вє мιηє 🌙 [ уσσηмιη ] 🌙

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Jimin observaba por la ventana y todo lo que veía a su alrededor era oscuridad. Era como si el mundo entero estuviera sumido en la oscuridad, excepto por la habitación en la que se encontraba, que era luminosa y con colores claros y blancos. El contraste era evidente y le recordaba la opresión y la sensación de estar atrapado.

Huele muy bien ¿Le habrán puesto perfume, incienso?

–No lo sé, tampoco es como que quiera preguntarles personalmente —bufó el Omega malhumorado sentandose en el piso frente a la gran ventana que estaba bajo llave– Ojalá fuera un Alfa en este momento —imaginó cómo, si fuera un Alfa, podría romper fácilmente el cerrojo con una patada o un golpe. Anhelaba la fuerza y el poder para liberarse de su encierro y tomar el control de su propia situación. Pero, lamentablemente, como Omega, se sentía limitado en ese aspecto y dependía de otros para su liberación. La impotencia y la rabia se acumulaban en su interior mientras ansiaba la libertad y la capacidad de defenderse por sí mismo.

¡Oye! No es malo ser Omega.

–¿Si? ¿Qué tenemos de bueno? ¿Podemos tener cachorros? ¿Somos bellos? ¿Somos sumisos? Por favor, cuéntame algo que no sepa —preguntó con cierta ironía. Se recostó en el suelo, sintiendo su tibieza y dejando escapar un suspiro.

Ser Omega no significa que no seamos valiosos o hermosos. Los Omegas, aunque a menudo se consideran sumisos, también pueden ser fuertes y empoderados. No se trata solo de la capacidad de tener cachorros, sino de nuestras cualidades individuales y la forma en que impactamos en el mundo que nos rodea. ¿No recuerdas lo que nos contó la tía Byul?

Jimin se levantó de golpe, impulsado por el recuerdo vívido de su tía Moonbyul. Ella le había contado historias fascinantes sobre su difunta tía Yongsun, una Omega que desafiaba todos los estereotipos y se destacaba por su imponente presencia y espíritu libre. Según las historias, Yongsun era capaz de dominar a todos a su alrededor con solo una mirada, y poseía una fuerza y determinación extraordinarias. Era una mujer única en su especie, una Omega que desafiaba las convenciones y rompía los límites impuestos.

Las palabras de su tía resonaron en la mente de Jimin mientras miraba fijamente a la pared, como si su lobo interior estuviera sentado frente a él. Se preguntó si él también poseía ese potencial, si tenía la capacidad de desafiar las expectativas y liberarse de los estereotipos asociados a los Omegas.

–¿Podemos hacer eso? —alzando una ceja en un gesto desafiante. Sus ojos brillaban con una mezcla de curiosidad y determinación. Quería explorar y descubrir las posibilidades que yacían dentro de sí mismo, rompiendo con los límites preestablecidos.

Podemos pero no todos lo dominan, así como los Alfas tienen un lado vulnerable nosotros tenemos uno dominante pero no muchos lo saben.

–Entonces... ¿Puedo ser un Omega dominante? —la idea era audaz y desafiante, pero también despertaba una curiosidad innegable en su interior.

Si, pero es más fácil decirlo que hacerlo, tendremos que dejar todo lo que aprendimos de lado ¿Seguro que quieres hacerlo?

Jimin se levantó decidido del suelo y caminó hacia el baño. Se detuvo frente al espejo y observó detenidamente sus ojos, uno de un gris natural y el otro brillante como el azul del mar. En ese momento, sintió una conexión profunda con su lobo interior, como si estuvieran en sintonía.

–Ya no tenemos otra opción —susurró, mientras el color azul de su ojo volvía gradualmente a la normalidad. Era como si su lobo estuviera de acuerdo con su determinación y su deseo de liberarse de aquel lugar.