12_Sinsentidos

105 16 29
                                    

Catalina

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Catalina

Este lado de la ciudad, en el que mi madre y yo habitamos, se caracteriza por la total falta de planificación urbana. Las viviendas de aquí, son apenas poco más que cubos austeros. Las calles, en comparsa con las precarias edificaciones, son estrechas e irregulares.

Pese a la decadente urbanización, hay tardes arreboladas como la de hoy, donde todo se tiñe de suaves tonos rojizos que dotan el ambiente de un aura atrayente y cautivadora.

En alguna otra ocasión, tal vez hasta me tomaría unos segundos para mirar hacia el cielo, claro, antes de reprenderme internamente por estar perdiendo el tiempo y ponerme a hacer algo de provecho. No obstante, esta tarde un "acto" más... ¿atrayente? ¿cautivador?... ¡curioso! Definitivamente: curioso, parece estar desarrollándose dentro de mi habitación.

Replegada en una esquina de mi cuarto, en completo mutismo, cubriendo fuertemente su rostro con ambas manos, se encuentra la chica que apenas un segundo antes se hallaba casi sobre de mí, consolándome. Ni siquiera puedo observarla bien porque sigo boca abajo, no me atrevo a girarme completamente sobre la cama a fin de no comprometer más mi adolorida parte baja. Los rayos del sol se cuelan por la ventana tintando todo de anaranjado. Ni ella ni yo emitimos sonido alguno... un momento... creo que puedo percibir un pequeño chillido; es como un grito contenido... o tal vez sólo es mi imaginación.

¿Las orejas de esta niña están rojísimas, o es el efecto del espectro luminoso? No entiendo nada de la extraña dinámica que se está desenvolviendo aquí. Necesito una aclaración. Supongo que me toca preguntar lo obvio:

—Liliana ¿Acaso tú me b...?

Antes de que pueda terminar de formular la pregunta, la pequeña joven se apresura a aclarar la situación. Destapa un poco su rostro y puedo comprobar que esta abochornada.

—¡Lo siento, no era mi intención! —exclama atropelladamente —¡Fue un acto reflejo! ¡Lo juro! Es qué cuando mis primas pequeñas se lastimaban yo solía consolarlas arrullándolas y... dándoles un be... maldita-memoria-corporal ¡trágame-tierra!

Lo último lo susurra más para si misma. Entonces... ¿no lo imagine? ¿Esta chica de verdad lo hizo? Bueno, eso ha sido algo...

—¡Pero mira que tarde es! No te incordio más, te dejo descansar Catalina ¡Nos vemos!

Rápidamente Liliana recoge sus cosas, a pesar de su premura, guarda mis antologías y trabajos con cuidado. Apenas termina, sale disparada del departamento.

Alcanzo a escuchar un estruendo y un quejido cerca de la puerta. Suárez se ha caído durante su huida.

—¡Auch!

—¡Oye, ten cuidado! —grito desde mi habitación.

—¡Estoy bien!

—¡Con mis libros!

¡Estúpida carta! ¡estúpido corazón!Where stories live. Discover now