Diferente - Eddie Munson

Capítulo 20: Refuerzos

ADVERTENCIA

LO SIGUIENTE PUEDE SER SENSIBLE PARA CIERTAS PERSONAS. LEER CON PRECAUCION.

🎸🎸🎸

Me concentre lo más que pude en mis clases pero me era imposible, solo espero no bajar mis calificaciones por todo este enredo.

Ya era hora del almuerzo pero la verdad no tenia apetito, tampoco me quería encontrar con Cassidy que de seguro se sentó con Eddie. Sin embargo aún tenía que comer algo, pero antes me dirigí al baño.

Luego de hacer mis necesidades me lave las manos y la cara. Apoyando mis manos en el lavamanos me miraba al espejo intentado tranquilizarme.

De hace mucho tiempo no me intimidaban así, no desde la primaria donde me molestaban seguido por ser una sabelotodo, además siempre avisaba el profesor de los exámenes y tareas, con el tiempo entendí ese enojo por parte de mis compañeros.

Sin embargo me esforcé mucho por cambiar, físicamente y mentalmente. Recuerdo que quería con todas mis ganas ser como Nancy que en ese tiempo salía con Steve, el chico más guapo de la escuela. Quería lo mismo para mi vida.

Al final todos olvidaron a la antigua Sam y comenzaron a amar a la nueva, estaba muy orgullosa de eso, pero me alegraba mucho más haber aprendido a socializar y perder un poco el miedo a todo lo que se movía.

En fin, siento que ahora estoy retrocediendo, había olvidado lo que se sentía cuando te odian.

Salí del baño algo más relajada y con más valor para ir al comedor.

Salí tan distraída que choque con alguien.

— Aquí estas —me dijo Eddie sonriendo

Lo mire y una ola de emociones llegó a mi. Espero que Cassidy no esté cerca.

— ¿Pará qué me buscabas? —le pregunté intentando no sonar afligida

— Venía a buscarte para que comiéramos juntos —dijo sonriente— Se que tienes tu grupo, pero los chicos y yo te extrañamos

Sonreí cuando hablo en plural, no sabía que a los amigos de Eddie les caía bien tanto como para extrañarme.

— Es que... no tengo hambre

La idea de ir con Eddie me encantaba, pero seguro también irá Cassidy y sinceramente no la quiero enojar más.

— ¿Por qué? ¿te sientes bien? —preguntó preocupado

No, nada bien, Eddie.

— Sí sí... es que comí mucho en el desayuno

— Mientes —afirmó

Lo mire sorprendida de su respuesta.

— No...

— Entonces, mírame a los ojos y dime que comiste mucho en el desayuno —dijo acercándose a mi rostro

Me ponía muy nerviosa que me mirara tan de cerca.

Con esfuerzo mire a Eddie a los ojos y dije:

— Comí mucho... —evite su mirada— En el desayuno —volví a verlo

— Mientes —volvió a afirmar— Sé cuando mientes, esquivas la mirada

Ni siquiera me había dado cuenta de eso, con razón Nancy sabía cuando mentía.

— Eres un libro abierto, princesa —dijo revolviendo mi cabello— No te voy a obligar a decirme lo que tienes, pero quiero que sepas que estoy aquí y puedes decirme cualquier cosa