вє мιηє 🌙 [ уσσηмιη ] 🌙

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| 几モレモ尺 几ロイ |

"Yong Sun nos visitará esta noche" susurró la voz de su lobo mientras los betas lo rodeaban, tomando sus medidas.

–¿Jimin? —La Omega del Alfa colocó su pálida mano sobre su mejilla para llamar su atención. Él se sobresaltó, provocando una delicada risa de su parte– ¿Tienes miedo? Sé que todo esto es horrible, pero resiste un poco más. Todo estará bien.

El Omega solo asintió, sin entender del todo a qué se refería. Solo quería que todo terminara para poder retirarse a la habitación que le habían asignado.

–Bueno, para no molestarte más, necesito saber: ¿qué color te gustaría para tu traje? Yoongi te conseguirá lo que desees —le guiñó el ojo con una sonrisa juguetona, como si nada malo estuviera pasando y solo se estuvieran preparando para un gran evento.

Jimin forzó una sonrisa, intentando seguir el juego.

–Blanco, supongo —dijo con voz baja, aunque la elección del color parecía trivial en comparación con el caos que los rodeaba.

–Perfecto, blanco será entonces —respondió ella, su tono ligero contrastando con la tensión palpable en el aire. Se giró hacia los betas que esperaban—. Ya lo escucharon, blanco.

Mientras los betas tomaban nota y se retiraban, Jimin no podía evitar sentir que el traje era lo último que importaba en ese momento. Sus pensamientos volvieron a Yoongi y a lo que podría estar planeando para el banquete.

–¿Sabes algo? A tu madre le encantaba el color blanco. Siempre vestía con prendas blancas —ella sonrió con nostalgia, recordando tiempos más felices—. Solíamos asegurarnos de que no se ensuciara demasiado, especialmente porque lavar a mano en casa era la norma y queríamos proteger sus manos, eran demasiado bonitas para sufrir maltratos.

–Sí, mamá siempre cuidaba mucho de sus manos —dijo con cariño, recordando cómo solía ayudarla con las tareas del hogar para evitar que se lastimara.

La sonrisa de Taeyeon se desvaneció ligeramente cuando el recuerdo de la madre de Jimin se mezcló con el presente sombrío en el que se encontraban.

–Jimin, cada día me torturo pensando en tu madre, que fue mi mejor amiga, y en ti, que eres lo último que queda de ella en este mundo —se acercó al Omega con ternura, tomando sus manos con delicadeza, esperando algún rechazo que no llegó—. Te lo juro, por el recuerdo que tengo de tu madre, que saldrás de este lugar y encontrarás la felicidad en el futuro.

El Omega mordió su labio inferior con fuerza para contener cualquier ruido que amenazara con escaparse. Aun recordaba vívidamente el día en que su madre murió de la forma más triste y horrible posible. Estaba furioso con Lee Minho, pero no podía culpar a la hermosa mujer que sostenía sus manos con tanto cuidado y cariño. No se sentía capaz de odiarla nunca.

–No tiene por qué lamentarse, no fue su culpa. Ella solo quería ayudar y protegerlos. Aprecio su juramento, pero no necesito que lo haga. Mejor prometa que usted estará bien y que escapará cuando tenga la oportunidad —le dio un pequeño apretón a sus manos con afecto, esperando sinceramente que ella pueda seguir adelante con su vida sin ese Alfa.

Taeyeon solo sonrió y asintió, no podía decirlo, pero al menos su gesto valía para saber que buscaría una forma de escapar de ese sitio.

–Muchas gracias, no te quito más tiempo. Descansa esta noche y esperemos que mañana sea un buen día. –con una sonrisa serena, ella se alejó y se acercó a la puerta. Justo antes de abrirla, se giró hacia él y, con una pequeña sonrisa, agregó–: Yoongi es muy afortunado de tenerte como alma gemela. Ustedes dos se complementan a la perfección.