Capítulo 32: Bebé

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Ya había pasado un buen rato, y aún no escuchaba bulla abajo lo que significa que los chicos están en el sótano y Eddie sigue aquí.

Me moría de ganas de bajar e ir a abrazarlo, pero eso no se podía desgraciadamente.

Seguía dibujando a los gatos frikis, pero no tarde en tener un bloqueo artístico, y no me sorprendía, mi mente estaba en otro lugar.

Cansada de quedarme encerrada en mi habitación, me pare del escritorio y fui a la puerta y tomé la manilla.

— Puede que nos descubran... —me susurraba a mí misma

Aún estaba indecisa en sí bajar o no, no quería que mis padres nos descubrieran pero a la larga se enteraran igual.

No paraba de sobrepensar hasta que escuche a mi madre gritar.

— ¡Mike! ¿Quieren algo para comer?

No escuche a Mike pero sé que dijo que no cuando escuche:

— ¡Bueno, avísenme si quieren algo!

Eso aclaro mis pensamientos y me ayudo a dejar de sobrepensar las cosas. Comúnmente cuando mi mama les ofrece comida a los chicos es porque están a punto de irse. Así que decidida salí de mi habitación.

Nadie estaba en los pasillos pero eso no era lo que me preocupaba. Baje con cautela revisando que no hubiera nadie cerca. Agradecida escuche a mi madre en la sala donde estaba el televisor, la escuché hablando con papá, pero seguro era como hablar con una pared. Termine de bajar las escaleras con cuidado y pase por la sala principal hasta la puerta del sótano, lo más silenciosa que pude la abrí y me adentre en ella. Nuevamente cerré la puerta con cuidado y empecé a bajar las escaleras.

Mientras bajaba escuchaba a los chicos reír y gritar, hasta escuche unas quejas, la verdad no sé cómo no los oía desde mi habitación. Antes de que bajara por completo las escaleras ellos ya habían notado mi presencia, estaban mirándome sorprendidos, Eddie también pero vi en su mirada más felicidad que asombro.

— No puedes estar aquí —me riño Mike

Esta vez Eddie no se interpuso ya que sabía cuál era el problema de que yo estuviera ahí.

— Solo baje a saludarlos

— Sé que mama no te dejaría

— Bueno, está bien —dije rendida— Mamá no sabe que estoy aquí

— Ya sube, no quiero meterme en problemas por tu culpa

— Que injusto eres, yo siempre me meto en problemas por tu culpa

— En la última no te quejaste —dijo mirando a Eddie

Rodé los ojos.

— No seas aguafiestas —le dijo Eddie— Ven, mi amor

Eddie se puso de pie y se acercó para abrazarme, me levanto un poco del suelo mientras frotaba muestras narices y al terminar me dio un beso corto en los labios.

-Qué bueno que estas aquí, me vas a traer suerte

Eddie tomo mi mano y me acerco a la mesa, luego se sentó en su lugar y a mí me sentó en sus piernas.

— ¿Vas perdiendo?

— No

— Si —respondieron Mike y Dustin

Eddie los miro serio.

— Sigamos jugando —dijo Mike algo frustrado

Comencé a ver la partida, y al parecer Eddie si iba perdiendo, sin embargo a veces le susurraba al oído jugadas que podía hacer y el siempre que tiraba los dados, hacía que soplara antes sus manos con los dados entre ellos.

Diferente - Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora