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| ⵢᕼᗅ߄⌷Ⱎ  |

En el Norte...

Todos estaban listos para la fiesta, solo faltaba que el cumpleañero bajara. El Alfa subió al segundo piso sin prisas, ansioso por ver la expresión de su cachorro al ver el banquete y la decoración que había ordenado hacer. Solo quería lo mejor para su bebé.

Finalmente, llegó a la puerta de la habitación del Omega, recordando con una sonrisa todos los momentos felices que habían compartido en ese mismo lugar. Tocó la puerta y esperó a que le dieran permiso para entrar... pero no hubo respuesta. Volvió a tocar, acercando su oído a la puerta en caso de que no lo hubieran escuchado, pero solo se encontró con un silencio absoluto.

–¿Jimin? ¿Pasa algo? –preocupado, agudizó su oído para captar cualquier sonido que viniera de la habitación. Esperó, pero no se escuchaba ni el más mínimo ruido tras esa puerta.

Alejó la cara de la puerta y finalmente decidió abrirla.

–¿Jimin? –la habitación frente a sus ojos estaba completamente vacía, con varias cosas fuera de lugar. Su cachorro era muy ordenado y no le gustaba que las cosas estuvieran desordenadas.

Registró el baño, el balcón, debajo de la cama, dentro del armario e incluso detrás de la cómoda, pero no encontró ni rastro del Omega.

Desconcertado, salió de la habitación y, al dar un paso, empujó algo con el pie. Bajó la mirada y descubrió un regalo sin abrir. Lo tomó, examinándolo en busca de alguna pista, pero no había ninguna nota ni indicación de a quién o de quién era.

–¿Qué diablos es esto? –dudoso, abrió el regalo y encontró una carta junto a una pequeña caja de regalo. Tomó la carta y la giró para ver quién la había escrito.

"Feliz cumpleaños, mi querido cachorro.

De Park Shin Hye, tu madre."

La caja de regalo cayó al suelo, las manos de Jung Hong temblaron y sus ojos no podían apartarse de esa fina caligrafía que conocía tan bien. Rápidamente, el Alfa abrió el sobre con cuidado y sacó la carta, comenzando a leer.

Mi dulce niño:

Desde el momento en que te tuve entre mis brazos, supe que eras especial.

Quedé totalmente cautivada por ti, eras el amor de mi vida. Tus ojitos brillantes eran mi debilidad, tus manitas regordetas eran lo más suave que había sentido y tu sonrisa iluminaba mi mundo por completo.

Espero que algún día encuentres a alguien que te ame de la misma manera en que yo te amo, o tal vez incluso más, como tu padre, quien estoy segura de que está de acuerdo conmigo. Eres nuestro tesoro, mi pequeño.

Con todo mi amor, tu madre."

El Alfa se dejó caer en el suelo, sosteniendo la carta cerca de su corazón mientras las lágrimas corrían por su rostro. La ausencia de su amada esposa se hacía sentir más intensamente en ese momento. Recordó todas las veces que ella lo había apoyado, incluso en sus peores momentos. Nadie más entendía su lado oscuro y su temperamento como ella.

Con una mezcla de tristeza y gratitud, el Alfa cerró los ojos y recordó los momentos felices que compartieron juntos. Los abrazos reconfortantes, las risas compartidas y el amor incondicional que siempre le brindó. Aunque su partida le causaba un dolor profundo, también le recordaba la suerte que tenía de haber tenido a alguien tan especial en su vida.

вє мιηє 🌙 [ уσσηмιη ] 🌙Where stories live. Discover now