C I N C U E N T A Y N U E V E. Esta vez... dejo que cuide de mi.

14K 1.1K 612
                                    


Donovan Hunter

К сожалению, это изображение не соответствует нашим правилам. Чтобы продолжить публикацию, пожалуйста, удалите изображение или загрузите другое.

Donovan Hunter

El pitido de las máquinas me está volviendo loco.

No dejo de escucharlo, de sentir cada sonido retumbar en mi cerebro. Solo quiero levantarme y lanzar todo al piso para que se callen de una vez.

Pero no puedo.

Cada una de esas mierdas está conectada a ratoncito.

Así que pueden sonar.

Pueden sonar toda la jodida eternidad y me aguantaré mi molestia con los dientes apretados por lo que resta de mi vida si es necesario. Esas máquinas la mantienen aquí conmigo. Anclada a mi.

No me importa si el sonido simplemente me ensordece o vuelve loca a mi bestia.

No me importa nada. Absolutamente nada... más que ella.

Significa que su corazón sigue latiendo. Que su sistema sigue funcionando y que sigue aquí conmigo.

No importa si quiero lanzar todo a la mierda y callar el mundo entero.

Viviría en un pozo donde todo retumba si fuera necesario, y lo haría con una sonrisa. Bailarina con el sonido, feliz, con tal de seguirlo escuchando.

Pero el recuerdo compite con el aturdimiento en mi mente.

Y parte de mi ansiedad y la forma en la que no puedo quedarme quieto es por eso.

No puedo sacarlo de mi cerebro. El recuerdo. La imagen está grabada en lo más profundo de mi subconsciente, y mis demonios no dejan de reproducirla para mi. Una y otra, y otra vez, torturandome cada puto segundo.

Respirar es doloroso cuando veo el río de sangre a través de mis ojos. Mi corazón retumbando en mis oídos, latiendo tan rápido como nunca, mientras el sabor agrio del dolor se arrastraba por mi garganta.

Ratoncito estaba a mis pies, bañada en sangre. Mirándome con sus dulces ojos... casi sin vida. Sin aliento.

Sin alma.

No había nada.

No quería luchar.

Él le había robado todo.

Pero había tantas lágrimas cayendo de sus ojos que por un momento sentí qué ahí estaba, un último atisbo de mi ratoncito luchador. Todo estaba en cámara lenta, no podía reaccionar lo suficientemente rápido, pero mis ojos captaron todo y mi alma se desgintegró en cuestión de un suspiro.

Cuando entendí lo que pasaba.

Cierro mis ojos y masajeo mi frente mientras mi pierna rebota sin parar al compás de mi ansiedad. He estado así por lo que se siente una eternidad, esperando por días a que mi ratoncito despierte. Ninguno de los doctores ha podido decirme exactamente cuándo abrirá sus hermosos ojos, y yo estoy a punto de perder la paciencia.

Furia ilegalМесто, где живут истории. Откройте их для себя