C U A R E N T A Y U N O. Dementes

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Skyler Snow Thompson

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Skyler Snow Thompson

Mi corazón late fuerte en mi pecho. Las lágrimas, pesadas y gruesas, no dejan de caer por mis mejillas aunque mi voluntad insista en que puede con todo esto. Y la realidad es que no, no puedo con tanto peso. Años que pasaron desapercibidos para mi se acumulan en mi subconsciente y con cada oportunidad que tienen salen a la luz, pero nada de esto tiene sentido. Las imágenes no me dan claridad, más bien me confunden, me asustan y me hacen querer enterrarlas otra vez.

Me hicieron daño.

Lo sé en lo más profundo de mi ser, y me duele no poder combatirlo.

Es difícil enfrentarme a ellos, dejar que invadan mi mente y jueguen conmigo. No puedo sentirme segura con ellos en mi vida, y a pesar del esfuerzo que haga, nunca se van. Siempre hay algo que desencadena los recuerdos, ya sea un toque, un rostro o una simple situación. Estoy completamente indefensa y aterrorizada. De mi, de mi pasado, de las personas que me hirieron. ¿Cómo pude olvidar algo de eso? ¿Por qué cada vez es más difícil recuperarme luego de un episodio?

Pensé que estar acurrucada en los brazos de mi bestia sería suficiente para calmarme, para sentirme segura finalmente, pero mientras nos lleva a la entrada de su sótano, conmigo en brazos, me doy cuenta de que lo que antes funcionaba, ya no lo hace. Mi sangre hierve, mi corazón palpita tan rápido como cuando me sacó de esa fiesta y todo a mi alrededor se siente como si estuviera a punto de desmoronarse. Me siento ahogada en mi propia miseria, el tacto de Set rasgando mi piel como alambre de púas incrustadas en mis muñecas. El dolor es sofocante, y a pesar de saber que estoy segura en los brazos de Donovan, sigue faltandome la respiración. Todavía siento su aliento contra mi rostro. Puedo ver sus ojos inyectados en sangre perforando los míos mientras su boca me provoca náuseas con sus palabras.

Pero estoy paralizada, con las emociones a flor de piel, y sé que solo un movimiento me hará romper en llanto otra vez. Hago todo lo que hay a mi alcance para no sucumbir a ello, e intento absorber el aroma de Donovan para reemplazar el de Set, pero no es suficiente. Sus brazos me rodean, sus piernas me llevan a zona segura... pero sigue sin ser suficiente.

Y me odio por eso.

El silencio del sótano debería ayudar, pero no lo hace tampoco. Es mi lugar seguro, sus fuertes manos también, pero no sirven. Siento la agonía lastimando mi interior una y otra vez, alargando el dolor y la sanación de mi alma. Cada pedazo abierto hace que sanar se vea tan lejano que por momentos me pregunto si eso siquiera es posible para mi.

Necesito recuperarme... para siempre.

Sin embargo, no soy la única que está al límite. Siento la vibración de su cuerpo contra el mío, la rabia apenas contenida de mi bestia mientras nos adentra en su guarida y camina con las luces apagadas a la habitación. Su corazón corre con fuerza y cada respiración que deja salir es solo un pequeño indicio de la furia que está acumulando segundo tras segundo, como un monstruo a punto de atacar, con el humo rojo saliendo de su nariz.

Furia ilegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora