19_Escándalo en el 404 V

85 10 8
                                    

Malena

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Malena

"¿Que sientes por Lili?" Desde el principio, todo el rollo del juego no era más que el medio para llegar a esta pregunta. Tengo que saber cuáles son los sentimientos de Catalina por Peque.

Siento que una pregunta de este tipo pondría a cualquiera al menos un poco nervioso, pero Catalina no parece afectada de ningún modo, es más ni siquiera se inmuta. Sin titubeos ella contesta:

—Una gran pena.

¿Ah? ¿Pues qué pregunte?

—¿Por... qué?

¿Será que Lili le ha contado sobre su...

—Te tiene como amiga.

—¿Qué?

Catalina lanza un pesado suspiro y procede a explicar lo que ella considera una obviedad:

—Estoy diciendo que siento una gran pena por Liliana debido a que, por alguna razón, ella: una estudiante que obviamente se preocupa por sacar buenas calificaciones y llevar un código de conducta apropiado, de manera inexplicable ha trabado inusual amistad con una vaga desobligada a quien no le podría importar menos meterse en problemas, saltarse clases o como mínimo preocuparse de mantener un promedio aceptable ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo una persona tan juiciosa termina relacionada con alguien tan insensata? ¡Es que no tiene sentido!

Tras esa afrentosa explicación me quedo boqueando indignada. Esta tipa aprovecha cualquier oportunidad para insultarme ¿Qué le pasa?

—Bueno, ya he contestado a tu última pregunta así que terminamos con tu "curiosa" dinámica Malena. Ya no te debo nada.

Con esa autosuficiencia tan propia de ella, Catalina pasa de mí para salir del bastidor hacia el entablado.

—¡Tú! —Digo saliendo también de entre bastidores quedando unos metros a espaldas de la altiva joven que se ha posicionado, de manera espontánea, al centro del proscenio como encarando a una audiencia invisible —¿Qué tienes contra mí? ¿No piensas decir nunca nada amable sobre mi persona? Siempre me atacas con algo.

En la penumbra del auditorio la silueta de Catalina permanece inamovible como si de una regia estatua se tratara. Sin voltear a verme, la soberbia joven me responde:

—No he dicho nada que no sea verdad, a diferencia tuya que apelas a cualquier habladuría que escuchas por ahí.

—¿De qué hablas?

—¿Ah, no recuerdas? Pero si repetías como un loro aquello de que yo: Catalina Barrera, me "involucro" con profesores ¿O no fue eso lo que aseveraste días atrás?

—Yo...

Por un momento me quedo muda recordando las provocaciones que le hice aquella tarde en que terminamos a los puños detrás de este mismo edificio. Después de tanto tiempo de no tomarle importancia a esa terrible declaración, la culpa y la vergüenza por fin vienen a mí como una pesada carga que me hace inclinar la cara. Al reflexionar por primera vez en lo que debió sentir Catalina en ese momento, desde lo más sincero de mi alma brotan las siguientes palabras:

¡Estúpida carta! ¡estúpido corazón!Where stories live. Discover now