C I N C U E N T A Y T R E S. Tuyo y mío. Nuestro

19.8K 1.3K 469
                                    


Skyler Snow Thompson

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Skyler Snow Thompson

Lloro toda la noche. Paso cada segundo derramando lágrimas, sumida en la pena y el arrepentimiento. Puse ese dolor en su mirada, ese sentimiento de desolación que lo hizo sentirse ahogado mientras retrocedía. Lejos de mi. Cada paso torturándome.

No puedo quitarme su imagen de la cabeza, acompañada de aflicción y soledad. ¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Cómo pude pensar que algo de lo que salía de mi boca le gustaría? Se veía como si hubiera arrancado su corazón con mis uñas hechas garras y estuviera viendo el recorrido de su sangre por todo el piso mientras agonizaba. Él no esperaba eso de mi, pero no es como si yo lo hubiera esperado tampoco. Quizá fue algo que se malinterpretó, pero a la vez solo puedo pensar que simplemente no dejé en claro lo que yo quería o no.

Solo estaba dándole una salida. Haciéndolo partícipe de las decisiones que teníamos a nuestra disposición.

Y me duele que se haya ido. Pero después de todo... ¿cómo pretendía que no lo hiciera?

Lo lastimé tanto.

Mi gran bestia. El enorme tanque de guerra, temible por fuera pero lleno de felpa y purpurina por dentro... desilusionado de mi. Herido por dentro.

Y cuando se fue se veía... deteriorado.

No tuve el valor de abrir mi boca por temor a empeorarlo. Él no se veía receptivo, no quería nada de mi. Estaba cerrado como bóveda de banco, impenetrable, oscura y escondida. Jamás pensé que vería algo así en los ojos de metal de mi gran bestia, y aunque lo hubiera hecho, nunca hubiera pensado que se sentiría tan jodidamente mal. Mi corazón no lo resiste, nunca esperé que algo así me golpeara tan duro por dentro. Pero estamos conectados. Siento su agonía en la parte baja de mi vientre y la tensión de sus músculos en los míos. Es descabellado, pero cuando uno ama, las emociones son compartidas. Las absorbo, las tomo para mi y lloro con él. Por él. Para él.

Pero se fue. No está aquí. Sus brazos no pueden envolverme, tampoco protegerme una vez más del desconsuelo. No puede convertirse en mi armadura contra mis demonios ni de los pensamientos que se arremolinan en mi mente. Estoy sola, afligida en nuestra cama, rodeada de su olor. Anhelante de su cuerpo mientras me torturo con su ausencia. Pero me lo merezco.

No sé cómo llegamos a este punto. Intenté hablarlo, darle opciones porque sé que él sabe menos que yo sobre todo esto, y aún así... metí la pata. Siempre equivocándome.

¿Por qué no pude seguirlo? ¿Rogarle que se quede, intentar hablar con él y arreglarlo?

Debería haber corrido hacia él, haberle impedido el paso y obligarlo a quedarse hasta que entendiera lo que quise decir. Pero las emociones eran demasiado fuertes, demasiado angustiantes. Me paralicé, y el dolor de saber que él no estaba preparado para algo más que huir y descargar sus sentimientos me obligó a mantenerme pegada en mi lugar, mis pies tan pesados como bloques de cemento.

Furia ilegalWhere stories live. Discover now