Capítulo 50: Tarde de chicas

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Aún estaba afuera del bosque, decidiendo si volver con Eddie o irme. Tampoco es que esté en condiciones de vernos, pero la verdad si es gracioso cuando esta drogado. Al final decidí volver con él.

— Eddie —volví a llamarlo

— ¡Hola! —dijo levantando su cabeza

— ¿Qué haces? —pregunté riendo

— Relajándome un poco —dijo mientras se sentaba y apagaba lo que estaba fumando— ¿Tú eres?

Me miró y vi sus pupilas dilatadas.

— Acaba de pasar una chica igualita a ti —soltó una risa

— Soy tu novia

— No puede ser, mi novia es más linda, sin ofender

Me reí.

Me acerque a él mientras que se sentaba en la banca.

— Es en serio, yo soy tu novia —le dije sentándome enfrente de él

Eddie se quedó mirando una hoja que caía de un árbol, la siguió mirando incluso cuando llegó al suelo.

— ¿Eddie...?

— ¿Ah? —dijo aun mirando la hoja

— Eddie

Al fin me miró, pero se veía confundido.

— Te pareces a Sammy

— Soy Sammy, tu novia

— ¿a poco tengo novia? —me miró sorprendido

No pude evitar reír.

— Sí, soy tu novia —le confirme

— Que novia más linda tengo —dijo sonriente— ¿Estas segura?, creo que me confundiste

— No, tú eres mi novio, Eddie Munson

— No me lo creo, ¿y por qué estás conmigo?

— Estoy contigo porque me gustas

— ¿A poco le gusto a alguien?

— Eddie ya —dije riendo

— Que bonita que eres, pareces de esas princesas de los cuentos

No pude evitar reír.

Obviamente no se podía hablar en serio con él en ese estado, tampoco lo quería dejar solo, así que decidí ir a dejarlo a su casa.

— Ven —dije poniéndome de pie y tomando su mano

— ¿A dónde vamos? —preguntó cuándo lo arrastraba hasta la salida del bosque— ¿Vamos a lo oscurito?

— No —dije riendo

Lo guíe hasta la camioneta y al llegar se me olvido un pequeño detalle, ¿cómo llevaría a Eddie a casa?, no sé conducir y mucho menos dejaré conducir a Eddie.

No quedaba de otra.

— Súbete —le dije cuando me subí a la bicicleta

Eddie no parecía escucharme ya que se quedó mirando unas pegatinas que tenía su camioneta. Estire mi brazo y lo tome de la chaqueta para acercarlo a mí

— Sube —le volví a decir

— Que pequeño es tu auto —dijo riendo mientras se sentaba en la parte de atrás de la bicicleta.

Lo ignore pero me reí.

Me puse andar y Eddie se sujetaba de mi cintura.

— ¡Wiii! —exclamó levantando los pies

Diferente - Eddie MunsonWhere stories live. Discover now