вє мιηє 🌙 [ уσσηмιη ] 🌙

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|ら什モ'ら ﾉ几 イ什モ 尺凡ﾉ几|

Jimin, aún en shock, observaba al mayor con una mezcla de preocupación y confusión, sin entender del todo lo que acababa de suceder. La habitación se llenó de una atmósfera cargada de incomodidad.

–Hy-hyung... —con precaución y lentitud, Jimin se levantó del piso para acercarse al mayor.

–¡Aléjate! —gritó Yoongi, haciéndose pequeño en su lugar, tratando de esconderse para no recibir insultos o más dolor físico.

El asombro en los ojos de Jimin se mezclaba con la preocupación, sin entender completamente qué había desencadenado esa reacción en el Alfa.

–No, hyung, escucha —a una distancia razonable, Jimin se arrodilló mirando con tristeza el cuerpo tembloroso del Alfa que antes parecía imponente e indiferente.

–¡No quiero! ¡No castigos! —colocó los brazos frente a su rostro como si quisiera bloquear algún golpe, sus ojos miraban al piso con miedo.

–Soy Jimin, Jiminnie —con temor estiró el brazo lentamente para tocarlo, pero el Alfa gruñó, rechazando el contacto con una expresión de desconfianza y en defensa.

Jimin retiró su mano, notando la resistencia de Yoongi. La angustia se reflejaba en los ojos del Omega mientras trataba de comprender y encontrar una manera de ayudar.

–Hyung, soy yo, Jimin. No voy a hacerte daño. ¿Puedo acercarme? —preguntó con voz suave, tratando de transmitir calma y confianza.

El Alfa miró a Jimin, sus ojos aún reflejaban un rastro de temor, pero asintió levemente, permitiendo al Omega varón acercarse. Jimin avanzó con cuidado, extendiendo su mano con suavidad hacia Yoongi, buscando restablecer la confianza que la oscuridad momentánea había fracturado.

Tomó la mano de su Alfa, enlazando sus dedos, sonriendo levemente para entrar en confianza y calmarlo.

–¿Ves? Todo está bien, soy tu Omega —acercó su rostro a la mano que sujetaba y pegó su suave mejilla al dorso de esta– Los Omegas no podemos hacer daño a nuestros Alfas.

Yoongi analizó el rostro del ser frente a él, recordando que la persona que lo está tocando no es capaz de hacerle algún daño. Jimin era como su madre, un prisionero de su familia y alguien a quién debe proteger.

–Ji-Jimin —su voz apagada entristece su corazón, con mucho cuidado y delicadeza, abraza a Yoongi recargando su espalda contra su cama para su comodidad y para que el Alfa pueda estar cerca de su hombro.

–No necesitas hablar, solo relájate —pasa sus dedos por el cabello oscuro dándole caricias para que descanse.

La habitación se llenó de un silencio reconfortante mientras Jimin envolvía a su Alfa en un abrazo protector.

El suave murmullo de Jimin y el cálido abrazo gradualmente tranquilizaron a Yoongi. Se permitió aflojar la tensión en su cuerpo, permitiendo que la seguridad de su presencia disipara los vestigios de la oscuridad que lo habían envuelto.

Jimin, con paciencia y ternura, continuó acariciando el cabello de Yoongi, proporcionándole un confort silencioso.

–Gracias, Jimin —susurró Yoongi, rompiendo el silencio con gratitud. –No sé qué habría hecho sin ti.

Jimin sonrió con ternura. –Somos pareja, hyung. Estamos aquí para apoyarnos mutuamente.

Asiente sin reflexionar sobre el peso de esas palabras; su deseo es descansar y liberar su mente, escapar de ese lugar que llaman "hogar" pero que solo destila un insoportable olor a sangre putrefacta.