascos del mismo — te hicimos unos estudios en la cabeza, gracias al cielo todos esta correctamente.
— Son muchas pastillas.
— Aun no entiendo cómo fuiste tan avidez para golpearte de tal forma con una columna de pared ¿No te estarán molestando en la escuela?
— Fue un golpe inesperado, estaba prácticamente corriendo porque iba a llegar tarde a clase, no me están molestando, las cosas en las escuelas están muchos mejor ahora — hablo, sonrió como una estúpida que no sabe porque está sonriendo.
— Me alegra escuchar eso, supongo que ya podrá participar en el baile escolar — me sonríe, la miro mal.
— ¿Cómo crees que voy a participar en tal baile con esta otra imperfección que esta justamente en mi horrorosa cara? — hablo con desprecio — ahora sí que seré más que el patito feo y negro de la escuela y de cualquier otro lugar que frecuentes — me cruzo de brazo.
— No debería de hablar de tu persona de tal manera, si yo fuera tú me valoraría un poco más y disfrutaría de la rareza que todos desprecian — dice con franquezas.
— Oye quien lo dice una mujer elegante de ojos grises y blanca — insté.
— Nada de eso es importante cuando hablamos de inteligencia, ten un poco de compasión contigo misma — dice con un poco de desdén a la hora de pronunciar cada palabra.
— La inteligente no sirve de nada, si usted estuviera en mi lugar me entendería — gorjeos.
— Eres una niña inteligente, las cosas de afueran no son tan importantes como creemos, mientras otros buscan belleza — se para — otros buscamos un verdadero corazón, que sepa amar de verdad, que sepa querer, que sea inteligente, y que no sean mezquinos — me sonríe — y tú eres todos los que yo quiero Ava, eres mi hija y te quiero tal y como eres ¿Acaso no te basta con eso? ¿No te basta saber que tiene una familia que te ama tal y como eres?
— Mi familia me aman, pero no sufren los mismos prejuicios que yo.
— Está siendo ignorantes.
— Estoy siendo realistas — respiro — me duele la cabeza ¿Puedo tomarme un frasco de pastillas? Para que se me quite el dolor claro — mi madre me mira con decepción.
— Ya está medicada — dice — estoy decepcionada de ti Ava, jamás pensé que era capaz de pensar tal cosa.
— ¿Qué es pensado?
— ¿A caso te falla la memoria? — nos miramos — si hace tal cosa... yo — su voz se le quiebra.
— Nada de esto es culpa tuya mamá, si hago tal cosa sabrá que lo hice porque quiero descansar — mi madre me mira con desagrado.
— No te lo perdonaría jamás.
— Aunque no lo crea madre, estoy angustiada, tengo baja autoestima, las personas me destruyeron ¿no crees que sería justo para mí? — lagrimas salen de mis ojos.
✨Todas necesitamos una madre como la tiene Ava ✨ Al menos que ya las tengan ✨
