Capítulo 88: Valentía

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Pase a la casa de mi vecina para hablarle de la situación, note que al principio se enfadó un poco ya que se lo dije sin anticipación, pero luego comprendió que era una emergencia, sin embargo no creo que vuelva a trabajar con ella, y era una pena porque la pequeña Lindsay era muy tierna y se comportaba muy bien.

Cuando me asegure de dejar todo listo antes de partir, me fui directo al aeropuerto. Los trabajos ya lo tenía solucionado y aplace las horas con el psicólogo y la terapeuta, así que me sentía aliviada.

Al llegar compre el boleto que salía a media noche, tendría que esperar algunas cuantas horas, así que aproveche y fui a buscar algo de comer por mientras. El vuelo dura cuatro horas, estaría llegando a la madrugada sin embargo le avise a Nancy a través de un teléfono público, así que ella estaría esperándome fuera del aeropuerto.

Apenas podía creer lo que estaba pasando, me sentía emocionada y feliz, no sólo porque veré a Eddie de nuevo, sino que también me sentía independiente, y aunque tal vez dependiera un poco de mis padres con respecto a la casa, aun así ellos no podían prohibirme nada, y me sentía más contenta de no sentir dependencia emocional hacia Eddie, claro que sigo trabajando en eso y en mi trauma, todavía no había sanado por completo pero sí avance mucho, por ejemplo ya puedo usar vestidos, fue difícil el proceso pero lo logre gracias a las sesiones con el psicólogo y los consejos de la terapeuta.

Cuando ya era hora de mi vuelo, partí directo al avión emocionada. Por fin veré a Eddie después de tanto tiempo.

Casi ni pude dormir de la emoción que sentía, estaba ansiosa por llegar. Claro que tendría que esperar hasta que amaneciera pero al menos ya estaría más cerca de él.

Las horas se me hicieron infinitas, de seguro es porque no dormí en todo el vuelo, pero por fin llegué.

— ¡Sammy! —me llamo Nancy que esperaba al lado de su auto

Sin dudar me acerque rápidamente a ella y la abrace fuerte, no la había visto hace un año, la extrañaba mucho.

— Te extrañe mucho —le dije mientras la abrazaba

— Yo también, hermanita —respondió

Nos subimos al auto y partimos a casa.

— Supongo que estarás cansada —me decía mientras entrábamos a casa

— Un poco, la verdad estoy emocionada —le respondí sonriendo

Ella rio.

— Entiendo —dijo— Pero debes descansar

Asentí y ella me ayudó con mi maleta para ir a mi habitación.

Mi cuarto estaba exactamente igual como lo dejé cuando me fui, y la verdad me gustó que estuviera así.

Deje la maleta al lado del armario y la mochila la deje en el suelo. Busque mi pijamada en la maleta, hice un desorden pero de eso me encargaría más tarde. Cuando estuve lista me tumbe en la cama y apenas mi cabeza toco la almohada me quedé dormida. Supongo que mi cuerpo en realidad si estaba bastante cansado.

Abrí mis ojos y apenas vi el atardecer por la ventana me levante de golpe. No pensé que dormiría tanto.

Baje a la cocina para buscar algo rápido que comer. Saqué una naranja y pasé por la sala donde estaba mi padre sentado viendo la televisión.

— Hola —salude por educación

Él dio un suspiro de frustración.

— Tu madre ya me dijo por qué estás aquí —me dijo mirándome serio

— Genial —le dije mientras pelaba la naranja— Entonces ya sabes que saldré en un rato

— ¿No te da vergüenza? —me miró molesto

— No —respondí aun pelando la naranja

— No tienes remedio —dijo enojado volviendo su vista al televisor

— Digo lo mismo sobre ti —conteste llevando un pedazo de naranja a la boca

Él volvió a mirarme enojado, hasta se enderezó.

— No me faltes al respeto

— Aún no lo hago —lo mire— Todavía tengo algo de respeto hacia ti solo porque eres mi padre, lamentablemente

— ¡Eres una irrespetuosa!

— ¡No lo soy! —grite— Es injusto que tú me faltes el respeto y yo por obligación tenga que respetarte

— ¡Samantha!

— ¿Qué? —grité— ¡No te comportes como un papá presente porque no lo eres!

Él me miraba furioso y vi sus mejillas arder.

— ¡Nunca más me diste un abrazo desde ese día, apenas me hablabas, era como si te diera vergüenza! —grité acercándome a él— Tú no me quieres, porque un papá no hace eso, un papá se preocupa por su hija...

— Eres una insolente, te he dado to...

— ¡No me has dado nada! —le interrumpí— Las cosas materiales no importan, lo que yo quería era amor...

Papá me quedo mirando al ver que me salían lágrimas.

— ¿Qué pasa? —apareció Nancy

— Nada... —dijo él

— Nada —repetí— Si te doy tanta vergüenza, entonces ya no seré tu hija, ya puedes dejar de fingir interés por mí

Deje lo que quedaba de naranja y las cáscaras arriba del televisor y luego volví a mi habitación.

Al llegar busque que ponerme para por fin ir con Eddie.

— ¿Estas bien? —me preguntó Nancy desde el marco de la puerta

— Sí —respondí secando las últimas lágrimas de mis mejillas— Estoy mejor de lo que crees

Era cierto, jamás había encarado así a mis padres, se sentía liberador, pero aún sentía dolor, después de todo son mis padres y se supone que deberían querer lo mejor para mí, como duele que tus propios padres no te quieran, o al menos que no demuestren su amor como debería ser.

— ¿Quieres que te lleve con él? —me preguntó

— No, gracias —la mire sonriendo— Iré en bicicleta

— Bueno —me sonrió— Estoy orgullosa de ti

La volví mirar sorprendida por sus palabras, desde hace mucho no las escuchaba.

— Te admiro, Sammy, eres muy valiente —me dijo y se acercó a abrazarme

La abrace fuerte con un nudo en la garganta. Todo este proceso ha sido muy difícil para mí y necesitaba escuchar eso.

— Ahora ve con tu enamorado —me dijo al terminar el abrazo riendo

Me reí y yo seguí buscando en mi maleta que ponerme.

Cuando estuve lista, salí de casa algo nerviosa pero entusiasmada. Tomé mi bicicleta y me dirigí a la casa de Eddie.

Diferente - Eddie MunsonWhere stories live. Discover now