03.1_Un largo día

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― ¡Ja, ja, ja, ja! ¿En serio saltaste sobre Catalina para arrebatarle la mochila? y entonces ¿ella sólo dio un tirón y terminaste besando el piso? no puedo con esto, ¡ja, ja, ja!

En medio de nuestra carrera hacia la escuela Malena me ha preguntado porque estaba en el suelo cuando me encontró, entre jadeos es que se lo he explicado, ella por el contrario puede carcajearse en medio del trote sin perder el aliento.

―No te ofendas Peque, pero, aunque hubieses logrado tomar su mochila y huir, ella te habría alcanzado de inmediato.

Quisiera replicarle algo, pero evidentemente tiene razón, pues mientras ella va adelante corriendo y riendo sin ningún esfuerzo cual chica perfecta sacada de un comercial yo voy detrás apenas manteniendo el paso pensando en que me va a dar un colapso pulmonar en cualquier momento, supongo que su punto está más que probado.

―Bueno... ―Digo tratando de no sonar tan entrecortada por la falta de aliento ―admito que no fue uno de mis mejores planes... ¡pero! quería recuperar la carta, no debí ponerla en su mochila, ¡ni siquiera tendría que haberla escrito en primer lugar! ¡fue sólo un impulso en un momento de estupidez!

―Lili... es cierto que puede que Catalina no corresponda tus sentimientos, pero estoy segura de que cualquiera se sentiría halagado por recibir una confesión de una persona tan linda como tú, piénsalo así, le harás el día a esa chica cuando descubra la carta.

Sé que Malena está tratando de animarme, pero no creo que nadie se sienta halagado por gustarle a alguien como yo, definitivamente sería algo como: "genial, le gusto a la boba", además cuando estaba escribiendo esa carta no lo hice con el propósito de conseguir pareja, sólo quería sacar de mi pecho aquello que he estado sintiendo desde hace un tiempo, era más un desahogo que una confesión, después de todo, que mis sentimientos sean correspondidos es imposible.

Salgo de mis cavilaciones al sentir la mano de mi amiga cerrándose sobre la mía.

―Vamos por este lado.

Me indica mientras tira de mi con cuidado para que la siga al callejón detrás de la escuela, sin previo aviso me despoja de mi bolso y me hace un movimiento coqueto con sus cejas antes de darme la vuelta y colocarme sus manos en la cintura.

―Male ¿qu...aahhhhhh!!

Mi amiga me levanta por los aires mientras sofoco un grito por lo sorpresivo de la acción.

―¡Sujétate de la barda Peque!

Apenas logro reaccionar alcanzando a colgarme torpemente al borde de la pared, sólo a Male se le ocurriría saltar la barda, bueno debo admitir que de ir por el portón principal el siempre "amable" conserje con complejo de prefecto y tarea autoimpuesta de vigilar la entrada, nos hubiese cerrado la reja en las narices alegando que la hora de acceso ya ha pasado, además de recitarnos la típica cantaleta: "¿a qué vienen a la escuela si no vienen a estudiar?" que no calza para nada en la situación pero parece estar obligado a decirlo sin falta, aun así me hubiese gustado que Malena me pusiese al tanto de sus intenciones y se lo hago saber:

― ¡Debiste decirme lo que planeabas!

Digo mientras me aferro como koala tembloroso encima de la pared.

―No hay tiempo, y baja la voz, además... ―agrega mientras me pasa las mochilas ―fuiste tú quien insistió en entrar a clases, por mi nos hubiésemos ido de pinta, así que no te quejes.

Hago un puchero ante tan descarada declaración al tiempo que busco una posición que me permita tenderle una mano para ayudarla a subir, pero es innecesario pues con gran agilidad Male alcanza el borde del muro y salta dentro del terreno de la escuela. No puedo evitar pensar que cuando la sacaron del equipo de voleibol los que perdieron fueron ellos.

¡Estúpida carta! ¡estúpido corazón!Where stories live. Discover now